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La OMS declara el brote de coronavirus pandemia global

El director general de la organización asegura que está preocupado por los niveles alarmantes de propagación del virus y de inacción

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. En vídeo, el momento en el que Adhanom declara el coronavirus pandemia. Vídeo: SVEN HOPPE (EP) | EPV

El coronavirus ya es oficialmente una pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró así este miércoles durante una rueda de prensa en la que su director general recordó una y otra vez que este es un problema global y que todos los países van a tener que poner mucho de su parte para combatir el virus. Las palabras del etíope Tedros Ghebreyesus bascularon entre la esperanza —“la pandemia puede ser controlada”— y la severidad. El máximo responsable de la OMS empezó su discurso dando un áspero toque de atención: “Estamos muy preocupados por los alarmantes niveles de propagación y gravedad, y por los alarmantes niveles de inacción”.

Ghebreyesus explicó que en las últimas dos semanas se han multiplicado por 13 los casos de Covid-19 fuera de China, epicentro del brote. Se han registrado más de 118.000 positivos en 114 países y las muertes ascenden ya a 4.291. Y fue muy claro con lo que va a suceder a partir de ahora: “En los próximos días y semanas esperamos que el número de casos, de muertes y de países afectados aumente aún más”. Los expertos interpretan la declaración de la OMS más como un mensaje político que técnico, en el sentido de que el virus ya estaba extendido por muchos países y gran parte de la población mundial ya estaba potencialmente expuesta a él.

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“Con esta declaración está diciendo que el coronavirus no es una cuestión que concierne solo a los países que tienen difusión epidémica de la enfermedad sino que concierne al conjunto de países de la OMS”, señala Ildefonso Hernández, vocal de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas) y catedrático de esta especialidad en la Universidad Miguel Hernández. “La definición de pandemia no está tasada”, añade. “Se usa más bien para reforzar esa idea de que todos los países deben sentirse concernidos y todos ellos deben aplicarse planes de preparación y respuesta”.

Coincide con él Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología: “La declaración de pandemia quiere decir muy poco. Tiene quizás valor desde el punto de vista de la opinión pública, pero realmente no hay un dintel, un valor o número de países a partir del cual se puede decir que es pandemia; de facto ya lo era antes”.

Consciente del nivel de alarma que puede generarse entre la población al hablar de pandemia, el propio Ghebreyesus subrayó que “no se puede usar a la ligera”. “Es una palabra que, mal usada, puede causar un miedo irracional, o la aceptación injustificada de que la lucha se ha acabado, lo que llevaría a un sufrimiento innecesario y a muertes”, dijo. E insistió en que la nueva denominación no cambia las cosas, ni lo que está haciendo la OMS “ni lo que deberían hacer los países”. El director general recordó que su organización lleva semanas alertando de la gravedad de la situación: “Hemos estado pidiendo cada día a los países que tomen medidas urgentes y agresivas. Hemos dado la señal de alarma alto y claro”.

Además de dar un toque de atención a algunos Estados, Ghebreyesus quiso mencionar a los que han hecho un gran esfuerzo para contener el virus. Recordó que más del 90% de todos los contagios se han producido únicamente en cuatro países, y que dos de ellos (China y Corea del Sur) ya han conseguido rebajar el número de casos. También señaló que que 81 naciones no han comunicado ningún caso de coronavirus y que 57 han registrado 10 casos o menos: “No podemos decirlo más alto, más claro o con más frecuencia: todos los países están a tiempo de cambiar el curso de esta pandemia”. Y añadió: “Si los países detectan, hacen el test, aíslan, buscan los contactos y movilizan a su ciudadanía en la respuesta, los que solo tienen un puñado de casos de Covid-19 pueden prevenir que se conviertan en grupos de transmisión y que estos se conviertan en transmisión comunitaria”.

Pere Godoy cree que hay esperanza: “Habrá que ver si vamos a ser capaces por primera vez de frenar y echar para atrás una pandemia. Yo estoy pecando de optimismo pero creo que se puede llegar a frenar, aunque los datos van en contra de mi opinión. Si las medidas de distanciamiento social funcionan y somos capaces de ir controlándolo lo veo posible”. Ghebreyesus aseguró que incluso los países con transmisión comunitaria o con grupos de transmisión grandes han conseguido cambiar el rumbo del coronavirus. “Varios países han demostrado que el virus puede ser reprimido y controlado. El desafío para muchos países que ahora se encuentran en ese punto no es si pueden hacer lo mismo, es si lo van a hacer”, añadió.

La declaración de pandemia no tiene mayores consecuencias para España, asegura Hernández, que fue director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad entre 2008 y 2011, donde preparó la Ley General de Salud Pública. “No le afecta especialmente porque España está coordinada permanentemente con la Unión Europea, donde existen unos mecanismos de coordinación estables a nivel técnico y político, y porque también participa con frecuencia en las reuniones de coordinación de la OMS”, explica. Además, “España ya está concernida con el asunto”. Según las últimas cifras oficiales, este miércoles se contaban más de 2.200 contagiados y 55 fallecidos.

“En cambio”, continúa Hernández, “hay otros países pueden estar viéndolo desde la barrera. A ellos la OMS les dice 'pónganse a trabajar, preparen sus servicios sanitarios y háganse preguntas para saber si van a poder afrontarlo”. Preguntas como si tienen suficientes pruebas diagnósticas para detectar el virus o el material sanitario necesario para hacer frente a la llegada de enfermos a los hospitales. “Lo normal es que lo hayan hecho ya, pero por si acaso les está avisando, recordando que no pueden estar indiferentes ante esto”, concluye el epidemiólogo.

Caro peaje en la economía

La OMS es consciente de que las medidas para ralentizar la expansión del virus “están cobrándose un caro peaje en las sociedades y las economías, como ocurrió en China”. Los países, aseguró el director general, “tienen que encontrar el equilibrio entre proteger la salud, minimizar el trastorno económico y social y respetar los derechos humanos”. Y recordó qué se espera de los miembros de la organización: “Preparad vuestros hospitales, proteged y entrenad a vuestros sanitarios. Cuidémonos unos a otros”.

Ghebreyesus reconoció que algunos países están teniendo dificultades para lidiar con la primera pandemia provocada por un coronavirus de la historia. Unos, enumeró, por “falta de capacidad”, otros por “falta de recursos” y el resto por “falta de decisión”, dijo, subrayando una vez más la idea de que no todos los mandatarios mundiales se han tomado suficientemente en serio la amenaza.

Ghebreyesus terminó la rueda de prensa asegurando: “Estamos junto en esto, para hacer las cosas adecuadamente, con calma y para proteger a los ciudadanos del mundo. Puede hacerse”.

La última pandemia: la gripe A de 2009

La última pandemia que declaró la OMS fue la de la gripe A (H1N1, también llamada gripe porcina), en junio de 2009. En aquel momento había confirmados 29.000 casos —la enfermedad se había detectado en abril— y 144 fallecidos. El final se declaró en agosto de 2010. La anterior pandemia de gripe fue la de Hong Kong en 1967. “Recuerdo que en 2009 se discutió la cuestión de si era o no pandemia la gripe H1N1 porque según algunos no tenía una mortalidad alta”, asegura Ildefonso Hernández. Se modificó, añade, para que el criterio de mortalidad no fuese definitivo, manteniendo el criterio de extensión en países y continentes. “Está claro que se ha considerado pandemia cuando se ha constatado que en varios países hay transmisión comunitaria sostenida”, concluye.






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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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