La Fiscalía investigará el hallazgo de cadáveres en residencias de ancianos
El Ejército encontró cuerpos de fallecidos cuando acudió a desinfectar centros de la tercera edad
La situación de las residencias de mayores ha encendido este lunes todas las alarmas después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, revelase que la Unidad Militar de Emergencias (UME) había encontrado cadáveres de ancianos abandonados en la cama en varios de esos centros. “El Ejército, en algunas visitas, ha podido ver a ancianos absolutamente abandonados, cuando no muertos, en sus camas”, ha dicho Robles en declaraciones al Programa de Ana Rosa, de Telecinco. A última hora de este lunes, la Fiscalía General del Estado ha anunciado que ha decidido de oficio abrir una investigación sobre la presunta presencia de “personas ancianas, algunas de ellas enfermas, residiendo en situaciones extremas y malas condiciones de salubridad, así como residentes fallecidos” en centros de la tercera edad. El fiscal del Supremo, Manuel Dolz Lago, se encargará de recabar información para determinar “la gravedad de los hechos y su posible relevancia penal”.
“Vamos a ser absolutamente implacables y contundentes en el trato que se dé a los mayores en esas residencias”, había dicho a primera hora la ministra Robles en televisión. Tras asegurar que en la mayoría de ellas cuida se los ancianos como es debido, añadió que “todo el peso de la ley caerá sobre quienes no cumplan con sus obligaciones”.
El Ministerio de Defensa confirmó posteriormente que se habían encontrado cadáveres en varias residencias, en las que buena parte del personal se ha dado de baja tras detectarse el virus, pero no quiso detallar en cuántas ni en cuáles. La semana pasada trascendió la muerte de más de un centenar de ancianos en residencias de todo el país. Sin embargo, el Gobierno no dispone de la cifra de fallecidos en residencias. El Ministerio de Sanidad remite a las comunidades autónomas. La Comunidad de Madrid, la más golpeada por la pandemia, tampoco informa sobre el número de fallecidos.
Fuentes del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) insisten en que pueden existir casos puntuales de desbordamiento, pero que la mayoría de residencias está funcionando bien, aun encontrándose al límite debido a la falta de equipos individuales de protección y a los problemas de personal, ya que muchos trabajadores están afectados por la enfermedad o en cuarentena.
La UME inició el pasado fin de semana una campaña en las residencias de la tercera edad, convertidas en foco de contagio del coronavirus, a las que presta apoyo sanitario además de desinfectarlas. Solo este lunes tenía previsto inspeccionar 73 centros, 14 en la comunidad de Madrid. Además, el Gobierno informó este fin de semana de que las residencias que se encuentren desbordadas estarán obligadas a comunicarlo a la Subdelegación del Gobierno y a la comunidad autónoma para solicitar auxilio urgente de la UME.
Fuentes sanitarias explicaron que habitualmente los cuerpos de los residentes fallecidos se trasladan a un habitáculo refrigerado, denominado túmulo, donde se espera a que vayan a recogerlos los servicios funerarios. Sin embargo, cuando existen sospechas de que la muerte se ha debido a la Covid-19, el protocolo establece que no se les toque hasta que llegue el facultativo y el personal de la funeraria, equipados con bolsas y equipos de protección, permaneciendo mientras tanto el cadáver en la cama. El actual colapso de los servicios funerarios en Madrid, agregan las mismas fuentes, hace que puedan tardar hasta 24 horas en ir a recogerlo.
Dos trabajadores de una residencia del distrito madrileño de Usera han confirmado a EL PAÍS que la UME halló el domingo por la mañana, cuando fue a desinfectar el centro, el cuerpo de un anciano que había fallecido el día anterior. El cadáver estaba solo en la habitación. “Estuvo allí desde primera hora de la tarde. Llegué por la noche y por la mañana a las ocho seguía allí”, ha explicado José Manuel Martín-Lopi, recepcionista del centro. Una auxiliar de enfermería que prefiere no identificarse asegura que el cuerpo se retiró sobre las 11.30. “Normalmente, se tardan unas dos horas, entre que se hace el papeleo y se avisa a la familia. En este caso no fue así”, continúa Martín-Lopi. Una portavoz de la empresa ha asegurado que en todo momento se cumplieron los protocolos “a rajatabla” y que el fallecido no se podía mover, porque seguía siendo foco de contagio, hasta que llegara la funeraria.
Fuentes de la Consejería de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid aseguraron que no se les ha notificado ningún caso de este tipo, tampoco por parte del Ministerio de Defensa. A principios de febrero, la consejería anunció que abría un expediente a la empresa DomusVi, que ganó un concurso para encargarse de la residencia de Usera (pública de gestión privada) por su labor al frente de este centro.
El sector de la dependencia, mermado aún por los recortes de 2012, lleva días lanzando un grito de auxilio, pidiendo equipos de protección para los trabajadores, de tal manera que puedan evitar el virus y además impedir su propagación entre un colectivo especialmente vulnerable. José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, experta en el sector, ha criticado este lunes duramente las palabras de Margarita Robles, que ha tachado de “desafortunadas” y “vergonzosas”. “Los trabajadores del sector se están dejando la piel, sin recursos, sin apoyo sanitario, sin equipos de protección”, ha afirmado. Por ello ha reclamado que no se “criminalice” a unos empleados que se están portando como “héroes y heroínas”.
En la misma línea se ha manifestado Cinta Pascual, presidenta de la patronal Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPS): “Estamos hartos. Han abandonado a las residencias, muchas en Madrid, que pidieron auxilio y que no tienen recursos. Deberíamos concentrarnos en aunar esfuerzos, no en emitir estas declaraciones que solo generan alarma”.
Ante esta situación, la UME empezó a colaborar ayer en el traslado de cadáveres de fallecidos por coronavirus desde hospitales de la capital hasta la morgue instalada en el Palacio de Hielo, en el barrio madrileño de Canillas.
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