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El planeta se acerca al peligroso límite de los 1,5 grados de calentamiento global

Este julio ha sido el tercero más cálido desde que hay registros y la reducción del hielo marino en el Ártico se encamina hacia un nuevo récord

Una mujer bebe agua en Córdoba, durante la ola de calor de principio de agosto.
Una mujer bebe agua en Córdoba, durante la ola de calor de principio de agosto.Salas (EFE)
Manuel Planelles

La crisis climática que está atravesando el planeta no se toma vacaciones. El de este año ha sido el tercer mes de julio más cálido en el mundo desde que hay registros fiables. Los dos anteriores más calurosos fueron 2019 y 2016, según los datos difundidos este jueves por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), dependiente de la Comisión Europea.

El calentamiento global es constante y se ha acelerado en esta última década. Desde 2002 cada mes se registran temperaturas superiores a la media. Y el planeta es ahora alrededor de un grado más cálido que en la etapa preindustrial (el periodo 1850-1900). Pero cada vez parece más cercano el momento en el que se supere la frontera psicológica del grado y medio de calentamiento global respecto a esos niveles, uno de los límites que fija el Acuerdo de París.

Un reciente estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) abre la puerta a que el planeta rebase esa barrera del 1,5 grados en alguno de los próximos cinco años de media. El análisis, liderado por Oficina Meteorológica del Reino Unido (Met Office) y en el que participan una decena de instituciones internacionales, entre las que figura el Barcelona Supercomputing Center–Centro Nacional de Supercomputación (BSC), advierte de que a medida que pasa el tiempo hay más posibilidades de que se supere ese límite.

“Nos estamos acercando al umbral de temperatura que se fijaron los propios países”, advierte Francisco J. Doblas, jefe del departamento de Ciencias de la Tierra del BSC, en referencia a los objetivos del Acuerdo de París. Ese pacto de lucha contra el calentamiento, que se cerró en la capital francesa en 2015, establecía como meta principal “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 grados”.

El informe liderado por el Met Office, que parte de alrededor de 150 simulaciones informáticas en las que se tienen en cuenta las variaciones naturales y la influencia humana en el clima, concluye que existe un 24% de probabilidad de que en alguno de los próximos cinco años se llegue a ese umbral del 1,5. Y si se mira solo la temperatura media mensual, la posibilidad de alcanzarlo —algo que ya ocurrió en febrero de 2016 de forma excepcional debido a la gran influencia del fenómeno del Niño aquel año— se eleva hasta el 70%. “Esta es una señal climática importante”, advierte Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus.

¿Se incumple ya el Acuerdo de París?

Sin embargo, pese a la importancia de esa señal, los especialistas consultados rechazan que llegar a esa barrera durante algunos meses o años concretos pueda considerarse como que ya se ha incumplido el Acuerdo de París. “Se trataría de una fluctuación temporal y hay que ver la tendencia general”, señala Buontempo. “El objetivo no es que no se sobrepase esa barrera en un año solo”, añade Doblas.

“El objetivo de París persigue estabilizar el calentamiento global a 1,5 grados respecto al periodo industrial. Sus objetivos son climáticos, lo que quiere decir que se aplican a promedios en periodos de tiempo suficientemente largos (típicamente 30 años o más)”, añade David Barriopedro, investigador el Instituto de Geociencias del CSIC. Es decir, la meta del pacto se refiere a que la temperatura no supere ese límite de los 1,5 de media en un periodo de varias décadas. “Ello no implica que las temperaturas se mantengan por debajo de 1,5 todos los años”, prosigue Barriopedro. Al tomar periodos largos lo que se persigue es evitar distorsiones causadas por fluctuaciones naturales, como ese fuerte fenómeno del Niño que disparó los termómetros en 2016.

El IPCC, el panel internacional de científicos vinculado a la ONU que asesora a los países en materia de cambio climático, advirtió en un informe especial en 2018 de que ese objetivo climático de 1,5 grados se superará de forma estable entre 2030 y 2052 si el ser humano continúa con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero. Para evitarlo, se necesita que las emisiones globales caigan a un ritmo del 7,6% anual durante esta década, algo que en este momento no figura en los planes de los Gobiernos del mundo (de hecho, esos planes llevarán a finales de siglo a un incremento de más de tres grados, según diferentes estudios).

Hielo ártico

El límite del 1,5 grados es más ambicioso frente al de los 2 grados. Y la diferencia entre quedarse en un punto y otro es la cantidad e intensidad de los impactos del calentamiento. Es decir, los modelos apuntan a que a más calentamiento esos impactos son mayores. Por ejemplo, en la “subida del nivel del mar, acidificación del océano, frecuencia y severidad de olas de calor, sequías o precipitaciones extremas en muchas regiones, impactos en biodiversidad y ecosistemas, riesgos en salud...”, enumera Barriopedro. Este especialista del CSIC también advierte de que ecosistemas sensibles podrían sufrir daños “duraderos o incluso irreversibles”. Dos ejemplos serían los arrecifes de coral y el hielo del Ártico, que son “especialmente sensibles al cambio climático”.

Precisamente, el hielo marino de la región ártica se está encaminando en estos momentos hacia un nuevo mínimo histórico. El boletín del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) difundido este jueves resalta que la “extensión de hielo marino en el Ártico en julio de 2020″ fue un 27% menor a lo normal (tomando como referencia el periodo 1981-2020). Buontempo vaticina que en septiembre se alcanzará el mínimo histórico de hielo marino en esta región debido a la baja producción en invierno y a las altas temperaturas en primavera y verano que favorecen su desaparición.

Como consecuencia, la ruta marítima septentrional, a lo largo de la costa norte de Siberia, “estuvo en gran medida libre de hielo”, ha informado Copernicus. “Las temperaturas también se situaron considerablemente por encima del promedio en la región, así como sobre el archipiélago canadiense y el Océano Ártico central”, añade este servicio dependiente de la Comisión Europea.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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