Jordi Peix, pionero de los bancos de alimentos
Fue uno de los ideólogos del departamento de Agricultura, Ganadería y Pescadería de la Generalitat, y director general de producción e industrias alimentarias hasta 1991.
El banco de los alimentos de Barcelona, que comenzó en 1987, fue el pionero en España. Su principal impulsor, Jordi Peix Massip, falleció el sábado en Barcelona, después de años de combatir un cáncer. Más de 27 años después, 55 bancos repartidos por toda la geografía española componen la Federación de Bancos de Alimentos, una red clave en la lucha para apalear los efectos de la crisis. En 2013 repartieron 115.000 toneladas de alimentos a 1,4 millones de personas.
Peix, ingeniero agrónomo de formación, nació en Barcelona en 1944. Estuvo casado en dos ocasiones y tuvo seis hijos. Estudió en la Escuela Superior de Agricultura y desde entonces consagró su vida al mundo del agro. Fue uno de los ideólogos del departamento de Agricultura, Ganadería y Pescadería de la Generalitat y fue director general de producción e industrias alimentarias hasta 1991.
Su primer contacto con los bancos de alimentos fue en 1985, durante un viaje oficial a la feria agroalimentaria SIAL en París. Con la tozudez que lo caracterizó decidió importar la iniciativa y así comenzó el banco barcelonés en un local del barrio del Poblenou que le cedió un industrial textil amigo. Aunque nunca ocupó la presidencia de la ONG, siempre estuvo en la segunda línea de la organización. Su enfermedad nunca fue un impedimento. Su última aparición pública, hace diez días, fue en el acto de posesión del nuevo presidente del banco, Eduard Arruga, que relevó a Antoni Sansalvadó.
El rol del Banco de los Alimentos dentro de la actual crisis económica siempre preocupó a Peix. Hace ocho años promovió la creación del departamento de seguridad alimentaria dentro de la ONG, para garantizar la calidad de los alimentos. Siempre tuvo claro que su labor no era la de simplemente repartir comida. Y siempre riñó a su equipo cuando en las estanterías veía más pasta y arroz que leche. Miquel Ponguiluppi, voluntario en el banco desde hace 24 años, recuerda una de las frases más contundentes de Peix: “En democracia cuando hay un estado de excepción social la sociedad civil ha de intervenir”.
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