El zoo de Barcelona se apunta al animalismo tras 127 años de historia
Una ordenanza prohíbe la reproducción en el parque, salvo para especies en extinción que puedan ser reintroducidas en la naturaleza. Los trabajadores convocan una huelga
El Ayuntamiento de Barcelona dio este viernes un paso histórico que supone el principio del fin del zoo de la ciudad tal y como ha sido conocido en sus 127 años de historia, dentro de un contexto de creciente sensibilidad animalista. El pleno municipal aprobó con el apoyo de BComú, PdeCAT y ERC —y el voto en contra de Ciudadanos, PSC y PP— una modificación de la ordenanza de protección de animales por la que prohíbe al recinto la reproducción de especies que no puedan ser después liberadas en la naturaleza. Es la vía legal encontrada para culminar la iniciativa popular impulsada por la entidad animalista Libera. Los 2.000 animales de 300 especies que viven en la instalación serán trasladados a santuarios o cuidados en el espacio hasta su muerte, salvo aquellos en peligro de extinción que entren en planes de reintroducción en la naturaleza.
El zoo barcelonés se convertirá así en el primer parque “animalista” de Europa, celebraron los promotores de la medida. Por el contrario, los 150 trabajadores del zoo han convocado una huelga y lamentan que la nueva norma suponga la clausura de un parque que forma parte de la memoria colectiva de generaciones.
Pese a las palabras grandilocuentes, la nueva norma está llena de matices. Si especies como el elefante, oso, camello, canguro, cebra, entre otras, ya no podrán reproducirse al no hallarse en peligro de extinción, las que sí lo están —como los orangutanes— tendrán un tratamiento diferenciado. La dirección del zoo tendrá que redactar un proyecto específico para cada una de estas especies que determine si es viable su reproducción en el recinto, siempre teniendo en cuenta que esto deberá aportar “beneficios cuantificables [para] la conservación y viabilidad de la especie”. También que sea posible su reintroducción en la naturaleza “a corto, medio o largo plazo”.
El articulado destaca, además, que los ejemplares que se encuentren en buenas condiciones para ser trasladados a un “santuario, refugio o equivalente” pasarán allí el resto de su vida. Aquellos animales que no puedan seguir este camino seguirán en el zoo.
La única experiencia similar es la del Ecoparque de Buenos Aires. En junio de 2016 se retiró la concesión a la empresa que lo explotaba. Se dio por clausurado el zoo, se rebautizó como ecoparque y se inició el mismo proceso que ahora comienza Barcelona. Tom Sciola es el gerente de gestión de fauna del antiguo zoo argentino. “Los ciudadanos pensaron que enseguida íbamos a trasladar a los animales a santuarios, pero todo es más lento de lo que parece”, lamenta Sciola. En el ecoparque los visitantes no entran en contacto visual con los animales. “Los únicos ejemplares que reproducimos son aquellos para los que existe un programa de introducción en la naturaleza: el cóndor andino y el guacamayo rojo”. Sciola afirma que una vez que se hayan trasladado los animales a santuarios o hayan fallecido los que permanezcan en el recinto, el ecoparque solo mantendrá la reproducción de las dos especies hasta que se considere necesario. Además, se utilizará la instalación como centro de rescate de animales maltratados, heridos o decomisados. Algo que también contempla la ordenanza barcelonesa. Si en Buenos Aires son dos especies las que hoy tienen programas de reintroducción, en Barcelona son 11: sapillo balear, alcaudón chico, tortuga mediterránea, tritón del Montseny, gacela dorca, espátula, garcilla común, autillo, galápago leproso y los buitres negro y leonado.
Malvivir en jaulas
El futuro del resto de especies depende de la redacción de los proyectos encargados a la dirección. Alejandra García, de Libera, es tajante: “Transcurridos tres años de la redacción de los proyectos, los animales que no pueden vivir en la naturaleza —como los simios—, dejaremos de reproducirlos aunque se encuentren en peligro de extinción. No podemos permitir que haya individuos destinados a malvivir en jaulas”.
Martin Zordan, el director ejecutivo de Waza —la organización mundial de zoos y acuarios— lamenta: “Los impulsores de la ordenanza desconocen el rol de los zoos en la conservación de las especies en peligro. Queremos formar parte de la comisión cientifico-ética que valore los criterios de reproducción”. El presidente de la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios (AIZA), Javier Almunia, también critica la ordenanza: “Si no reproducimos especies a largo plazo nunca sabremos si podríamos haber reintroducido animales que hoy no es posible hacerlo porque, en la naturaleza, encontrarían directamente la muerte”.
La nueva normativa prohíbe también el culling, el sacrificio de animales sanos para evitar problemas de consanguinidad, algo que ya hace un tiempo que el zoo no hace. Y acaba también con el asociacionismo con otros parques para intercambiarse animales. El Ayuntamiento se desvincula de las redes internacionales de zoos mediante las cuales se evitaba la consanguinidad.
BComú, PDeCAT y ERC apoyan la ordenanza
El pleno del Ayuntamiento de Barcelona llevaba esta mañana a votación dos documentos relacionados con el zoo. Por un lado, el Plan estratégico confeccionado por la dirección y los trabajadores del parque y que dota de 65 millones de euros -desde hoy hasta 2035- la infraestructura para reformar unas instalaciones que en algunos casos son de 1892. El plan ha contado con el apoyo de todos los partidos. Por otro lado, también se ha aprobado la modificación de la ordenanza de animales impulsada por la entidad animalista Libera. La ordenanza ha contado con los votos a favor de BComú, PDeCAT, ERC y el concejal no adscrito (y actor) Juanjo Puigcorbé. Cs, PSC, PP y el concejal no adscrito Gerard Ardanuy han votado en contra de la ordenanza y la CUP se ha abstenido.
La teniente de alcalde de ecología, Janet Sanz, ha resaltado que la modificación de la normativa era una asignatura pendiente: “Nos permitirá desplegar un zoo del que todos nos sintamos orgullosos y del que puedan disfrutar los vecinos durante muchos años”. Sanz se ha comprometido a mantener los puestos de trabajo de los empleados del parque. Desde el PDeCAT, el regidor Jordi Martí ha suscrito la idea de conservación de los puestos de trabajo de los empleados. El regidor de ERC, Jordi Coronas, ha reprochado al equipo de gobierno que dejara para el último pleno la modificación de la ordenanza.
En signo contrario, Santiago Alonso, de Ciudadanos, ha justificado su voto en contra de la iniciativa ciudadana después de que esta haya recibido más de 300 alegaciones de la comunidad científica y las universidades. La socialista Carmen Andrés ha denunciado que el plan estratégico y la ordenanza son contradictorios. El concejal del PP, Alberto Villagrasa, ha anunciado que con la aprobación de la ordenanza “el zoo está abocado a morir”.
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