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Condenados a 18 años unos padres adoptivos por agredir a su hijo hasta casi la muerte

El pequeño estuvo varios días en coma a causa de una brutal paliza

Fachada de la Audiencia Provincial de Albacete.
Fachada de la Audiencia Provincial de Albacete.

Unos progenitores han sido condenados a 15 años de cárcel el padre y a tres la madre por maltratar hasta casi la muerte a un niño de origen chino al que adoptaron en 2015, cuando tenía cuatro años. La pareja, según precisa Castilla-La Mancha Media, de nombre L.D. el hombre y J.J. la mujer, es de nacionalidad china. Al hombre se le atribuyen dos delitos de lesiones, pero se le absuelve de asesinato en grado de tentativa, y a ambos se les condena por malos tratos habituales. El fiscal pedía más de 44 años de cárcel para el matrimonio, al que se le ha retirado la patria potestad.

Según la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete, el acusado tendrá que indemnizar al menor por las lesiones y secuelas con 38.790 euros y al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, por la asistencia prestada al niño, con otros 37.094. Además, entre ambos deberán indemnizar también al pequeño por las lesiones y secuelas con otros 40.600 euros, un 70% el padre y el resto la madre. Además, no podrán acercarse al menor a menos de 200 metros ni comunicarse con él durante seis años

La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, recoge como hechos probados que la pareja adoptó al pequeño en junio de 2015, que llegó a España en octubre de 2016, momento en el que comenzó a vivir con sus padres adoptivos en su domicilio de Almansa (Albacete).

Nada más iniciar la convivencia, vieron que el niño "no respondía a sus expectativas", ya que era "inquieto, no comía bien y les mentía", por lo que, aun sabiendo que menoscababan su integridad física y psíquica, comenzaron a infligir al niño agresiones físicas y humillaciones de manera continuada.

La mayoría de ellas eran del padre, pero también lo hacía la madre, que, según la sentencia, cuando supo de las agresiones del padre no solo no hizo nada para evitarlas, sino que sometió al niño "a una situación hostil" y creó "un ambiente de violencia, de tensión y miedo" en el menor.

Durante seis meses, el menor sufrió de forma continuada castigos de todo tipo, como golpes, empujones, arañazos, cortes con objetos con filo, pellizcos o azotes con una caña de bambú, que le ocasionaron múltiples hematomas en diferentes partes del cuerpo y lesiones en las manos y en el cuero cabelludo. Al niño le han quedado cicatrices de numerosas formas y tamaños por todo su cuerpo y su cuero cabelludo.

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En uno de los episodios sufridos por el menor, y que recoge la sentencia, el padre lo acercó a la rejilla de una estufa que estaba encendida, por lo que tiene cicatrices con forma de panal de abeja en un brazo, una pierna izquierda y el dorso de una mano. Entre octubre de 2016 y abril de 2017  el padre golpeó al menor con un objeto contundente en el antebrazo izquierdo y le rompió el hueso cubito, le fracturó la clavícula, le fracturó el quinto metacarpiano de una mano; le aplastó en la cadera, lo que le causó una fractura y le hizo fracturas en varias costillas derechas e izquierdas

El episodio más grave se produjo el 13 de abril de 2017 cuando los padres se pelearon cuando aún estaban en la cama por la mañana. El hombre se enfadó y fue a la habitación del menor. Al encontrarlo en la cama de otra habitación que no era la suya, "movido por la ira y descargando en el menor todos los problemas que le atormentaban", dice la sentencia, cogió a su hijo, lo sacó de la cama de la habitación arrastrándolo por el pasillo hasta su habitación, donde lo arrojó "con tal violencia que le golpeó la cabeza contra un mueble de madera".

A continuación, lo pisó y le rompió una pierna. Llamó a su esposa para intentar, entre ambos, entablillarle la pierna lesionada con un cabestrillo casero. La madre le hizo la comida, pero el niño vomitó porque estaba mareado. Al ser conscientes de la gravedad de las lesiones, decidieron llevarlo de manera precipitada al hospital general de Almansa.

Ingresó en urgencias "en una situación de gravedad extrema": parada cardiorrespiratoria, cianosis generalizada —coloración azul de la piel por oxigenación deficiente— y sin signos de vida. Le hicieron una reanimación cardiopulmonar avanzada con intubación y ventilación mecánica y le dieron drogas vasoactivas que consiguieron recuperar los signos vitales de manera temporal.

El menor, una vez estabilizado, fue trasladado de manera urgente al Hospital General de Albacete para ser atendido de politraumatismo severo, traumatismo craneoencefálico, fracturas múltiples y neumoperitoneo, y requirió nuevamente maniobras de reanimación cardiovascular avanzada, ya que sufrió una nueva parada cardiorrespiratoria.

En "la brutal" agresión de ese día, el niño sufrió fracturas craneales y hematomas, lesiones en hígado y páncreas, y fractura de tibia y peroné derecha. Las lesiones craneales hubieran acabado con la vida del menor si no hubiera sido atendido de manera urgente en un centro sanitario. necesitó 170 días para curarse, en 20 de los cuales estuvo muy grave. Como consecuencia de las lesiones, le han quedado cicatrices en cráneo, abdomen y pierna, unidas a las que ya padecía de episodios anteriores. Según detalle la cadena SER, el pequeño estuvo varios días en coma.

Durante el juicio, el padre reconoció los hechos y trató de exculpar a su esposa. Según su testimonio, tenía problemas de ludopatía con las máquinas tragaperras y volcaba su frustración en maltratar al niño. En la sentencia, el juez determina que no llegó a existir un delito de asesinato porque “hubo desistimiento activo” por parte de los padres, ya que tras la agresión trasladaron al menor  a urgencias. Los acusados llevan en prisión provisional desde el 13 de abril de 2017, cuando fueron detenidos. La sentencia no es firme.

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