El 40% de los parientes de personas con celiaquía está también en riesgo
Investigadores españoles aconsejan que se analicen y reduzcan la ingesta de gluten
La celiaquía es una enfermedad autoinmune de origen genético que se caracteriza porque quienes la sufren tienen intolerancia al gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y la avena, entre otros cereales. No tiene, de momento, cura, y la única solución es una dieta. Pero aparte de los propiamente intolerantes al gluten, hay otras personas que tienen complicaciones. Y, de ellas, un grupo importante son los familiares directos (padres, hermanos, hijos) de los afectados, según publica en European journal of gastroenterology & hepatology un grupo de investigadores españoles dirigido por Santiago Vivas, del Hospital de León, que ha cifrado en un 40% de personas cercanas la incidencia de estos problemas que podrían considerarse menores.
El efecto de la celiaquía es acumulativo. La enfermedad consiste en que, por un proceso aún no del todo claro, la ingesta de gluten provoca un daño irreversible en las vellosidades intestinales de los afectados. Con ello, la absorción de nutrientes se resiente, y eso crea múltiples problemas, como la desnutrición. La enfermedad afecta al 1% de la población, aunque como su efecto se va desarrollando con el tiempo, no es fácil de diagnosticar.
El equipo de Vivas estudió a 67 pacientes, pero les hizo un análisis más completo que el habitual. Normalmente hay una serie de marcadores (se buscan unos anticuerpos) que indican el grado de la enfermedad, pero al hacer esto solo se vio que había cierto grado de daños en el 25% de los familiares de afectados. Estos resultados se compararon con los obtenidos mediante pruebas genéticas y una biopsia del duodeno (el conducto que une el estómago con el intestino delgado y que es donde empieza la digestión). Entonces la tasa de afectados subió al 40%. Centrarse en los parientes cercanos es lógico, ya que la base genética de la enfermedad hace suponer que si un niño tiene la enfermedad, los progenitores deben tener la mutación correspondiente que se está manifestando en cierto grado, por ejemplo.
La conclusión del trabajo es que hay una gran cantidad de personas a las que el gluten daña sin llegar a la intolerancia total que supone la auténtica celiaquía. Estas personas suelen tener problemas digestivos o diarreas, por ejemplo, pero como no están diagnosticadas no saben cuál es la causa.
En este caso los autores del trabajo, en el que también han participado el departamento de Microbiología y el Instituto de Biomedicina (Ibiomed), ambos de la Universidad de León, aconsejan actuar preventivamente. Estas personas pueden llegar a tener daños irreversibles, por lo que este tipo de control puede servir de chequeo preventivo. Como en el caso de los enfermos, para ellos solo hay una solución (más complicada de lo que parece, no solo por los cambios de dieta sino por el precio de los alimentos específicos): que hagan una dieta libre de gluten.
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