Polémica por el nuevo sistema de recuento de muertos de Cataluña
Los expertos critican que el sistema, que ha abierto una nueva batalla política, incorpore casos confirmados y sospechosos
El nuevo sistema de contar a los muertos por coronavirus adoptado por la Generalitat ha desatado críticas de los expertos y ha propiciado un nuevo enfrentamiento político. El Govern cuenta ahora los fallecidos en residencias y domicilios, y no solo los diagnosticados en hospitales. Uno de los problemas es que se incluyen los casos sospechosos además de los confirmados. Esa forma de contar puede inflar las estadísticas, impide comparar con otros territorios y se aparta de la línea fijada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El 1 de abril, la Generalitat ordenó a las funerarias que enviaran datos de los muertos por coronavirus y de aquellos que, pese a no haberse sometido a la prueba PCR, mostraran sintomatología compatible con la enfermedad. Dos semanas después, se han incorporado a las estadísticas y han añadido 3.242 muertes a las 3.855 que Cataluña registra según el método de conteo que las demás comunidades utilizan, y que es el que, aunque con fórmulas distintas, emplean los Gobiernos europeos (el español incluido): contar los fallecidos en centros sanitarios siempre que se haya confirmado el positivo por covid-19.
La Generalitat saca pecho y cree que los demás deben copiar su modelo. “Es oportuno para ver cómo se comporta la epidemia de forma mucho más real”, dijo la consejera de Salud, Alba Vergés, que incidió en que la “premisa” de la gestión debe ser “la transparencia". En la misma línea se expresó el presidente de la Generalitat, Quim Torra: “Sería muy buen ejercicio que el Estado lo hiciera. Los ciudadanos tienen derecho a saber lo que está pasando”.
El guante lo recogió el PP, que mostró su “preocupación” por la gestión de los datos por parte del Gobierno. Su portavoz de Sanidad, Cuca Gamarra, acusó de falta de transparencia a la información que da el ministerio y pidió que se incluyan también los casos “posibles y probables”.
Para el Gobierno, en cambio, la Generalitat solo ha generado más desorden. “Cualquier intento de confundir a los ciudadanos no aporta ninguna luz, sino que provoca una sensación de desconfianza”, dijo la ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, que instó a la Generalitat a no especular con las cifras e insistió en que se siguen los criterios fijados por la OMS, lo que permite comparar la evolución de la pandemia entre países.
Esa es una de las pegas de los expertos a la iniciativa de la Generalitat. “Sumar peras y manzanas puede ser un lío”, advirtió el jefe de Epidemiología del hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, sobre el hecho de que las cifras mezclen “casos posibles y casos confirmados”. Trilla, que también es asesor del Gobierno en la crisis, admite no obstante que, con los nuevos datos, la fotografía quizás sea “más ajustada” a la realidad, declaró en Catalunya Ràdio. “Estos días, con estos cambios, habrá un baile de cifras que no nos ayudará mucho a entender”, incidió.
Coincide con él Joan Ramon Villalbí, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria. “Es importante no comparar los datos del paro con los de población activa, porque no entenderemos nada. Aquí pasa igual”. Villalbí recuerda que la OMS indica que se cuenten los casos confirmados mediante prueba microbiológica. Y añade que los datos de las funerarias aportan “una pieza más del puzle”.
Los implicados en el conteo también tienen sus dudas. Josep Maria Pons preside Asfuncat, la principal patronal de las funerarias en Cataluña. Las empresas, dice, se basan en lo que el médico expresa en el certificado de defunción. “A veces ponen que es covid. Otras, covid no confirmado. O neumonía. Nosotros no podemos comprobarlo, hacemos un acto de fe. Todos esos datos los incluimos como coronavirus en el fichero que enviamos a la Generalitat”, explica. Dice, además, que tienden a ser “prudentes” por seguridad de todos. Cree también que al agregar los datos de residencias la cifra “se ajusta más” a la realidad, pero admite las limitaciones. “Los datos no son 100% fiables”.
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