El manco de espanto
Hay algo más fuerte que la vida o la muerte. Es la no muerte
Conseguí una cuarentena dentro de la cuarentena. El domingo 19 de abril cerca de Sammy’s Beach en East Hampton, Nueva York, andando en bicicleta, me rompí las dos muñecas. El momento mismo del accidente podría ya llenar 100 páginas de la novela que todo el mundo me dice que escriba y quizás por eso mismo nunca escribiré. Unos samaritanos en un Mercedes Benz 4x4 y un policía me lanzaban pañuelos sin atreverse a tocarme. El joven Teddy, que sí se atrevió, pidió a mi suegra cuando llegó a la escena, que le desinfectara su celular con cloro. Tirado en el suelo, sangraba abundantemente de la cabeza...
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