Los expertos defienden a la OMS ante las críticas
Los especialistas recuerdan que el coronavirus era un desconocido e insisten en que el conocimiento científico es un proceso de prueba-error
“Investigaciones preliminares llevadas a cabo por las autoridades chinas no han encontrado una clara evidencia de transmisión del virus de persona a persona”. Este mensaje, publicado el 14 de enero por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su cuenta de Twitter, ha acabado convertido en munición contra su gestión de la epidemia.
Preliminary investigations conducted by the Chinese authorities have found no clear evidence of human-to-human transmission of the novel #coronavirus (2019-nCoV) identified in #Wuhan, #China🇨🇳. pic.twitter.com/Fnl5P877VG
— World Health Organization (WHO) (@WHO) January 14, 2020
La información resultó ser falsa, como con dolor ha comprobado el mundo, mientras los equilibrios de la geopolítica llevaron a la OMS a vacilar a la hora de declarar la emergencia internacional. Tampoco ha escapado a los críticos el exquisito trato que el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha tenido siempre con el gigante asiático, unas buenas palabras que se mantenían pese a los sucesivos cambios que las novedades sobre el virus obligaban a adoptar en cuestiones tan importantes como el uso de mascarillas o los infectados asintomáticos.
“Son críticas interesadas”, lamenta Fernando García Benavides, catedrático de Salud Pública en la Universidad Pompeu Fabra. “Claro que la OMS se equivocó en algunas cosas, como muchos de nosotros. Pero utilizar eso para descalificar un organismo necesario y que pese a todo ha hecho un trabajo importante me parece un error”, añade.
El tuit de la OMS fue publicado cuando hacía solo una semana que un virus desconocido era el responsable del cúmulo de neumonías surgidas en Wuhan. “Estábamos ante algo totalmente nuevo. Y no debe olvidarse que el conocimiento científico es un proceso de prueba-error”, añade García Benavides.
La OMS reculó sobre las mascarillas el 6 de abril cuando, tras varias semanas defendiendo que no estaban recomendadas para personas sanas, empezó a contemplar su uso. También ha ido modificando posiciones sobre las restricciones en el movimiento de personas. Pero, de nuevo, los expertos coinciden: “Ha cambiado el mundo, cómo no van a cambiar algunas posiciones de los organismos internacionales”, afirma Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la OMS.
López Acuña no siempre ha aplaudido las decisiones del organismo. A finales de enero no dudó en criticar ante EL PAÍS que a la OMS le costara tres reuniones y siete días decretar la emergencia internacional. “No haberlo hecho la semana pasada ha creado un vacío de autoridad sanitaria internacional, que es precisamente el papel que debe ejercer. Esto ha propiciado que otros actores como Gobiernos y aerolíneas adopten sus decisiones de forma unilateral, que es el peor escenario”, censuró entonces.
Esto no quita que, con algunos peros, siga defendiendo el papel de unos organismos multilaterales que son el principal objetivo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. “Esto es una guerra fría, en este caso económica y contra China, que también va cambiando de escenario según el contexto. Y ahora este campo de batalla es la OMS”, añade López Acuña, profesor en la Escuela Andaluza de Sanidad.
“Pero también existen otras críticas, en este caso estructurales que no son nuevas y merecen ser escuchadas. Me refiero a potenciar el Reglamento Sanitario Internacional para dotar a la OMS de mejores herramientas en caso de pandemia, de hacer vinculantes algunas de decisión y dar más peso a otras”, añade. Los expertos no olvidan el duro golpe para la imagen del organismo que supuso ver cómo muchos de los grandes países desoían sus consejos sobre el cierre de fronteras, entre otras claves.
Llevadas al extremo, algunas teorías que rozan lo conspiranoico acusan a China de haber desarrollado el virus en un laboratorio y consideran que la OMS ha ayudado al gigante asiático a ocultar este hecho con su supuesto seguidismo inicial y los cambios posteriores en sus posiciones. En una entrevista con EL PAÍS, publicada a finales de abril, el director del laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología, Luis Enjuanes, desechaba esta hipótesis: “Es absurda. No se sostiene que ningún laboratorio esté preparando un patógeno sin tener de antemano la vacuna, porque al primero que se le puede volver en contra es a ese mismo laboratorio”, remachó.
Una evaluación con el antecedente del ébola
Es un documento de siete páginas aprobado el pasado lunes por la Asamblea de la OMS. Tras decenas de párrafos con el barroco lenguaje de este tipo de acuerdos, los países asistentes se comprometen a “iniciar, en el momento adecuado más temprano, y en consulta con los Estados miembros, un proceso imparcial, independiente y exhaustivo de evaluación” de la gestión hecha por el organismo de la pandemia.
“Es un mecanismo muy común en los organismos de la ONU”, explica Daniel López Acuña. “Esto permite escapar de los sesgos que puede tener una evaluación interna. Es mejor que sea externa, con expertos reconocidos internacionalmente que ahora serán elegidos”, añade. Considera este experto que la apertura de la investigación “es una respuesta a Donald Trump, pero no solo a él” y que también es una buena señal, “ya que muestra que los dirigentes de la OMS no están enrocados, sino abiertos a una evaluación de su gestión”.
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