Solo una de cada tres universidades públicas es transparente en su web
Los campus privados, pese a que la mitad tienen exenciones fiscales, son un muro opaco
Si la ley no obliga, las universidades públicas no informan a la ciudadanía sobre su funcionamiento. Apenas uno de cada tres campus (14 de los 49) son transparentes en su web, según el análisis que la Fundación Compromiso y Transparencia publica cada año desde hace siete. La mayoría son traslúcidos (25) y nueve incluso opacos. La Ley de Transparencia, de 2013, exige a las instituciones públicas notificar su situación económica (presupuesto, cuentas) y la jurídica (estatutos, actas…) y poco más al ser una norma generalista que vale para aplicarse indistintamente a una fundación, un museo u otra institución pública. Y eso provoca, en el caso de la Universidad, que muchas áreas continúen siendo oscuras, como sus resultados de investigación, docencia o la empleabilidad. Pese a todo, en la fundación, que hace públicos los resultados para que las universidades reaccionen, son optimistas. En 2012 las webs de las 49 universidades públicas estaban vacías de contenido sustancioso y cada edición son más exigentes en sus requerimientos a los centros.
Las universidades privadas, sin embargo, siguen siendo un pozo impenetrable para la fundación. De los 26 campus estudiados —se ha analizado a los miembros de la conferencia de rectores (CRUE)— apenas aprueban tres. Diez se etiquetan como traslúcidos y 13 como opacos. “Las privadas piensan que no están obligadas a dar explicaciones porque no están sufragadas con fondos públicos. Pero no es así, tienen que rendir cuenta de su misión y sus resultados ante sus alumnos y familias, sus donantes y la sociedad”, sostiene Javier Martín Cavanna, director de Compromiso y Transparencia. “Porque, en realidad, muchas están financiadas indirectamente. Son [la mitad] fundaciones exentas de pagar tributos o reciben donativos de particulares y empresas, que también son exentos fiscales”, prosigue el director. La Universidad de Navarra no es fundación, pero la Ley Foral le exime desde 1996 de pagar el impuesto de sociedades, explica la fundación.
Todas las universidades gobernadas con un consejo de administración están englobadas entre las opacas: la Universidad a Distancia, Alfonso X el Sabio, Camilo José Cela, Europea de Madrid, Miguel de Cervantes e Instituto de Empresa e Internacional de La Rioja. Estas, al no ser fundaciones, tributan como cualquier compañía.
Compromiso y Transparencia examina desde este año por primera vez los datos de los consejos sociales de las universidades públicas, el órgano externo que debe auditarlas. Y estas salen muy mal paradas. Solo Burgos y Las Palmas de Gran Canaria publican su informe de control y el informe de responsabilidad social de todas han dejado de hacerlo o no es público. La fundación se muestra muy crítica y se pregunta: ¿son órganos de gobierno o decorativos? Antonio Abril, presidente de los consejos, reconocía en un encuentro con este diario esa falta de auditoría que achacaba a la otra parte: Evidentemente, los rectores quieren que el control sea mínimo. La sensación que tengo —y que me transmiten— es que nadie tiene verdadero interés en que seamos realmente órganos de control y supervisión. Porque si, cuando hacen una norma autonómica universitaria los consejos no aparecemos, es que no nos apoyan...".
Solo dos de cada cinco universidades públicas comunican bien cuál es su oferta de plazas académicas, cuántas se cubren y cual es la evolución. Se podría presuponer que el campus quiere ocultar la falta de demanda en un título concreto (así debe aparecer en la web), pero en realidad el informe penaliza en especial a la Universidad de Barcelona y la Carlos III, dos campus con un enorme tirón estudiantil.
La fundación suspende a casi todas las universidades públicas en los indicadores de personal y con especial énfasis en la tasa de endogamia (los profesores que se doctoraron en sus aulas). Solo notifican esta cifra seis de 49. Las universidades públicas tuvieron en el curso 2017/2018 un 73% de endogamia y un 33% las privadas, un porcentaje que lastra, en opinión de los expertos, la calidad del sistema universitario. El Gobierno socialista anunció hace un año que crearía una bolsa pública en la que publicaría todas las plazas a concurso para frenar esta endogamia, pero no se ha puesto en marcha. En 1983 La Ley Orgánica de reforma Universitaria de 1983 (LRU) obligó a los campus a difundir las convocatorias y 16 años después sigue sin cumplirse.
La universidad púbica mejor posicionada en el ránking de transparencia es la de Burgos y la que mejora más este curso es la Politécnica de Valencia, que sube su ratio un 28%. Su jefe de servicio de Procesos Electrónicos y Transparencia, Francisco Baena, cuenta que el proceso comenzó en 2017. Decidieron contratar a una persona más e implicar a todos los órganos del campus de la UPV en la recogida y la gestión de los datos recabados. "No queríamos incorporar unos datos y ya está, sino que no deje de actualizarse y para eso se necesita que todo el mundo participe. Al principio costó porque la gente tuvo que cambiar sus metodologías de trabajo, pero ahora funciona bien".
Hay nueve universidades públicas opacas según la fundación: Baleares, Complutense (el mayor campus de España), Lleida, Oviedo, Miguel Hernández, Extremadura, Santiago e Internacional de Andalucía. La plataforma colaborativa Dyntra elabora también su propio listado con resultados parecidos. En la Complutense, que ha cambiado de rector, reconocen su problema: "Es cierto que en lo tecnológico tenemos todavía trabajo por hacer y que hay procesos que aún no han sido sometidos a la revisión de la política de transparencia, pero ya estamos dando pasos importantes internos regulando trasvases de información e instaurando una política de gestión de datos más estricta".
En la próxima edición del estudio, Martín Cavanna se plantea incluir una comparación internacional y adelanta que España se posicionaría alto, pues en los países anglosajones “si nadie se lo pide no van a hacer webs transparentes”. Y, por ahora, su Administración no lo reclama. Rinden cuentas, sin embargo, ante las empresas que elaboran los mediáticos ránkings de mejores universidades (como Shanghái) con minuciosos detalles de resultados científicos. "De ello depende su sostenibilidad". En España muchas universidades privadas contratan a personal para contestar a estas compañías y lograr como sea subir enteros.
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