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Los huracanes ‘aprenden’ el camino a España

Es la primera vez que tres ciclones tropicales se acercan a la Península en un mismo año. Hasta ahora llegaba uno cada tres o cuatro años

Victoria Torres Benayas
Arriba, a la izquierda, el huracán Pablo; debajo, Lorenzo y, en tamaño grande, Sebastien.
Arriba, a la izquierda, el huracán Pablo; debajo, Lorenzo y, en tamaño grande, Sebastien.NHC
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Are hurricanes ‘learning’ the way to Spain?

Año 2055. El hombre (o el robot) del tiempo pronostica el impacto en España de un huracán de categoría 2 en la escala Saffir-Simpson que evoluciona a ciclón postropical, con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y una elevación del nivel del mar de dos metros y medio. Este escenario parece de ciencia ficción pero no lo es. El acercamiento de fenómenos típicos de las costas americanas a las puertas de Europa, que hasta ahora ha sido una rareza, se ha multiplicado en los últimos años. ¿Es consecuencia del cambio climático? Se intuye, pero no se sabe con certeza.

“Lo normal desde los años setenta, cuando los satélites empiezan a documentar de forma rigurosa los ciclones, era que cada tres o cuatro años uno se descarriara y apareciera por el Atlántico norte”, explica Juan Jesús González Alemán, doctor en Física, investigador en dinámica atmosférica y uno de los mayores expertos en sistemas tropicales de España. Sin embargo, ahora se han aprendido el camino hacia Europa y su ruta pasa cada vez más cerca de la Península. “En los últimos 15 años, desde la temporada de huracanes de 2005, que fue bastante anómala, la frecuencia de llegada ha aumentado considerablemente e incluso en los últimos cuatro años se ha hecho anual”. Se trata de “una tendencia clara en aumento exponencial”, señala González Alemán.

Tanto es así que en esta temporada, que acaba dentro de tres días, se ha producido un hecho “totalmente anormal e insólito”: tres ciclones tropicales han llegado transformándose en "borrascas muy intensas” a 300 o 400 kilómetros al noroeste de Galicia. Es más, “los escasos ciclones que evolucionaban a Europa lo hacían de Terranova al sur de Islandia y de ahí, a Irlanda y el Reino Unido, es muy anómala una trayectoria que los lleva a rozar Galicia”. Según detalla Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), estos han sido Lorenzo, Pablo y Sebastien, que ha afectado hace apenas 24 horas a la vertiente atlántica de la Península.

El primer ciclón en enfilar hacia Europa occidental fue Lorenzo, de máxima potencia y que acabó convirtiéndose en el “huracán de categoría cinco más al este jamás visto”. “Llegó como categoría casi 2 a las islas occidentales de las Azores y dejó mucha lluvia, viento y temporal marítimo en las islas británicas. En España provocó sobre todo mala mar, con olas de seis a siete metros en Galicia y el Cantábrico”, recuerda Del Campo, para añadir que también tuvo la peculiaridad de que aguantó como huracán hasta los 45 grados de latitud norte y 25 grados de longitud oeste. “No es el huracán que más al norte ha subido pero casi: Ophelia llegó hasta los 48 grados en 2017”. Ophelia, de categoría tres, es hasta el momento el huracán más potente que ha pasado más cerca de España, “a solo mil kilómetros al oeste de Galicia”. Sus vientos azuzaron los incendios de Galicia y de Asturias.

El 26 de octubre, la tormenta tropical Pablo fue engordando gracias a la ayuda de una vaguada —aire frío en capas altas— hasta convertirse en huracán de categoría 1 en el entorno de las Azores, a pesar de que la temperatura del agua era muy fría, de 18 a 20 grados —un huracán requiere 26—. Pablo, que afectó a parte de las Azores, “es el huracán más oriental de la historia, el que más al este y más cerca de Europa se ha formado”, destaca el meteorólogo, que recuerda que el anterior récord lo tenía “Vince en 2005, que penetró en España como depresión tropical”. La borrasca en la que iba embebido el “pequeño y efímero” Pablo causó temporal marítimo en el Cantábrico y en Galicia.

El último de los ciclones "raros" ha sido Sebastien, una tormenta tropical que a punto estuvo de convertirse en huracán a pesar de moverse en terreno hostil y que los servicios meteorológicos de EE UU han calificado de tenaz, persistente y extemporánea. Se formó el 19 de noviembre en las islas de Sotavento, a más de 2.600 kilómetros de distancia, y ha seguido "una trayectoria anómala, al cruzar el Atlántico en diagonal".

En su desplazamiento hacia las costas británicas, a donde ha llegado la noche del martes a este miércoles en forma de ciclón postropical o borrasca extratropical, sus frentes asociados dejaron en el oeste de España rachas de viento de 135 kilómetros por hora en A Coruña, de 130 en Palencia y de 121 en Bizkaia, así como lluvias de 42 litros en Pontevedra y Cáceres y olas de hasta seis metros en la costa atlántica.

Se trata de un ciclón que tiene intrigados a los meteorólogos no solo por su camino errático, sino porque ha nacido y se ha hecho fuerte a destiempo ya que, aunque la temporada de huracanes termina el 30 de noviembre, "solo ha habido siete formados tras el 20 de noviembre y este ha estado muy cerca de lograrlo". Aunque no ha ganado la suficiente fuerza como para ser huracán, "tampoco ha perdido la condición de ciclón tropical pese a las condiciones hostiles con las que se ha encontrado, como aguas frías de 20 grados, cizalladura o variación del viento en la vertical y una marcada diferencia de temperaturas, que descomponían su estructura", destaca Del Campo.

En resumen, se han batido cuatro récords en dos años, lo que resulta, cuando menos, inquietante. Al igual que González Alemán, el portavoz de Aemet ve una “clara tendencia a ciclones más al este”, pero es necesario estudiar con profundidad sus causas y, sobre todo, si van a ir a más. ¿Puede estar relacionado con el cambio climático? “Los analistas del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático no tienen claro qué va a pasar con las trayectorias. Hipotéticamente se puede augurar que con unas aguas más cálidas las condiciones de temperatura del mar van a ser favorables", pero no hay datos científicos sólidos "que indiquen que se van a acercar más a Europa”, señala el experto.

Esta es la línea de investigación del doctor en Física, que también opina que es “difícil achacarlo al cambio climático, ya que España no tiene la capacidad de hacer estudios de atribución rápida” como sí hacen Francia o el Reino Unido. Sin embargo, continúa el experto, hay tres estudios que hacen proyecciones de futuro con el factor del cambio climático, y que apuntan a un aumento de la llegada de huracanes a Europa. “Lo que está pasando ahora es consistente con lo que dicen estos estudios que va a pasar, por lo que se puede deducir la conexión, pero rigurosamente no está demostrado”, subraya González Alemán, que trabaja precisamente en mejorar las proyecciones y en cuantificar el presumible aumento.

“Hay indicios de que en el futuro va a seguir pasando, pero hay que seguir investigando para convertirlo en certeza y para determinar si será el doble o el triple de frecuente”, concluye, para detallar otro de esos indicios, junto al aumento de la temperatura del agua: el calentamiento global “altera los patrones de la dinámica atmosférica”, con lo que los ciclones lo tendrían más fácil para llegar.

Pero la duda es cuántos huracanes van, no ya a rozar la Península, sino a impactar de lleno y con qué potencia. “Leslie, el año pasado, es el huracán que más se nos ha acercado, ya que conservó la categoría a 100 kilómetros de la Península, pero es muy difícil que en el futuro lo haga uno de categoría cinco como el Katrina”, tranquiliza González Alemán, que apunta a que, según los estudios, los que llegarán a partir de la segunda mitad del siglo serán de categoría uno (vientos sostenidos de 120) o dos (de 150).

Los sistemas de emergencia e infraestructuras de Europa están acostumbrados a lidiar con borrascas, algunas de ellas profundas que generan vientos de 100 kilómetros por hora, pero no con un monstruo de categoría uno o dos, cuyos daños se consideran moderados en países preparados, “pero pueden tener mayores impactos" en países que no lo están. Los servicios meteorológicos tampoco están preparados, porque las borrascas son menos agresivas y más fáciles de predecir. “Leslie volvió locos a los meteorólogos, los modelos de predicción empiezan a fallar cuando los ciclones se acercan a latitudes medias”, cuenta el investigador, que recuerda que España es el primer país europeo que tendrá que enfrentarse a este nuevo y preocupante escenario.

Una temporada "rara y muy activa"

Esta temporada se han contabilizado 18 ciclones tropicales —término que engloba a depresiones tropicales, tormentas tropicales y huracanes dependiendo de la fuerza de sus vientos— con nombre y el primero, Andrea, se generó antes de que comenzara oficialmente, el 20 de mayo. A esta precocidad siguieron casi dos meses de parón en el Atlántico.

"Es poco habitual que tardara tanto el siguiente, Barry, que llegó el 11 de julio. El 24 de agosto se formó el más fuerte del ciclo, el devastador Dorian, que tuvo categoría cinco, la mayor, y que llegó a registrar vientos de hasta 295 kilómetros por hora. Desde entonces se convirtió en una temporada muy activa, bastante más que la media, que está en 12 ciclones al año", explica el meteorólogo Rubén del Campo.

Con todo, la peor temporada en cuanto a número fue la de 2005, en la que hubo 28 y se tuvo que recurrir al alfabeto griego porque se acabaron los nombres previstos. Se llegó hasta Epsilon y el anterior, Delta, afectó a Canarias con rachas de viento de 248 kilómetros por hora en Izaña (Tenerife). De los 18 de la temporada, seis han sido huracanes, tres de ellos grandes huracanes al alcanzar o superar la categoría tres. Se ha batido el récord en cuanto a ciclones exprés, los creados en menos de 24 horas: han sido siete, frente a los seis de 2005.

Además de los que viajaron a Europa, hubo otro fenómeno peculiar. El 30 de octubre, nació Rebekah, una tormenta subtropical —un híbrido entre un ciclón tropical y una borrasca de latitudes medias— que no llegó a España. “Apenas duró unas horas, pero se formó en una zona poco habitual, en el Atlántico central, al oeste de las Azores, y con aguas frías”, anota el experto.

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Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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