Cocineros de la prehistoria
Unos residuos de especias en cacharros de hace más de 6.000 años indican que los humanos prehistóricos del Norte de Europa condimentaban sus alimentos con especias
La aliaria, o hierba de ajo da gusto a la comida con un fuerte aroma parecido al ajo. Y ya lo apreciaban los humanos prehistóricos de hace 6.100 años, que añadían esta especia a sus alimentos. Así lo desvela la presencia de restos microscópicos de la hierba Alliaria petiolata en recipientes cerámicos de cocina hallados en yacimientos de Dinamarca y de Alemania, en el Báltico, y corresponden a una época en que las poblaciones estaban pasando de ser cazadoras-recolectoras a establecerse en las primeras granjas.
“Esta semilla tiene un sabor fuerte, con escaso valor nutricional, y los restos se encuentran en el interior de vasijas junto con residuos de animales terrestres y marinos; es la primera prueba directa del uso de especies en la comida en la cocina prehistórica de Europa occidental”, escriben los investigadores, liderados por Hayley Saul (Universidad de York, Reino Unido) en su artículo científico, publicado en la revista PlosOne. Más adelante, detallan algo más los platos que debieron deleitar los paladares prehistóricos: se trataba de productos del mar (como mejillones, vieiras o pescado) o de rumiantes terrestres, como ciervo, a la vista de las sustancias químicas de grasa halladas en las muestras de los mismos cacharros de cocina. Y también cebolla, tal vez, porque ya se había descubierto el uso de este ingrediente en la cocina de la región de la misma época, recuerda la web Sciencemag, haciéndose eco de la noticia de la aliaria, pero puntualizando que la hierba de ajo se utilizaría exclusivamente por su sabor, no por ser nutritiva.
La Alliaria petiolata es una planta anual o bienal que alcanza un metro de altura y florece de abril a junio.
Saul y sus colegas han realizado análisis de microfósiles en los restos carbonizados hallados en vasijas de hace entre 6.100 y 5.750 años, y han hallado minúsculas partículas, denominadas fitolitos, que se integran en los tejidos vegetales a partir de los minerales que las plantas absorben del suelo por las raíces. Ellos explican que han encontrado estos fitolitos en 26 de las 74 muestras de restos carbonizados (siempre del interior de los recipientes) que han analizado y que, al compararlos con 120 especies de plantas de Asia y de Europa, solo han encontrado similitudes con los fitolitos de la Allaria petiolata.
Los investigadores argumentan el interés de esta línea de investigación de microfósiles y recuerdan que los fitolitos sugieren (en otros estudios) que el arroz se cultivaba hace 13.000 años en la región del río Yangtzé, en China.
Pero, volviendo a la aliaria, Saul y sus colegas concluyen en PlosOne que, “pese al modesto número de muestras, queda demostrado por encima de toda duda que se utilizaban especias regularmente en la época de introducción de la domesticación en las regiones del Báltico noroccidental”. Pero señalan que, aunque la aliaria crece en esa zona, no está claro aún si su uso culinario fue autóctono o una práctica importada de Oriente Próximo.
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