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El Gobierno ya tiene lista la tarjeta sanitaria válida entre comunidades

La interconexión entre las bases de datos autonómicas había retrasado el proyecto

La ministra de Sanidad, Ana Mato, anunció ayer en la Comisión de Sanidad del Congreso que el Gobierno aprobará la tarjeta sanitaria única interoperable este viernes. Con ello se pondrá fin a la situación actual, en la que “un ciudadano que habiendo nacido en Galicia viviera en Madrid llegaba a tener dos tarjetas sanitarias y, si pasase largas temporadas en Castilla y León, podría tener hasta tres”, según ejemplificó Mato.

La propuesta es una vieja aspiración, que se vio indispensable hace 13 años, cuando se completaron las transferencias sanitarias a las comunidades. Ya entonces, gobernando el PP, se planteó la necesidad de buscar un sistema para que los ciudadanos que viajaban no tuvieran problemas si necesitaban ir al médico.

Mato no dio más detalles en su comparecencia, pero por lo que se ha sabido en otras ocasiones la tarjeta permitirá el acceso a las historias clínicas digitales. Ha sido la interconexión entre las bases de datos autonómicas la que ha retrasado el proyecto. Y este es el principal obstáculo para la medida, ya que, según dijo Mato, solo 20 millones de ciudadanos —menos de la mitad de la población— tienen ya historia clínica digitalizada, que es el requisito previo. Este proceso va con un claro retraso (en 2009 se anunció para 2011), pero es indispensable para que la tarjeta sea eficaz.

Sin datos médicos

El decreto —del que Sanidad no da detalles— deberá fijar los requisitos técnicos, así como la información básica que llevarán las tarjetas y definir un plazo para su implantación. Se ha descartado la idea de que en el propio documento figuren datos médicos (grupo sanguíneo, enfermedades crónicas relevantes) como se pensó en un principio.

Mato admitió que se había pedido un esfuerzo a los pensionistas que más ganan para que paguen parte de sus medicamentos, pero, a cambio, presumió de que casi un millón de parados de larga duración no abonaban nada por ellos. Sobre otra de sus medidas más polémicas, la exclusión de los extranjeros en situación irregular, ante las críticas de PSOE, IU y Compromís-Equo, y pese a los ejemplos que le pusieron, insistió en que “no tienen tarjeta”, pero sí “la atención que requieren”.

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