La Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Cantabria prorrogan sus cierres perimetrales
Las tres regiones se suman a Navarra, que anunció la extensión del confinamiento de la comunidad este lunes
Las restricciones sociales se alargan en España. Pese a la caída sostenida de la incidencia en los últimos días, la curva epidémica sigue en niveles muy altos (465 casos por 100.000 habitantes) y las comunidades apelan a la prudencia: las limitaciones sociales continúan y varias comunidades, como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Cantabria, han prorrogado sus confinamientos perimetrales. Navarra también comunicó la ampliación de esta restricción el lunes y Cataluña, que ha anunciado un plan de desescalada en varias fases, ya prevé alargar las restricciones más allá de Navidad: previsiblemente, sus fiestas serán con reuniones de no más de 10 personas y toque de queda incluso en fin de año. Los expertos advierten de que es pronto para relajar medidas y piden no bajar la guardia.
La región más poblada que ha anunciado la prórroga de sus restricciones este martes ha sido la Comunidad Valenciana, con cinco millones de habitantes. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha anunciado su intención de ampliar hasta el 9 de diciembre el cierre perimetral, aunque la decisión no se abordará formalmente hasta el viernes. El confinamiento, en vigor desde el 30 de octubre, ha sido recurrido ante el tribunal superior de justicia valenciano que lo ha enviado al Tribunal Supremo para que decida sobre la prohibición de salir de la Comunidad sin causa justificada. “Tal y como están evolucionando las circunstancias, la normalidad aconseja que se continúe con la perimetración de la comunidad”, ha dicho el presidente durante una visita a la refinería de BP en Castellón. Además se mantendrá el toque de queda, en vigor desde el 22 de octubre, y las nuevas restricciones de aforo en comercios y bares y restaurantes. El ocio nocturno continuará cerrado. Después de más de un mes de cierre [en el que está incluido el puente festivo de diciembre], y en función de la evolución de la pandemia, la Generalitat revisará su política de restricciones.
Los presidentes autonómicos pueden imponer el cierre de sus comunidades en virtud del decreto de estado de alarma aprobado el 25 de octubre por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Las únicas que no han impuesto esta medida son Galicia, Extremadura y las islas, mientras que Madrid solo lo hizo en dos puentes festivos.
El Ejecutivo valenciano notificó este lunes 28 nuevos fallecidos por coronavirus desde el pasado viernes, 481 nuevos contagios y 56 brotes desde el sábado. Además hay 1.661 personas hospitalizadas por la covid-19 (174 más que en la última actualización), de las que 283 están en cuidados intensivos. El balance en las residencias de mayores arrojaba además 90 nuevos contagiados y siete fallecidos. El último brote grave se detectó en las residencias de Llíria y la Pobla de Vallbona, con 64 positivos. Los departamentos de Sanidad y de Políticas Inclusivas están estudiando el origen de estos brotes masivos y si se ha incumplido alguna medida de prevención.
La incidencia del virus por 100.000 habitantes en las últimas dos semanas en la región (284,29) está por debajo de la media española (470,26), según el último informe de Sanidad. Es menor que el viernes, cuando alcanzó los 311,09 casos.
En la misma línea que la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha ha decidido prorrogar el cierre perimetral de la autonomía en el Consejo de Gobierno celebrado este martes por la mañana. Según fuentes del Ejecutivo, la prohibición de entrar y salir de la región salvo por razones de fuerza mayor estará en vigor al menos hasta el martes de la semana que viene, 24 de noviembre, cuando el Gobierno volverá a evaluar la evolución de la pandemia.
La incidencia acumulada del virus en Castilla-La Mancha (465,99) es similar a la media nacional. Lleva varios días cayendo, pero está muy por encima de los índices con los que los expertos consideran controlada la transmisión del virus.
Asimismo, el Gobierno de Cantabria ha anunciado este martes que prorrogará hasta el miércoles 2 de diciembre el cierre perimetral de la comunidad autónoma y las limitaciones de la movilidad entre sus municipios. La Dirección General de Salud Pública ha justificado la decisión en que Cantabria está en una situación de “riesgo extremo” con una incidencia acumulada, según el informe del lunes del Ministerio de Sanidad, de 522,65 casos por cada 100.000 habitantes, ligeramente por encima de la media del resto de comunidades. Esta región y Asturias son las únicas cuya incidencia del virus creció en el informe de Sanidad del lunes respecto al del viernes.
Aunque la incidencia es dispar en los municipios cántabros y en la última semana se aprecia “una tendencia a la estabilización” del número de nuevos casos, las autoridades sanitarias observan “transmisión comunitaria no controlada en un gran porcentaje de la población”. Por esa razón consideran clave “evitar la movilidad de personas de áreas más afectadas y evitar el contagio de las que menos lo están”, explica el Ejecutivo cántabro.
Cierre perimetral de tres concejos asturianos
Por otro lado, las autoridades sanitarias asturianas han acordado este martes establecer el cierre perimetral de los concejos de Langreo, Laviana y San Martín del Rey Aurelio, municipios de la cuenca del Nalón en los que viven unas 70.000 personas y que en los últimos días han visto incrementada la tasa de incidencia del coronavirus muy por encima de la media regional. El acuerdo ha sido adoptado en el encuentro telemático que han mantenido responsables de la Consejería de Salud con los alcaldes de estos tres municipios, en los que quedará limitado el movimiento de personas dentro de sus límites comarcales, como ya ocurre en las tres principales ciudades asturianas ―Oviedo, Gijón y Avilés― desde el pasado 24 de octubre. Esta medida se suma al cierre perimetral de todo el Principado.
Luz verde al café para llevar en Euskadi
El Gobierno vasco ha vuelto a permitir este martes a bares y restaurantes vender cafés y bebidas no alcohólicas siempre que sean para llevar, aunque no formen parte de un pedido de comida, informa Mikel Ormazabal. El Ejecutivo ha recordado sin embargo que el consumo en la vía pública está “expresamente desaconsejado”. Hasta ahora se obligaba a que la adquisición de cafés estuviera ligada a la compra de comida, por lo que los bares vendían junto con la bebida algún comestible como pinchos o piezas de repostería. Esta decisión ha sido adoptada por el Departamento de Salud, que ha actualizado los criterios interpretativos del decreto que ordenaba el cierre de los establecimientos de hostelería y restauración.
Cataluña prevé abrir bares y restaurantes al 30% hasta las cinco de la tarde a partir del lunes
Otro gran anuncio de este martes respecto a las restricciones en las comunidades es la intención de Cataluña de reabrir la restauración el próximo lunes 23 de noviembre. La comunidad, instalada en una curva epidémica descendente, previsiblemente, comenzará por flexibilizar las restricciones en uno de los sectores más azotados por las limitaciones en esta segunda ola. Tras más de un mes cerrados a cal y canto, el borrador del plan de desescalada del Govern contempla que los bares y restaurantes reabran el lunes con el 30% del aforo, tanto en terrazas como en interiores, y hasta las cinco de la tarde. Esta medida, no obstante, es susceptible de algún cambio tras las reuniones del Ejecutivo catalán con el sector, matizan desde el Govern.
Cautela en la desescalada
Los expertos consultados, por su parte, coinciden en que es demasiado pronto para pensar en desescalar las restricciones sociales. La curva epidémica todavía está muy alta, los contagios se cuentan por miles y la transmisión no está, ni de lejos, controlada. “La presión para tratar de reactivar la situación económica es enorme y se pueden cometer errores de ir demasiado deprisa en la desescalada. La incidencia acumulada está muy alta y no se puede ir a una reapertura alegre porque tenemos 12 provincias con más de 800 casos por 100.000 habitantes”, advierte Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los epidemiólogos coinciden en que el escenario ideal para iniciar una desescalada sería cuando la incidencia media estuviese por debajo de 50 casos por 100.000 habitantes y la positividad de las PCR, por debajo del 5% (ahora está en el 12,3%). “Nos va a tocar mantener restricciones durante meses, probablemente hasta el verano. El grueso de las medidas, como las restricciones de aforo, la prohibición de encuentros de más de seis personas o el toque de queda, tendrán que mantenerse. No se puede hacer una desescalada como la de la primera ola, animando a todo el mundo a reencontrarse”, señala Salvador Peiró, epidemiólogo de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana.
Los expertos insisten en la necesidad de evitar precipitaciones en la desescalada. López-Acuña pide “cautela y parsimonia”. Sin prisas. “Tiene que ser progresivo, esperar 15 días a ver si se producen rebotes”, apunta.
Más contundente se muestra, sin embargo, Rafael M. Ortí Lucas, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. “Con 500 casos por 100.000 no somos capaces de controlar la situación epidemiológica. Es el momento de reforzar la estructura de salud pública y hacer comunicación sanitaria a la ciudadanía, pero hasta que no se pueda garantizar un control del nivel de transmisión y que se pueda rastrear y ordenar cuarentenas a cada caso que se detecte, no se puede desescalar. No deberíamos confiarnos”, zanja.
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