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El siniestro en el que murieron un hombre de Sabadell y su hijo fue intencionado

La madre había denunciado a su expareja un día antes por incumplir el régimen de custodia y llevarse el niño

En vídeo: El siniestro en el que murieron un padre y su hijo de Sabadell fue intencionado.Foto: propio

El siniestro en el que un padre de Sabadell (Barcelona) y su hijo perdieron la vida hace dos semanas en una carretera francesa no fue un accidente. El hombre, Pere A., despeñó el vehículo por un barranco cerca de la frontera española de forma intencionada. Según fuentes policiales, en el lugar del accidente se ha hallado una especie de documento de últimas voluntades que constata la hipótesis que manejaban los investigadores: un suicidio con homicidio perpetrado por el padre para hacer daño a la madre, de la que se había separado de mutuo acuerdo en 2014.

Los hechos se remontan al viernes 14 de septiembre, cuando Laura U., madre del pequeño Eloi, de 6 años, y expareja de Pere A., puso una denuncia en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Sabadell. La madre se alarmó cuando el padre, con el que compartía la custodia del menor, no entregó al hijo en el lugar y la hora pactados y tampoco respondía al teléfono. En su declaración, Laura U. aseguró que su expareja sufría un trastorno bipolar y mostró su preocupación por que el hombre pudiese hacerle daño al pequeño. La madre manifestó a los agentes que el padre no había ido a trabajar y tampoco había llevado al hijo al colegio.

Los Mossos investigaron la matrícula del coche del padre y, con una orden del juzgado de instrucción 2 de Sabadell, inspeccionaron también su casa sin encontrar rastro de ninguno de los dos. Los agentes se percataron, no obstante, de que en la vivienda faltaba ropa de Pere A. y había álbumes de fotos del niño abiertos sobre una mesa. A media tarde, pocas horas después de la denuncia, la policía francesa informaba del hallazgo de un coche despeñado en una carretera entre Portbou y Cervera, con un menor y un adulto fallecidos en su interior.

Los padres de Eloi se habían separado en 2014 tras varios años de relación. No constan denuncias por violencia machista ni órdenes de alejamiento, aunque sí denuncias cruzadas en los últimos tiempos por cuestiones relacionadas con la custodia del menor.

Para hacer daño

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“Ella lo dijo desde el primer momento: que lo había hecho para hacerle daño”, sostiene una vecina de la escalera donde vivían madre e hijo. Laura U. y Pere A. fueron los primeros inquilinos de un bloque de viviendas de protección oficial en la calle Sarajevo, recuerda esta vecina. Desde que se separaron, el padre volvía al domicilio a recoger al niño cuando le tocaba.

Los vecinos del bloque consultados destacaban ayer, aún consternados, que la cordialidad era la tónica habitual. “Entre ellos [los padres] no se hablaban pero con el niño no había problemas. El niño se llevaba súper bien con los dos. Abrazaba tanto a uno como a otro y se iba contento con los dos”, agregaba ayer una vecina. Según esta mujer, ambos progenitores habían rehecho su vida y tenían otras parejas.

Pero los vecinos no estaban enterados de las denuncias, ni de que el padre del menor sufriese algún problema de salud mental, como declaró la madre. “No me lo explico. Solo sé que llevaba mal lo de no poder ver al niño todo el tiempo, pero de ahí a hacerle daño al niño... no tiene sentido”, lamenta un amigo del presunto parricida.

Aunque la investigación policial sigue en marcha para esclarecer las causas del suceso, la intencionalidad manifiesta del siniestro convierte la muerte del pequeño Eloi en un nuevo caso de violencia machista. Con él ya son 28 los menores asesinados por esta causa desde 2013.

Las víctimas de la venganza

28 menores han sido asesinados por violencia machista desde que existen registros, en 2013, según datos oficiales. Este año son cuatro los casos confirmados.

El último, el caso de dos niñas de dos y seis años que fueron asesinadas la pasada semana en Castellón por su padre, de 48. Después se suicidó tirándose por la ventana. Llevaba un año separado de la madre, de 42 años, que había pedido una orden de protección para ella y las dos menores en febrero.

Antes de 2013 hubo muchas otras muertes que no se incluyen en las cifras oficiales. Esas no quedarán en los archivos, pero quizá sí en la memoria colectiva, como por ejemplo el trágico final de Ruth y José Bretón Ortiz, asesinados en 2011 por su padre en Córdoba.

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