Los hospitales de Manaos se quedan sin oxígeno en un segundo colapso sanitario por la pandemia
El Gobierno de Bolsonaro y el de Amazonas, que minimizaron la emergencia en Brasil, corren contra reloj para trasladar pacientes a otros Estados y conseguir importar el insumo
“Es difícil tener que elegir qué pacientes recibirán oxígeno suplementario: los que tienen más posibilidades (de sobrevivir)”. Las palabras son de un médico brasileño del Hospital Universitario Getúlio Vargas de Manaos, la mayor ciudad de la Amazonia brasileña y epicentro de una nueva crisis sanitaria incluso más dramática que la sufrida al inicio de la pandemia. Al menos dos personas murieron en Manaos este jueves debido a la falta de oxígeno en los centros sanitarios, colapsados por el aumento de hospitalizaciones por la covid-19. Las escenas de desesperación de familiares, médicos y enfermeras se multiplicaron. La situación es crítica, admiten las autoridades del Estado y del Gobierno de Jair Bolsonaro, tras meses de negligencia pese al avance de la pandemia. En los primeros 14 días de enero murieron más personas a causa del coronavirus que entre abril y diciembre.
De momento, la Fuerza Aérea ha comenzado a trasladar pacientes que están estables a otros estados y existe una carrera desesperada para conseguir botellas de oxígeno en Manaos, con pacientes pagándolo de su propio bolsillo o importándolo, incluso por vía fluvial, desde otras ciudades.
El médico del hospital Getúlio Vargas, que pide quedar en el anonimato, cuenta que a todos los pacientes les administraron una fracción menor de oxígeno, ya que las existencias el jueves solo eran suficientes para ocho horas. Familias y agentes de policía se movilizaron en servicios de urgencias y centros de salud para transportar tanques de oxígeno; en algunos centros los parientes de los enfermos protagonizaron protestas. En el servicio de urgencias de Coroado al menos dos pacientes fallecieron mientras esperaban que alguien les atendiese.
El ministro de Salud, el general Eduardo Pazuello, se refirió a la situación de Manaos el jueves por la noche al comparecer con el presidente Bolsonaro en un directo de Facebook. “La atención sanitaria en Manaos ha colapsado, la cola para las camas de hospital crece bastante, hoy tenemos a 480 personas en cola de espera”, dijo. El titular de Salud estuvo a comienzos de la semana en la ciudad amazónica y allí exigió que los pacientes de covid-19 fueran tratados con cloroquina pese a que carece de respaldo científico en el mundo, a pesar de contar con la aprobación de algunas asociaciones médicas en Brasil.
Brasil es el segundo país en muertes (más de 205.000) y el tercero en casos (ocho millones) por una pandemia cuya gestión ha estado marcada por los intentos del presidente de minimizar la gravedad de la pandemia y la politización del asunto. A diferencia de Argentina, México o Indonesia, Brasil no ha comenzado aún la vacunación. Dos inyecciones candidatas están siendo analizadas por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), que tiene previsto dictaminar el domingo próximo si las autoriza o no. Son las fabricadas AstraZeneca/Oxford (comprada por el Gobierno federal) y la formulada por la china Sinovac (comprada por el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria). En caso de que sean autorizadas la vacunación comenzaría el jueves 20 de manera simultánea en varias ciudades, anunció el jueves el ministro Pazuello. Las hipótesis de que Manaos podía haberse convertido en la primera ciudad del mundo en alcanzar la inmunidad de rebaño quedaron desmentidas en los últimos meses.
Petición de ayuda a Venezuela
El traslado de los enfermos en aviones de la Fuerza Aérea a otros estados intenta desahogar la demanda de oxígeno que ha registrado un aumento del 160% con respecto al primer pico en abril y mayo pasados. Entonces el consumo máximo fue de 30.000 metros cúbicos al mes. Ahora la demanda se ha disparado a 76.000 metros cúbicos al día, según el principal proveedor del gas al Gobierno regional, la fábrica White Martins. Es el triple de la capacidad de producción. Tanto es así que la compañía ha pedido ayuda a Venezuela. La Fuerza Aérea ha llevado a Manaos un cargamento de oxígeno este viernes que será distribuido entre centros sanitarios.
Los hospitalizados suman 2.205 personas en los sistemas público y privado, en un escenario de escasez de camas convencionales y de UCI. Pese a la pandemia no se produjo ningún aumento de la capacidad efectiva de atención intensiva del Estado, toda concentrada en Manaos, sino una redistribución de camas. En Amazonas ya se han computado 5.900 fallecimientos, un estado de 4,2 millones habitantes.
Se ha puesto en marcha una operación fluvial y aérea para llevar a Manaos oxígeno de plantas de otros estados pero no es fácil. El viaje dura entre cuatro y cinco días en transbordador. Un C310 requeriría 35 viajes para satisfacer la demanda diaria.
Durante este segundo colapso escasean medicamentos e incluso profesionales sanitarios. “La mayoría (de los centros) tiene personal de baja. Además, los que trabajan reciben batas y guantes de baja calidad, con un gramaje inferior al recomendado para las UCI”, afirma el presidente del Consejo Regional de Enfermería de Amazonas, Sandro André.
Nueva cepa y contagios acelerados
La Fundación de Vigilancia Sanitaria de Amazonas (FVS-AM) ha confirmado el hallazgo de una nueva cepa del coronavirus que está circulando los últimos días por el Estado, a una velocidad de transmisión del nivel de la registrada en el pico de abril. “La tasa de transmisión está en un 1,3. Significa que, para cada 100 personas, se contagian 130 cada siete días”, afirmó la directora de la FVS-AM, Tatyana Amorim.
Las protestas populares lograron en diciembre que el Gobierno de Amazonas diera marcha atrás y no decretara un confinamiento. Pero ahora ha decretado el toque de queda de 19.00 a 6.00 horas. Y el vecino Pará ha vetado la entrada de barcos desde Amazonas.
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