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Galardonados tres biólogos marinos por estudiar la muerte de corales, los manglares y la sobrepesca

El Premio de la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento ha galardonado a Carlos Duarte, Terence Hughes y Daniel Pauly

Esther Sánchez
El biólogo Carlos Duarte, premio Fronteras del Conocimiento.
El biólogo Carlos Duarte, premio Fronteras del Conocimiento.MARÍA MERCEDES BRAVO (BBVA)

Los arrecifes de coral mueren a una velocidad inaudita, los océanos se acidifican, la sobrepesca cerca a las especies... Mares y océanos se han convertido en uno de los ecosistemas más alterados y presionados del mundo por la humanidad y el cambio climático. Son los problemas que afrontan desde hace años los tres biólogos marinos premiados este martes por la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación: Carlos Duarte, Terence Hughes y Daniel Pauly.

El español Carlos Duarte, titular de la Cátedra Tarek Ahmed Juffali en Ecología del mar Rojo en la Universidad Rey Abdalá de Ciencia y Tecnología (Arabia Saudí), ha demostrado la importancia de las praderas oceánicas y manglares como sumideros de dióxido de carbono -el principal gas de efecto invernadero- y para frenar los efectos de tsunamis o tormentas en los litorales. Los considera "los bosques ocultos de la biosfera", porque “pese a que representan el 0,2% del área de los océanos, son responsables del 50% del carbono que se entierra en los sedimentos marinos”. Su capacidad de fijar este gas supera a la de la Amazonia. "Una hectárea de pradera de posidonia en el Mediterráneo es equivalente a 15 hectáreas de bosque prístino amazónico en cuanto a su capacidad para fijar el carbono", ha explicado tras conocer que había recibido el galardón. La efectividad de estas barreras como defensa quedó demostrada en el tsunami del océano Índico de 2006, en el que murieron casi 250.000 personas. "Las zonas donde había manglares y praderas submarinas no sufrieron prácticamente mortalidad humana", ha comentado. 

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Estas evidencias han contribuido a que se produzca un cambio de actitud de muchos países en los que antes no se prestaba atención a estos hábitats y donde ahora "son el centro de atención". Lo que conduce a que cada vez exista un mayor interés por la Iniciativa Carbono Azul -término que acuñó él-, un programa global que aspira a mitigar el cambio climático restaurando los hábitats amenazados. El aumento de la concienciación de la importancia de estos ecosistemas, ha provocado que se estén empezando a recuperar manglares en el Mar Rojo. 

Terence Hughes, referente mundial en los arrecifes de coral y director del Centro de Excelencia para los Estudios sobre la Barrera de Coral de la Universidad James Cook, en Australia, alertó a principios de los años 90 de la degradación que estaban sufriendo estos frágiles ecosistemas. La Gran Barrera de Coral australiana se encuentra en una situación crítica por el aumento de temperaturas. Con todo, el científico y activista considera: “Todavía no es demasiado tarde. La ventana de oportunidad para salvar los arrecifes de coral sigue abierta, pero se está cerrando rápidamente, así que no podemos perder más tiempo y debemos actuar ya para reducir las emisiones contaminantes”.

Sus investigaciones han desvelado el impacto que sufren los arrecifes de coral a consecuencia del calentamiento y la acidificación de los océanos, la contaminación y las enfermedades. Y advierte de que no son solo "lugares hermosos donde personas con recursos económicos pueden ir a disfrutar de sus vacaciones. No debemos olvidar que hay 400 millones de personas que dependen de ellos para su seguridad alimentaria y su bienestar”.

Daniel Pauly, catedrático y fundador del proyecto Sea Around Us de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, se ha centrado en el declive de las poblaciones de peces a escala mundial. Su trabajo ha desvelado la gravedad de la pérdida de biodiversidad marina, sacando a la luz datos que se pasan por alto en las estadísticas como la pesca artesanal y los descartes, que empeoran las cifras de sobrepesca mundial. Para ello ha desarrollado herramientas informáticas como la enciclopedia online FishBase, la mayor base de datos digital sobre peces con información de 34.000 especies. Pauly considera que el impacto de las pesquerías en los sistemas marinos está por encima del de la contaminación.  Gracias a un potente método computacional, ha demostrado que los peces se desplazan hacia los polos a razón de cinco kilómetros por año. La situación es tan grave que "se está provocando que los océanos pierdan su capacidad para suministrarnos alimento", dice Pauly, que también considera que aún hay tiempo para actuar.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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