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EE UU autoriza comercializar los esqueletos motorizados para parapléjicos

El dispositivo 'ReWalk' permite caminar y sentarse con la ayuda de unas muletas

Tres pacientes usan 'Rewalk' en Londres.
Tres pacientes usan 'Rewalk' en Londres. Argo Medical Technologies

La Agencia del Medicamento estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) ha autorizado la comercialización del primer exoesqueleto (esqueleto externo) que permite andar a las personas con paraplejia, según ha informado la FDA en un comunicado. ReWalk es un aparato motorizado que se coloca sobre las piernas y el torso y que posibilita a una persona con lesión de médula espinal sentarse, pararse y caminar con la ayuda de unas muletas y la asistencia de otra persona.

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Un segundo esqueleto para caminar

Alrededor de 200.000 personas en Estados Unidos tienen una lesión en la médula espinal, muchos de los cuales tienen paraplejia completa o parcial.

"Los dispositivos innovadores como ReWalk permiten recorrer un largo camino con la ayuda de muletas para que las personas con lesiones de médula espinal ganen movilidad", ha asegurado Christy Foreman, director de la Oficina de Evaluación de Dispositivos de la FDA. "Junto con la terapia física, la capacitación y la asistencia de un cuidador, estas personas pueden utilizar estos dispositivos para caminar de nuevo", ha añadido.

ReWalk es un aparato de metal ajustable que se apoya en las piernas y en el torso, lleva unos motores que permiten el movimiento en las caderas, rodillas y tobillos, un sensor de inclinación y una mochila que contiene el equipo y la fuente de alimentación. Unas muletas proporcionan al usuario mayor estabilidad al caminar, pararse y levantarse de una silla. Con el uso de un mando a distancia inalámbrico que se lleva en la muñeca, el usuario manda ReWalk ponerse de pie, sentarse o caminar. El dispositivo no está diseñado para los deportes o para subir escaleras.

Los pacientes y sus cuidadores deben recibir una formación desarrollada por el fabricante para aprender el uso apropiado del dispositivo.

La FDA realizó un estudio con 30 pacientes sobre el dispositivo. El informe detectó como riesgos asociados al aparato úlceras por presión, moratones o abrasiones, caídas y lesiones asociadas e hipertensión diastólica durante el uso. La Agencia del Medicamento ha requerido al fabricante, Argo Medical Technologies, Inc., que complete el estudio clínico tras la comercialización, con un registro en el que recopile datos sobre los efectos secundarios relacionados con el uso del dispositivo.

La FDA, dependiente del Departamento de Salud del Gobierno de EE UU, protege la salud pública asegurando la seguridad y la eficacia de los medicamentos para humanos y animales, de las vacunas y otros productos biológicos para uso humano, además de dispositivos médicos.

Un portavoz del Hospital de Parapléjicos de Toledo, que es un centro de referencia mundial para el tratamiento de estas lesiones, explica que en este campo hay “numerosas iniciativas”, y señala como primer problema que los aparatos “son extremadamente caros”. Tampoco sirven para todos los pacientes. Pero el hecho de que la agencia estadounidense haya emitido una nota sobre su comercialización indica que se trata de un avance importante.

“Los primeros modelos daban una forma de caminar muy robotizado”, dice el portavoz del hospital de Toledo. Aquello primeros aparatos tenían pequeños motores que se activaban con mandos (como si fueran una grúa, por ejemplo). Era el caso del famoso proyecto europeo Levántate y Anda, que consiguió espectaculares —y no demasiado prácticos— resultados en personas con paraplejia ya que el sistema de mandos que había que usar y el peso del equipo lo hacían muy poco operativo.

“Ahora se trabaja en lo que se llaman exoesqueletos bioinspirados”, dice el portavoz del hospital de Toledo. El dispositivo aprobado en Estados Unidos pertenece al más sencillo de este grupo: detecta la intención de movimiento mediante biosensores que lo captan de la parte superior del cuerpo del usuario, y la transmiten a los minimotores que mueven las piernas. Esto se utiliza también, por ejemplo, para prótesis de extremidades amputadas, y era del tipo que usó Juliano Pinto, un hombre de 29 años que dio el saque de honor del mundial de Brasil también usando un tipo de exoesqueleto experimental (y que recibió tan poca atención por parte del realizador de la ceremonia que le costó el puesto después de la emisión). En Toledo se está trabajando en otro modelo de estas características dentro del proyecto Hynter.

Pero el futuro de estos dispositivos va más allá: se trata de detectar mediante microchips en el cerebro o los nervios la intención de moverse, y, con estas emisiones, hacer que el exoesqueleto actúe. Es una ciencia relativamente nueva (la neuroprotésica o neurorrobótica), que ya ha logrado éxitos como mover un ratón o manos artificiales con la mente.

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