Científicos vinculan el cáncer de ovarios con la obesidad
Combatir esta enfermedad y el sobrepeso es una tarea importante para mejorar la salud de las mujeres de estadounidenses
El antecedente familiar, la edad y ciertos factores reproductivos y genéticos pueden suponer un riesgo para padecer cáncer de ovario. A estos factores ahora se le puede sumar el sobrepeso y la obesidad, según concluye un último estudio del Fondo Mundial de Investigación del Cáncer (WCRF, siglas en inglés). “Hemos encontrado que la obesidad puede aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Hay otros factores, por supuesto, también implicados en el desarrollo de este tumor maligno, por lo que si una mujer tiene sobrepeso o es obesa no significa que con seguridad vaya a desarrollar la enfermedad, sólo que aumenta su riesgo”, explica Elisa Bandera, una de las investigadoras del estudio y médico del Rutgers Cancer Institute de Nueva Jersey, vía correo electrónico.
Hasta ahora los científicos habían relacionado la obesidad o el exceso de peso con tumores malignos como el de útero, mama (en mujeres posmenopaúsicas) o colon, pero ahora los expertos de esa organización han asociado también el de ovarios, tras evaluar 128 estudios realizados sobre esta enfermedad.
El cáncer de ovarios se desarrolla sobre todo en mujeres mayores de 50 años y alrededor de 1 de cada 7 mujeres desarrolla esta enfermedad a nivel mundial. Es el tercer cáncer más frecuente, pero mueren más mujeres de cáncer de ovarios que de cualquier otro que afecte a su aparato reproductor. En Estados Unidos, la Sociedad Americana de Cáncer estima que en 2014 se diagnosticarán unos 21.980 nuevos casos de cáncer de ovarios y unas 14.270 mujeres morirán por su causa.
“La detección precoz de este tipo de cáncer es difícil, porque sus síntomas son vagos y las pruebas de screening no son lo suficientemente buenas, lo que lleva a que se detecten en estadios tardíos de la enfermedad, con mal pronóstico. De ahí la importancia de hallar nuevos factores que ayuden a prevenirlo”, continúa Bandera.
“Ha habido muchos estudios que han intentado analizar la vinculación entre obesidad y cáncer de ovarios, pero debido a que este tipo de tumor maligno era una enfermedad rara, tan solo ahora hemos contado con un número suficiente de casos para valorar la relación de forma apropiada”, prosigue la experta.
“No estamos sorprendidos por los resultados”, añade, “ya que se sabía que existía la relación obesidad y sobrepeso con otros tipos de cáncer, como el cáncer de mama en mujeres posmenopaúsicas y endometrial. Mantener un peso adecuado a través de una dieta sana y actividad física regular es una forma bastante segura de conseguir una vida sana, ya que la obesidad además está relacionada con otras enfermedades crónicas, no solo con el cáncer”, agrega Bandera.
En los últimos meses, la autoridades de EE UU han incrementado sus esfuerzos para luchar contra la obesidad y el sobrepeso en el país, llegando a admitir que es un problema grave de salud pública. "La epidemia de la obesidad es una realidad en la nación, con mayor gravedad en ciertos subgrupos, como entre los hispanos y los afroamericanos. Aunque cada vez más gente está informada de las consecuencias de la obesidad en la salud, aún se necesitan hacer cambios en el entorno en la comunidad para que se pueda reducir su prevalencia sustancialmente ", concluye Bandera.
En EE UU, la obesidad se diagnostica cuando el índice de masa corporal es de 30 o superior, según los investigadores. Entre las mujeres, la prevalencia de obesidad es de un 39,5%.
"Cuando una mujer no está en su rango de peso, yo le recomiendo que escriba en un papel lo que come durante varios días y luego verifique dónde podría hacer unos cambios", explica Alicia Bender, directora asociada de Programas de Nutrición del American Institute for Cancer Research, vía correo electrónico. "Por ejemplo, sustituir bebidas calóricas por aquellas que no contengan azúcar, comer menos alimentos dulces, pasteles u otros que contienen niveles elevados de grasas y azúcar; comer porciones más pequeñas, plantearse objetivos pequeños es buen comienzo", añade la experta.
Según explica, las raciones deben contener dos tercios de verduras, cereales, legumbres y frutas y un tercio de carne, pescado, pollo o productos lácteos. “Para empezar a ser activo, lo mejor es añadir unos minutos de andar u otra actividad durante varios días, e ir aumentado el tiempo cada semana. Para perder peso, el objetivo es caminar unos 12.000 pasos (unos 9,6 km) diarios o unos 60 minutos de actividad física moderada”, mantiene Bender.
“Según estudios federales, sabemos que muy pocos estadounidenses siguen las recomendaciones anteriormente expuestas, por lo que tenemos que mejorar en este aspecto. Entre las razones que se aducen para comer de una forma poco saludable están que los alimentos ricos en sal, azúcar y grasa se pueden encontrar en cualquier lugar, y suelen ser más baratos”, continúa la experta.
También, añade, los estadounidenses están acostumbrados a comer grandes porciones y se alimentan mucho fuera de casa, entre otras razones, según la experta. “En el caso particular de las mujeres, además, están sometidas a un alto grado de estrés, cuidando a los niños, realizando sus trabajos y otras muchas responsabilidades que dificultan que hagan buenas elecciones a la hora de comer”, informa Bender.
Los médicos y profesionales sanitarios deben encontrar el tiempo para hablar de cómo comer más saludable, según la experta. “Y más cuando algunos estudios muestran que cuando los profesionales mandan el mensaje de comer más sano y hacer ejercicio influyen positivamente en las acciones de los pacientes. También es verdad que muchos ahora derivan a sus pacientes a nutricionistas para que estos consigan un tratamiento más individualizado”, prosigue Bender
“Y, sobre todo, no olvidar que la obesidad ahora está relacionada con ocho tipos de cáncer. Los médicos, los proveedores de salud, los líderes de salud pública e, incluso, los políticos deben encontrar las estrategias más efectivas para llegar a las soluciones”, concluye Bender. Esto incluye, entre otros, entender las estrategias de comportamiento y actuaciones de cada individuo; haciendo posibles los cambios en nuestra manera de comer y adaptando el entorno para fomentar la actividad física y así erradicar la epidemia de la obesidad.
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