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Medio Erasmus, formación a medias

La Universidad rechaza el recorte de las becas porque deja poco tiempo para dominar el idioma Solo unos pocos lo aceptan como mal menor

Elisa Silió
Protesta de estudiantes `erasmus´ en Berlín por los recortes del ministerio.
Protesta de estudiantes `erasmus´ en Berlín por los recortes del ministerio.Alberto Fanego

La mayoría de los erasmus españoles pasaban un curso entero en el extranjero pero, desde el próximo, solo podrán hacerlo un semestre. El Gobierno ha optado por esta fórmula para compensar el tijeretazo presupuestario sin quitar la beca a uno solo de los 40.000 estudiantes beneficiarios ni rebajar su cuantía (unos 250 euros). La decisión ha generado un intenso debate: las universidades defienden la importancia de acudir fuera un curso entero para lograr una formación completa; Bruselas, la entiende como un mal menor tras insinuarse en noviembre que habría la mitad de becados, y los erasmus, a quienes ha cogido con el pie cambiado, lamentan que con un semestre apenas da tiempo de aterrizar.

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"La Comisión Europea está haciendo un estudio sobre el desarrollo de habilidades en el Erasmus y su retorno en la empleabilidad. Sus resultados se conocerán a mediados de año. Por eso me extraña que el Gobierno español no haya esperado a conocer estos datos antes de tomar esta medida", dice Manuel Souto-Otero, del departamento de Educación de la Universidad de Bath. “En el estudio que hicimos para el Parlamento Europeo en 2010 nos planteamos si merecía la pena recortar los meses para mantener las condiciones. Y concluimos que había riesgo de que el retorno fuese menor, porque no hay el tiempo de maduración necesario”.

La duración media de las becas españolas es de ocho meses en la Universidad (frente a los 6,3 meses europeos) y de 2,75 de la Formación Profesional. ¿Por qué superamos por tanto la media europea? Hay varios factores que lo explican y así se los hizo ver la semana pasada el rector de Santiago de Compostela, Juan Casares, como portavoz de la Conferencia de Rectores (CRUE), al Ministerio de Educación. “En un cuatrimestre no se domina el idioma. No se sabe aplicar completamente y con la estancia se trata de superar el déficit de idiomas que tenemos en este país”, argumenta. "Y por otro lado, en Europa tienen un plan de estudios de tres años de grado y dos de máster, mientras que en España son cuatro y uno. Eso hace que sea complejo acomodar los programas de los dos sistemas. Lo que llaman Learning agreement [traducido como compromiso de reconocimiento académico]", prosigue el responsable del Sistema de Intercambio entre Centros Universitarios Españoles.

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En la Universidad de la Rioja, la más pequeña de las públicas, se han ido este curso 78 erasmus, el 55% por todo el año académico "Nosotros defendemos que deben irse un curso entero y es lo que tiene más demanda porque con esta movilidad se rentabiliza la inversión en una nueva cultura, en un nuevo sistema o el esfuerzo que se hace en lograr habilidades", piensa Mariola Urrea, su responsable de Relaciones Internacionales. "El ministerio gestiona un dinero que no es suyo, es de Bruselas. Debería de dar autonomía a las universidades para decidir por qué apuestan".

Bruselas es de las pocas voces autorizadas que salieron ayer a defender la decisión adoptada por el Ministerio de Educación. Acortar las becas, dijo un portavoz, es "una forma positiva de intentar dar oportunidades al mayor número posible de estudiantes” y alabó el “esfuerzo” gubernamental” pese a “la difícil situación presupuestaria".

Algunos estudiantes también se resignaron. "Yo no esperaba que fuesen a dar nada. Es mucho más sensato que dejar a alumnos con cero al mes o pasar de 40.000 a 20.000 alumnos, desde luego", dice Laura Zornoza, la erasmus que logró que en pocas horas 200.000 personas la apoyaran en su denuncia de recorte de becas. "Aunque ojalá pudiésemos volver a los niveles de hace unos años".

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En el debate entra de lleno el mercado laboral y más en estos momentos en el que la elevada tasa de paro juvenil —en torno al 50%— está obligando a muchos españoles a buscarse la vida en el extranjero. "Es más importante dominar otro idioma que tener un máster, porque dentro de una empresa lo que hay que hacer se aprende en cuatro o cinco meses y la lengua no", opina Carolina Mouné, responsable de recursos humanos de Adecco Professional. Por eso Erasmus le parece una excelente oportunidad. "Ante dos candidatos iguales valoramos que haya sido erasmus. El otro puede tener unas capacidades que vienen de serie o las ha adquirido con otras experiencias, pero el que ha estado fuera probablemente las tenga". Mouné habla de personas resolutivas, que se adaptan bien y son extrovertidas. "Cuanto más tiempo estén fuera más pueden desarrollar estas capacidades, pero sobre todo estar más tiempo es importante con el idioma. Con tres meses ya te sacas las castañas del fuego".

Personifica esta habilidad de adaptarse Anne Serrano, estudiante de Empresariales en Bilbao, que ha decidido seguir en Letonia. "Si me vuelvo a España hago las prácticas y el trabajo fin de grado y termino. Pero estoy pensando en quedarme aquí y aprender inglés y ruso", cuenta desde Riga. En agosto hizo un curso de letón para saber lo que compra en el supermercado, pero le interesa el ruso para tener más oportunidades de trabajo.

¿Es posible manejarse en otro idioma con soltura si estudia medio curso fuera? Los expertos en enseñanza de lenguas consideran que no es posible alcanzar un nivel aceptable si apenas se ha aprendido esa lengua en la escuela. De hecho, a los alumnos de secundaria o bachillerato que se van un año fuera, se les aconseja que no vuelvan en Navidad para no romper la dinámica de aprendizaje de ese idioma.

El inglés es básico pero controlar un segundo idioma abre muchas puertas en el mercado laboral. Por eso muchos, sin ninguna o escasa formación en ese idioma, optan a estancias en países con lenguas romances (que pronto se entienden y se chapurrean y a final de curso son capaces de desenvolverse. Esta progresión en un semestre difícilmente se consigue. Las lenguas eslavas es otro cantar y casi todos los alumnos la reciben en inglés. El investigador de Bath recuerda también que acortar la estancia supone un "riesgo para el estudiante" porque puede tener peores calificaciones —por no controlar el idioma— y debe acostumbrarse al sistema universitario que suele ser muy distinto: con más exposiciones, análisis crítico, aprendizaje independiente... Lo sabe bien Irene Serrano, de la Autónoma de Madrid, que vuelve tras cursar el primer semestre de Psicología y Antropología en Utrech (Holanda). “Es plan Bolonia. He tenido alrededor de 12 horas de clase semanales. Además de prácticas y seminarios de grupos reducidos, el resto del trabajo lo haces tú. No te regalan nada, da igual que sepan si controlas o no el idioma. Todo esto supone que enfatizan muchísimo el trabajo personal”. El acuerdo interuniversitario no le ha permitido estar el curso entero y lamenta no haber podido trabajar en una tienda de móviles porque no les interesaba para tan poco tiempo.

No hay dos erasmus españoles con un programa igual en el extranjero. Un caos. Si se les pregunta en un foro de redes sociales cada caso es diferente y la mayor parte de difícil encaje de los contenidos de España y el país de destino. Se ilustra muy bien con el trabajo fin de grado, que se debe defender en público. Muchos se vuelven este mes para no hablar en otro idioma; algunos optan por retrasar un curso la disertación; hay quien dispone de un tutor en España y trabaja online con la idea de presentarlo a la vuelta o quien lo tiene extranjero pero le examinarán en su universidad de origen... Enrique Bergés, estudiante de Telecomunicaciones en Granada, es de los osados que en inglés defenderá su tesina sobre cómo influye la marcha de una persona con el peso que lleva en el cuerpo en Varsovia. "Al menos aquí en Polonia son mucho más ligeros que en España. Tengo un tutor polaco que habla español", cuenta el promotor de las movilizaciones de erasmus en la ciudad.

Bergés fue ya con un dominio del inglés alto, pero hay perfiles para los que la duración es clave. Es el caso del gaditano Alberto Crespo, que estudia Empresariales en Edimburgo. “Solo sabía lo del instituto. Al principio tenía que sentarme en primera fila porque no entendía nada y es ahora cuando tengo amigos y me desenvuelvo bien. Tenía claro que no podía volverme”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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