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NÉLIDA ZAITEGI Asesora de Educación

“El trilingüismo no puede implantarse con 40 alumnos por clase”

Tras jubilarse como inspectora de Educación, trabaja de asesora de liderazgo

Nélida Zaitegi.
Nélida Zaitegi.

Nélida Zaitegi (Abanto y Ciérvana, Bizkaia, 1946) es maestra y pedagoga. Tras jubilarse como inspectora de Educación, trabaja de asesora de liderazgo y convivencia positiva. Su dilatada experiencia en las aulas vascas le lleva a asegurar que la enseñanza en un sistema multilingüe no es solo posible, sino que resulta muy beneficiosa para los alumnos. Eso sí, asegura, debe planificarse y tener en cuenta aspectos metodológicos que van más allá de la cuestión lingüística.

Pregunta. ¿Son los niños capaces de aprender tres lenguas desde pequeños?

Respuesta. Sí, sin duda. Los críos pueden aprender las tres lenguas. Pero quienes les enseñan deben tener un manejo suficiente de las teorías de aprendizaje de la lengua, que insisten en que no todas pueden aprenderse de manera simultánea. Los profesores han de contemplar estas cuestiones metodológicas para enseñar de un modo adecuado.

P. ¿Qué plazos son los adecuados para la introducción de nuevos idiomas?

R. Los chavales deben conocer bien una primera lengua para poder aprender la segunda y la tercera. En algunos centros de Europa se introduce la segunda a partir de los seis años, cuando la primera está bien asentada. Hasta los 13 los niños pueden aprender varias lenguas como maternas.

P. ¿Hay dificultades para comprender la materia que se explica si esto se hace en varios idiomas?

R. Eso depende de la competencia lingüística que tengan los estudiantes. Una vez que se ha adquirido, se puede aprender perfectamente. Por eso es tan o más importante cómo se enseña que la lengua en la que se hace.

P. ¿La implantación de estos sistemas está bien planificada?

R. Se llama trilingüismo a cosas que no lo son, como meter alguna asignatura en inglés en el currículo. El trilingüismo es más serio e implica cuestiones metodológicas; entender cómo se estructuran las lenguas. No puede hacerse a matacaballo. Y hay que contar con los recursos necesarios. No se puede implantar en una clase con 40 alumnos.

P. ¿Se perjudica alguna lengua por aprender con este sistema?

R. De ninguna manera. Es más, las lenguas se enriquecen entre ellas. Cuando se han aprendido dos, la tercera es más rápida. Hay transferencias entre unas y otras. Algunas cosas que se trabajan en uno de los idiomas, como las estructuras gramaticales, no necesitan explicarse de nuevo.

P. ¿Los docentes están preparados para impartir clases en inglés?

R. Este es uno de los problemas. Los profesores deben dominar la lengua y deben tener en cuenta cómo aprenden los niños, cuáles son los plazos que necesitan para asimilar conceptos. Y no es una cuestión solo de profesores. Todo el personal, desde los cuidadores del comedor al director, han de estar implicados. Debe haber un ambiente afectivo positivo de toda la comunidad hacia la lengua que se enseña.

P. Si el sistema presenta tantas bondades, ¿por qué hay docentes en contra?

R. Creo que más que con que se perjudique el aprendizaje, está relacionado con intereses profesionales o con la percepción de que las condiciones para implantarse no son adecuadas.

P. ¿En qué consiste esa buena metodología en la enseñanza?

R. Hay que tener claro que se aprende haciendo. No escuchando o anotando lo que alguien escribe en una pizarra, sino haciendo; experimentando, equivocándose. Y enseñando a otros. Los trabajos en grupo donde uno guía, alimentan la curiosidad, hacen debatir y enseñan a pensar. Es fundamental tener esto en cuenta para explicar en otro idioma.

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