Pague impuestos, aunque sea en una rifa
El uso de mecanismos basados en la lotería para luchar contra la evasión fiscal se extiende Premiar el pago de impuestos es positivo, pero tiene un efecto limitado
Por recaudar impuestos, algunos ministros de Hacienda son capaces de lo que sea. Incluso de montar una rifa. En Chile, cuando se introdujo el IVA en los años ochenta, ya se organizaba la Tomboleta, que sorteaba un apartamento amueblado entre los contribuyentes que habían mandado 30 facturas a un programa de televisión. En China, la llegada del capitalismo trajo los fapiaos, unas facturas rasca y gana. Las loterías fiscales también han llegado más recientemente a Europa con el objetivo de combatir el pequeño fraude y aumentar los ingresos del Estado, algo especialmente necesario en tiempos de crisis como estos. Los expertos coinciden: puede ser una medida positiva, como complemento de otros controles, pero la mayoría considera que los efectos en la recaudación son limitados.
Tras Grecia y Eslovaquia, Portugal ha sido el último país en poner en marcha este tipo de incentivo en Europa. En una vuelta de tuerca en la política de la zanahoria frente a la del palo, el Gobierno portugués ha anunciado que va a ensayar un novedoso sistema a partir de abril: sortear coches de lujo entre los ciudadanos que paguen y pidan factura, es decir, con IVA, en comercios, cafeterías, peluquerías, entre otros negocios. El fisco portugués calcula que el número de facturas aumentará al menos un 50% y se elevará la recaudación.
“Me parece una iniciativa interesante, sobre todo imaginativa; refuerza la conciencia social y sirve como medida antifraude porque se amplían las bases de datos para comprobar quién paga y quién no”, opina Ransés Pérez Boga, presidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado. “Pero tiene un recorrido muy corto; es más bien un guiño, una medida psicológica”, añade el inspector. “Similar a la iniciativa lanzada desde Hacienda hace unos meses, cuando reforzamos las inspecciones en las bodas, las Fallas de Valencia o la Feria de Abril, para obtener información de determinados profesionales que tienen un elevado porcentaje de economía sumergida”, explica.
El fisco prueba suerte con la loto
- China. Es el país en el que la lotería fiscal está más extendida. Fue introducida por el Gobierno en 1998. Por cada compra, el consumidor obtiene un recibo-factura en unas máquinas especiales con un rasca y gana. Los premios van de cinco a 50.000 yuanes (de 60 céntimos a 6.000 euros).
- Taiwan. Hace cosa de un año lanzó una lotería que consiste en que los compradores reciben una factura de forma automática con un número. Cada dos meses hay un sorteo por televisión. Los consumidores pueden optar por depositar las facturas en unas urnas en la calle y, en caso de salir premiadas, el dinero se destina a distintas organizaciones no gubernamentales.
- Portugal. Hacienda pondrá en marcha en abril un sorteo semanal en el que podrán participar los que hayan pedido facturas en cafeterías, restaurantes, talleres de reparación de coches, peluquerías, etcétera. Se sortearán 60 coches de lujo al año.
- Grecia y Eslovaquia. Son dos de los países de la UE con tasas de recaudación de impuestos más bajas, por ello el año pasado sus Gobiernos anunciaron la puesta en marcha de loterías fiscales.
El objetivo está claro: forzar al vendedor o prestador del servicio a que lo declare a Hacienda o, si no lo hace, tener un registro con el que poder buscar a defraudadores. Además del pequeño comercio, hay sectores que se prestan más a este tipo de fraude, porque es más difícil controlarlos. Se trata de los servicios de profesionales (dentistas o abogados), los talleres de reparación de coches y los negocios de reformas y reparaciones del hogar. “Hay dos tipos de fraude: el de las grandes empresas y el fraude minorista, y este es especialmente difícil de controlar”, explica Valentí Pich, presidente del Consejo General de Colegios de Economistas.
Inspectores como Pérez Boga se encargan de controlar que los ciudadanos y las empresas paguen sus impuestos, pero defienden este tipo de medidas como complementarias a su actividad y no creen que por ello la inspección se desentienda. “Participar en loterías constituye un incentivo para recoger facturas e incrementar las actividades que se realizan fuera de la economía sumergida. Por ello es una medida eficaz para reducir las actividades que no tributan”, considera Friedrich Schneider, profesor de la Universidad Johannes Kepler en Linz (Austria), especializado en economías sumergidas. “No creo que el Estado vaya demasiado lejos con este tipo de sistema. Es un incentivo positivo. Si el Estado contrata a más inspectores contra el fraude, sin embargo, se ve como un castigo. Los inspectores fiscales pueden ser buenos para la parte de la economía sumergida vinculada al crimen organizado (el 15% de la economía sumergida)”, concluye Schneider.
Precisamente es el efecto positivo de premiar al buen contribuyente el principal valor de este tipo de mecanismos, según los expertos. China, donde el juego levanta grandes pasiones, es uno de los países con más experiencia en este tipo de sistemas. Diversos cálculos sitúan el peso del mercado negro en la segunda economía del mundo en el 13% del producto interior bruto (PIB). En 1998, el Gobierno del país asiático, consciente de que perdía millones de yuanes al año por deficiencias en el sistema fiscal, puso en marcha el Proyecto del Impuesto Dorado, que incluía un recibo-lotería, o fapiao. El comprador pide su recibo, que obtiene de máquinas especiales, que en realidad es un rasca y gana. El vendedor no tiene más remedio que declarar esa venta, porque queda el rastro del recibo en la mencionada máquina.
Este programa se lanzó en Haikou, capital de la provincia de Hainan. Hace unos años, 80 ciudades ya lo usaban y ahora está ampliamente extendido por todo el país. Los premios van de cinco a 50.000 yuanes (de 60 céntimos a 6.000 euros). El programa ha conseguido que los ingresos fiscales totales crecieran un 10,4%, según las conclusiones de un estudio realizado en 2009 por el economista Junmin Wan, de la Universidad de Fukuoda (Japón), que se puede consultar en Internet.
Este mecanismo también se aplica en Taiwan desde 2013, pero en lugar de un rasca y gana, se trata de un sorteo que se celebra cada dos meses. En Europa, Grecia y Eslovaquia, dos de los países con las tasas de recaudación de impuestos más bajas del Viejo Continente, anunciaron el año pasado loterías fiscales. Portugal lo hizo este enero. En América Latina, se utiliza en São Paulo y en el pasado hubo loterías fiscales en Argentina, Costa Rica (solo para pagos en tarjeta) y Chile (la mencionada Tomboleta).
En 1998, China lanzó las facturas ‘rasca y gana’ para el comercio
España es otro país europeo con un elevado porcentaje de economía sumergida (19,2% del PIB, por encima de la media de la UE), pero los expertos consultados no creen que una lotería fiscal sirva de mucho a efectos de recaudación. El ex director general de Tributos Jesús Gascón advierte de que en España no hay un régimen de facturación “muy duro”, porque el comercio minorista no está obligado a emitir facturas —aunque sí justificante de pago, para posibles devoluciones, etcétera— para compras inferiores a 3.000 euros. Además, no hay una sola factura, como en Brasil (“donde la factura telemática es muy generalizada”), sino varias modalidades, lo que es otra dificultad.
Los inspectores de Hacienda proponen algo diferente: que las facturas relacionadas con determinados gastos personales, como por ejemplo el dentista (no cobran IVA), se puedan deducir en la declaración de la renta. “El usuario tendría un incentivo para pedir la factura”, explica Ransés Pérez Boga. El inspector explica que es muy difícil detectar fraude en este tipo de servicios: “Es casi imposible de controlar porque todo queda entre particulares”, afirma. “Ahora en el dentista no pedimos factura porque no hay contrapartida”, añade José Félix Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense.
Este tipo de desgravaciones deben dejar fuera, a juicio de la Asociación de Inspectores de Hacienda, a los servicios que cobran el IVA, como los talleres de reparación de coches y las reformas del hogar. En ese caso, el descuento que supone no pedir factura (el IVA es del 21%) supone una mayor ventaja que la deducción que se obtendría. Es decir, desaparece el incentivo. “Al que trabaja en la economía sumergida de verdad, ni le va ni le viene, porque el diferencial de precios es muy grande con o sin IVA”, explica Gascón. El ex director general de Tributos pone como ejemplo uno muy popular: “Cuando uno va a hacer obras en casa y va a una empresa tiene que pagar mucho más que si acude a uno de esos servicios que se anuncian en papelitos pegados en las farolas por la calle”.
Grecia, Portugal
y Eslovaquia han
optado por este sistema en Europa
Los inspectores también creen que este tipo de incentivos podría aplicarse al servicio doméstico. Pero José Félix Sanz advierte de que el efecto en la recaudación podría ser el contrario, debido a que los empleadores podrían deducirse el gasto, pero los ingresos de las empleadas del hogar no suelen llegar al mínimo a partir del cual se tiene que hacer la declaración de la renta, por lo que no habría ingresos adicionales.
Para el economista José Félix Sanz, y para los expertos consultados, combatir el fraude fiscal es una cuestión mucho más complicada. “El fraude fiscal es muy complejo. Cuando el ciudadano tiene la percepción de que el sistema es justo, defrauda menos. La gente está dispuesta a pagar en la medida en que el Estado no despilfarra y que el sistema fiscal sea justo”, insiste Sanz. “Hay que concienciar a la gente de que pedir la factura es una garantía para el consumidor”, añade Gascón.
El hecho de que la economía española se caracterice por tener muchas pequeñas y medianas empresas —casi todas microempresas— y trabajadores autónomos hace “más difícil luchar contra el fraude minorista”, explica el presidente del Consejo General de Colegios de Economistas. “El IVA es un impuesto muy complejo y difícil de controlar al final de la cadena, que es cuando llega al vendedor final”, añade Valentí Pich. “Hay que buscar soluciones imaginativas”, concluye el presidente de los economistas colegiados con relación al uso de la lotería para luchar contra el fraude fiscal. “Es un problema de fondo, lo de la lotería es un remiendo”, opina Lola Ortega, portavoz de la asociación de asesores fiscales Asefiget.
Los inspectores de Hacienda proponen otro tipo de medidas para incentivar que los ciudadanos paguen impuestos. Además de recuperar las deducciones de los gastos sanitarios en la declaración de la renta, consideran esencial introducir en las escuelas contenidos vinculados a la imposición. “Hay que formar a la gente para que se sepa la importancia que tiene contribuir”, explica Ransés Pérez Boga. En segundo lugar, los inspectores opinan que las campañas publicitarias —del estilo “Hacienda somos todos”— generan cierta conciencia social. También abogan por el pago de confidentes y la compra de datos tributarios que saquen a la luz el nombre de las personas “con conducta incívica” que evaden impuestos. Por último, los inspectores de Hacienda del Estado creen positivo que se elaboren listas de defraudadores, de morosos a Hacienda.
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