Los trabajadores de la limpieza en Ciudad de México están de luto
Más de 40 recolectores de basura han muerto por la covid-19. Sus compañeros, que continúan en las calles, piden material de protección y atención del Gobierno de la ciudad
Óscar Ruiz recibió el primer mensaje hace un mes y medio. El hijo de uno de sus compañeros, conductor de un camión recolector de basura como él, le contaba que su papá había muerto por la covid-19 y que quería que lo publicara en el grupo de Facebook de los trabajadores de la limpieza de Ciudad de México. Desde entonces, ha recibido más de 40 mensajes de familiares de compañeros que murieron por el virus. Con cada nombre publica una foto que le envían las familias. El viernes le llegó la de Antonio Gómez, que hace dos semanas había estado en el funeral de otros dos colegas —padre e hijo—, también contagiados. “La enfermedad ya empieza a estar entre nosotros. Ya estamos llegando a los 50 muertos”, dice por teléfono. Hace una semana falleció uno de sus tíos —que trabajaba en lo mismo que él— también por coronavirus y el hermano —otro tío— está en aislamiento porque dio positivo.
Desde hace 13 años, Ruiz, de 29, vive de barrer en calles de la Alcaldía Gustavo A. Madero, que hasta el lunes reportaba 4.070 casos, más de 1.000 sospechosos y 578 muertos por la covid-19. “Tenemos miedo. Estamos todos los días recorriendo un lugar con alto contagio y solo tenemos un cubrebocas y un tarro de cloro para echarle a la basura”, cuenta. Según él, después de unos tapabocas que les repartió el Gobierno al principio de la pandemia no han vuelto a recibir nada. “Se protege el que puede y también el que cree porque muchos dicen que el virus no existe”.
Ruiz ha tomado la vocería de un grupo de trabajadores de limpia para pedir protección. Insiste en decir que, aunque les prometieron insumos y analizar una posible prestación económica por el riesgo a la infección, no han recibido nada. La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo el 28 de mayo que revisarían las peticiones y que mientras tanto las Alcaldías deberían seguir protocolos estrictos, que incluyeran hacerles pruebas. Ellos dicen que apenas les toman la temperatura.
“Aunque todos hablan de que somos esenciales, nadie nos ayuda. Estamos solos viendo cómo mueren nuestros compañeros”, repite Ruiz, que no ha dejado de trabajar a pesar de la pandemia. Más de 20.000 personas sobreviven de recoger la basura en la capital mexicana y aunque no todos tienen contrato, ninguno puede parar. Como él, muchos de sus compañeros viven en Iztapalapa, un sector con 1,8 millones de personas que ya roza los 6.000 contagios y alcanza las 718 muertes. “Estamos en riesgo por todas partes”, lamenta. Si salen del barrio a trabajar están en peligro y si se quedan, también. “La limpia está de luto”, escriben cada vez que anuncian una nueva muerte en Facebook.
Daniel Rodríguez, de 51 años, siente el riesgo. Cuenta la historia de Reimundo Flores, que después de una semana hospitalizado, murió. “Él era conductor. Cuando falleció, apartaron y desinfectaron su camión. A los que trabajaban con él, los mandaron a cuarentena”. Rodríguez cree que Flores se infectó en la ruta que hacía —y que él sigue recorriendo— en la colonia Pedregal de Santo Domingo, en la Alcaldía Coyoacán, en donde no siempre hay agua y ya hay más de 1.000 contagiados. “Solo una persona me ha advertido de que la basura que iba a recoger salía de una casa en donde hubo muertos por el virus”, relata.
Sony Gómez responde un mensaje diciendo que no tiene ganas de hablar con nadie. Su foto de perfil es un collage de imágenes de su papá, Antonio Gómez, en el camión que manejaba hasta que la fiebre lo obligó a quedarse en casa, en donde murió el viernes pasado. Su tío, Alejandro —también chófer— cuenta la historia: “El miércoles me dijeron que tenía calentura y que se iba a quedar acostado hasta que se le pasara. El viernes en la madrugada pidió agua y cuando se paró a recibirla le dio un infarto”. Tenía 48 años, era hipertenso y diabético. “En la tarde del mismo día ya lo estábamos velando. Yo me presenté solo un ratito. Fui a llevarle flores y a despedirme”. La última vez que se habían visto cada uno iba en su camión de trabajo. “Ambos tocamos el claxon, era una forma de saludarnos”, recuerda.
Tania Espinosa ha hecho seguimiento al impacto de la pandemia en los trabajadores informales de Ciudad de México. Desde Wiego, una organización que apoya a estos sectores, dice que a pesar de las muertes y de estar comprobado su riesgo no ha habido una política para protegerlos. “Muchos viven en hacinamiento, no tienen agua y trabajan en la calle. No pueden cumplir con ninguna de las medidas de prevención básicas”. Algunos apenas saliendo de la enfermedad han tenido que volver a las calles a barrer, cuenta Tania, que no se atreve a dar una cifra de cuántos de estos trabajadores han muerto por la covid-19 porque no todos están registrados y muchos son voluntarios. “Aunque desde 2016 la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México le pidió al Gobierno hacer un censo, no existe y por eso es difícil saber cuántos han fallecido si no es por las listas que llevan los compañeros”.
Los trabajadores de la limpieza parecen resignados a que la protección corra solo por su cuenta. Jesús Ortega, uno de ellos, recomienda en Facebook el uso del cubrebocas y alerta sobre el pico de la pandemia: “La otra semana estaremos con mucho peligro, tenemos que cuidarnos”. Unos mensajes después de su advertencia, Enrique Meléndez escribía que un familiar suyo que trabajaba en la Alcaldía Cuauhtémoc había fallecido por el virus y pedía que lo incluyeran entre las víctimas. “Se llamaba Rafael Rodríguez para que lo agregues por ahí”. Un nuevo nombre en la lista de los muertos por la covid-19 en México, que este miércoles superó los 15.000.
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