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Ciudad de México inicia el rastreo de contactos de los contagiados después de tres meses de pandemia

La región más afectada por el coronavirus en el país anuncia una nueva estrategia contra la covid-19 y planea que se apliquen hasta 100.000 pruebas al mes

Elías Camhaji
Un hombre en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México.
Un hombre en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México.Gladys Serrano (EL PAÍS)

Ciudad de México ha anunciado un viraje en su estrategia contra la covid-19, más de tres meses después de la llegada del virus al país. La capital ha comenzado a rastrear los contactos de las personas que se han contagiado para evitar la saturación de los hospitales, detectar de forma temprana los casos y acelerar un regreso gradual a las actividades tras el confinamiento. En el centro del plan está aumentar el número de pruebas, uno de los puntos que más se ha criticado al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la gestión de la pandemia, y pasar de 1.100 a 2.700 tests diarios, casi triplicando las muestras que se tomaban hasta antes de esta semana. El objetivo es llegar hasta las 100.000 pruebas al mes, ha dicho el miércoles Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno.

La ciudad más poblada de Norteamérica es la región más afectada en México, con más de 33.000 casos acumulados y 4.106 defunciones, y sigue pintada de rojo en el sistema de semáforos que ha establecido el Gobierno federal tras concluir la primera etapa de aislamiento social a finales de mayo. El temor es que haya un rebrote en la transición del confinamiento a la reanudación gradual a las actividades. Aunque las autoridades sanitarias aseguran que la capital se encuentra “en una meseta estable”, la escalada en el número de contagios por casos que tardaron semanas en registrarse aumenta las dudas sobre la posibilidad de realmente planear un regreso escalonado. “Creemos que esta puede ser la diferencia entre tener una apertura en la que se incrementa el número de contagios o mantenernos en el límite de lo que podemos atender”, ha asegurado Eduardo Clark, director de Gobierno de la Agencia Digital de Innovación Pública, a W Radio.

El plan ha arrancado esta semana e incluye visitas de brigadas que darán información casa por casa; intensificar el monitoreo de los casos activos y sus contactos a través de un cuestionario que se envía por mensajes SMS; un protocolo de atención temprana de síntomas y de enfermedades que pueden agravar el estado de los contagiados por el virus, como la diabetes y la hipertensión, y reducir los tiempos de entrega de resultados de las pruebas. Al detectar un contagio, el Gobierno local contactará por teléfono a las personas que convivieron con la persona infectada, aunque no se les dirá de quién se trata. Si dan positivo a la prueba, deberán asilarse durante 14 días. Está previsto que unos 2.000 funcionarios, que no pudieron continuar con sus labores por pertenecer a grupos de riesgo, asuman esa tarea.

Gran parte de los epidemiólogos que han criticado la estrategia del Gobierno de México celebraron la propuesta de intensificar el rastreo en la capital, sobre todo tras la reticencia inicial de aplicar pruebas masivas en todo el país y apostar por el modelo Centinela, un sistema de vigilancia epidemiológica que se basa en tendencias, ante la imposibilidad de tener datos censales de los contagios. “Es mejor ahora que nunca”, afirma Malaquías López Cervantes, profesor de Salud Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“El rastreo de contactos se había abandonado desde que se declaró la fase más crítica de la epidemia [el pasado 21 de abril]”, señala López Cervantes, “se había renunciado a la contención y se apostó por un modelo de mitigación, que dejaba correr al virus”. El docente argumenta que los casos no se dispararon porque la gente se mantuvo en casa, pero que la estrategia mexicana de un “confinamiento voluntario”, que apela a la responsabilidad de los ciudadanos, es “demasiado vaga” y ha hecho real la posibilidad de un regreso precipitado de la población a las calles. “Hay que mandar mensajes más tajantes”, afirma. “Es crucial no esperar hasta que los enfermos lleguen al hospital porque están llegando demasiado tarde”, apunta Jorge Ramírez, profesor de la UNAM. “Es un avance y es muy importante que más miembros de la comunidad se impliquen y no solo se resguarden", agrega.

Hugo López Gatell, subsecretario de Salud y portavoz de México ante la pandemia, también celebró la iniciativa de la capital, pero descalificó los exhortos de hacer más tests en todo el país. “Celebrar que se hagan más pruebas no tiene sentido”, ha dicho el subsecretario en conferencia de prensa, “todo depende de cómo se usan, en qué momento, a qué personas y qué decisión deriva de las pruebas”.

Las autoridades han asegurado que es demasiado pronto para definir los plazos de regreso a las actividades. El Gobierno dará a conocer este jueves los colores del semáforo para los 32 Estados del país, aunque ocho Estados gobernados por la oposición han dado la espalda al sistema federal y han anunciado “la nueva convivencia social”, su propio plan de reanudación de actividades. Aunque López Gatell ha anticipado que se alcanzará el punto máximo de contagios en varias partes del país, el portavoz ha descartado que existan contradicciones en el discurso gubernamental, pese a que el secretario de Salud, Jorge Alcocer, dijera que la pandemia “va a la baja” y López Obrador expresara que “se domó”.

“La eficacia de esta propuesta dependerá de cuántas personas se puedan diagnosticar y del seguimiento que se pueda hacer a sus contactos”, explica López Cervantes. La posibilidad de replicar la estrategia en otras partes del país también dependerá de cómo funcione para los más de 20 millones de habitantes de la zona metropolitana de Ciudad de México. “Nunca es tarde para tomar decisiones mejor enfocadas”, señala el especialista.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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