Europa teme que el virus chikunguña se asiente
El continente tiene colonias de mosquitos que pueden servir de vías de transmisión
El virus chikunguña “puede asentarse y transmitirse en Europa”. La tajante conclusión a la que ha llegado el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) es consecuencia de dos hechos: la propagación del microorganismo por las Antillas y Centroamérica, adonde llegó en diciembre de 2013, y a la presencia en Europa de dos de los mosquitos que le sirven de vehículo: el Aedes aegypti en Madeira y el Aedes albopictus (mosquito tigre) en la Europa continental (por ejemplo, hay una colonia de este insecto en la zona del delta del Ebro en Cataluña).
No sería la primera vez que se detectan casos de esta enfermedad en el continente; la diferencia es que esta vez el virus puede asentarse. Hasta ahora los casos eran importados, como los ocho diagnosticados por el hospital Clínic de Barcelona en la primera mitad del pasado mes de junio. Pero esas visitas eran temporales. El miedo actual es que la propagación en menos de un año del virus por América Central y el Caribe y el periodo vacacional hagan que esas importaciones del virus se multipliquen. Y con ello aumentarán las oportunidades de que arraigue.
El virus del chikunguña causa una dolorosa enfermedad que ataca a las articulaciones (en Tanzania y Mozambique su nombre significa “hombre que se dobla”). Además, produce dolores musculares, dolores de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las complicaciones graves no son frecuentes, pero en personas mayores la enfermedad puede contribuir a la muerte. “A menudo los pacientes solo tienen síntomas leves y la infección puede pasar inadvertida o diagnosticarse erróneamente como dengue en zonas donde este es frecuente”, advierte la OMS, que también afirma que “en personas mayores” puede contribuir a su muerte. No tiene un tratamiento específico.
Originalmente el virus se consideraba recluido en el este de África, pero ha saltado el Índico y el Atlántico, probablemente llevado por viajeros o por mosquitos en barcos de carga. En 2007 hubo un brote en Europa, en unas marismas cerca de Rávena (Italia). La presencia de agua estancada, necesaria para la reproducción del mosquito, es un factor de riesgo. El calentamiento le ayuda al permitirle establecerse.
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