Esterilidad en pareja
Que la reproducción asistida —que ya se sabe que es pecado— iba a estar en primera línea a la hora de recortar en prestaciones sanitarias es algo que se conocía desde que la ministra Ana Mato anunció que iba a modificar la cartera de servicios (en verdad ella dijo que iba a elaborar una, como si no hubiera otra). Pero todos los expertos esperaban que las restricciones vinieran por criterios como la edad de la mujer, del hombre (a más mayores, más difícil engendrar) o el número de intentos que se iban a financiar. Que el estado civil y la orientación sexual fueran criterios excluyentes ha pillado a todo el mundo por sorpresa. O no.
El texto que Sanidad ha enviado a las comunidades es inusualmente transparente. No por lo que dice, sino por lo que trasluce. Una parodia de su elaboración mostraría a los técnicos que lo redactaron discutiendo. “A las parejas como Dios manda no me las toquéis”, diría uno. “No, empezaremos por las lesbianas”, añadiría otro. “Es que nunca tienen bastante. No solo quieren casarse, sino que ahora quieren que les paguemos por tener hijos. Pues si quieren familia, ya saben lo que tienen que hacer: que se busquen un hombre”, diría un tercero. “¿Y las solteras?”. “Esas, que no se quejen, que muy mal se les tiene que dar para que no encuentren alguien que les arregle el problema”. Es un chiste burdo, pero muestra la zafiedad del razonamiento. Y no es un invento total. Ya comunidades como Asturias, en 2011Asturias, en 2011, apuntaron en esta dirección cuando justificaron que no se inseminara a lesbianas.
Sanidad afirma que no ha decidido las limitaciones por cuestiones ideológicas. Es práctica habitual envolver estas decisiones en argumentos científicos, como hizo el PP a la hora de rechazar la adopción por gais y lesbianas argumentando perjuicios nunca demostrados para el menor. En este caso, la excusa es que solo se quiere tratar la esterilidad.
Habría que aclarar a qué se refieren. En una pareja heterosexual es posible que él, ella, o incluso ambos, por separado, sean capaces de concebir. Lo mismo sucedería con dos lesbianas. Pero el caso es que son familias que quieren tener hijos de manera conjunta. La esterilidad es un problema de ambos, y es lo que hay que atender. En el caso de las mujeres solas, el asunto sería aún más claro: obviamente, la falta de relaciones es la primera causa de infertilidad.
Puestos a ser coherentes, se les podía haber ocurrido recomendar a la mujer emparejada con un hombre estéril que se busque a otro. No lo han hecho. Teniendo en cuenta que estos casos representan alrededor del 50% de la demanda, sería como se ahorraría más.
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