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Una médica jubilada: “Estamos para ayudar en lo que se pueda”

Unos 2.200 doctores retirados y médicos de la privada se ofrecen como voluntarios para paliar el colapso de los hospitales

Noor Mahtani
Cristina Belío, una de los 30 doctores jubilados que se han inscrito como voluntarios en La Rioja, trabajando este jueves desde su casa.
Cristina Belío, una de los 30 doctores jubilados que se han inscrito como voluntarios en La Rioja, trabajando este jueves desde su casa.

Hace dos años que Cristina Belío se jubiló y apenas cuatro días que volvió a su antiguo puesto de trabajo en el hospital San Pedro (Logroño, La Rioja). “La única diferencia es que ahora entro a las 12”, bromea por teléfono. Belío dedicó más de 30 años a la medicina preventiva y hoy, con 67 años, regresa como voluntaria. “Ahora toca ayudar en lo que se pueda”. La solidaridad es también el estandarte de la lucha contra la epidemia que azota España. En muchos rincones del país se han organizado grupos de profesionales que se ofrecen para aliviar la saturación de los hospitales. En apenas una semana, la lista de inscritos en la Comunidad de Madrid supera los 850. En Andalucía, 402. Más de 460 en Cataluña, 209 en Aragón y casi 200 en Canarias. Más de 2.200 jubilados, enfermeras y psicólogos, entre otros se apuntan a un registro que, afortunadamente, sigue creciendo.

Belío, procedente de Navarra, es una de los 30 voluntarios que ya están activos en La Rioja. En su mayoría son jubilados. “Nos pusimos rápidamente a disponibilidad del Colegio de Médicos porque hacemos falta. Los trabajadores están desbordados”, cuenta. Empezó dando a conocer los resultados de las pruebas de coronavirus, paciente a paciente. El pasado lunes pasó a formar parte del equipo de medicina preventiva, que ahora cuenta con tres especialistas, dos enfermeras y un auxiliar administrativo. “Cualquier ayuda es buena. Y al final nosotros tenemos mucha experiencia”, dice.

Sin embargo, esta médica es una excepción. En la mayoría de casos, los jubilados se encargan de tareas no presenciales como atender las llamadas de los ambulatorios o urgencias. Antonio Caballero (Zaragoza, 67 años) ya está al tanto de ello. “Aunque solo sea para tranquilizar a otros pacientes, tenemos que arrimar el hombro”, dice el que fue neumólogo más de 40 años en el zaragozano hospital Royo Villanova. Aragón aún no ha solicitado los servicios de los voluntarios pero Caballero insiste en la importancia de “adelantarse a los acontecimientos”. “Me parece alucinante que la gente colabore tanto. Todos estamos a disposición de las autoridades sanitarias”, añade.

Y a mayor necesidad, más colaboración. Los registros en la Comunidad de Madrid (la región con más muertes y mayor número de contagios de coronavirus) quedan desactualizados con el paso de las horas. El pasado viernes, el Colegio de Médicos de Madrid (Icomem) publicó un comunicado en el que hacían un llamamiento al espíritu de servicio y apelaban a la vocación: “Ahora más que nunca, nuestro compromiso con la sociedad debe cumplirse y estamos seguros de que los profesionales de la medicina van a responder como siempre lo han hecho”, decía el documento.

Miguel Ángel Chillón, presidente del colegio madrileño, y su equipo llevan desde entonces organizando en seis grupos a los voluntarios, en función de la información aportada en sus formularios de inscripción. Estas categorías incluyen: médicos de familia, urgencias, personal para residencias y hoteles habilitados, médicos hospitalarios (de las especialidades de medicina interna e intensiva), estudiantes de último año de Medicina y psicólogos y psiquiatras. Las clasificaciones pasarán a manos del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) para que ubiquen al personal donde más falta haga. “Tenemos que potenciar la atención primaria para que no se sigan saturando los hospitales. Necesitan médicos de familia que hagan de filtro”, explica Chillón sin dejar de clasificar voluntarios. A todos ellos se les hará, según el presidente del colegio, un contrato laboral, seguro de responsabilidad y de asistencia sanitaria, en principio, de tres meses de duración. Aunque prorrogable.

Entre los profesionales apuntados destaca la gran presencia de doctores extracomunitarios. Myriam Gorrochotegui, de 32 años, es una traumatóloga venezolana. En los cuatro años que lleva viviendo en España ha trabajado en ambulancias y centros sanitarios privados. Hace dos días que se sumó a las listas “para aportar todo lo posible”: “Desgraciadamente, los médicos venezolanos tenemos experiencia en trabajar con pocos recursos y bajo situaciones de mucho estrés. Podemos aportar mucho”, explica. De momento, tras una primera reunión con la Consejería de Sanidad de Madrid, el llamamiento es a incorporarse en la red reforzando centros de salud, dice Gorrochotegui.

"¿Quién cuida a los que cuidan?"

La salud mental de los sanitarios es también crucial. Por eso, el Colegio de Psicólogos de Madrid también ha creado una lista propia que servirá para asistir emocionalmente tanto a pacientes de coronavirus como a los propios trabajadores. Laura Croas, de 41 años, fue una de las primeras en inscribirse e incide en la importancia de “cuidar a los que nos cuidan”: “La mayoría se está enfrentando a situaciones muy difíciles de digerir: ver a mucha gente morir sola, tensiones entre los compañeros, larguísimas jornadas laborales… Es prioritario que les atendamos. ¿Quién cuida a los que nos cuidan?“, reflexiona. “Su bienestar mental es la gasolina para aguantar otro día más”.

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