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Júbilo y emoción ante las escaleras del Tribunal Supremo de EE UU

Cententares celebraron la decisión del Tribunal Supremo al conocer la decisión de apoyo a la igualdad de los matrimonios gais

Carolina García
Partidarios celebran la decisión del Tribunal afuera de las instalaciones
Partidarios celebran la decisión del Tribunal afuera de las instalacionesJIM LO SCALZO (EFE)

Cientos de personas aguardaban con inquietud, alegría y euforia la decisión del Tribunal Supremo de EE UU sobre el matrimonio gay, una decisión que supondría un cambio histórico en una nación que lucha por los derechos de los gais desde los años sesenta.

Para los que apoyaban la igualdad de los homosexuales no importaba el calor o la espera, ya que con vítores y cánticos amenizaban los minutos previos a la decisión: “¿Qué queremos? Igualdad. ¿Para qué? Para vivir amando y libres”. Mientras, los opositores, los menos, aguardaban silenciosos al otro lado de la calle.

“Quería estar aquí para asistir a este cambio histórico, pase lo que pase. He trabajado por la igualdad de género y de orientación sexual durante toda mi carrera profesional y este es un momento excitante”, explicaba Juliana Wagner, de 27 años, trabajadora de la Fundación Proderechos de EEUU. “La corte es muy impredecible, todo es posible, pase lo que pase tenemos que seguir trabajando por la igualdad en este aspecto, como en otros problemas sociales”,

“Los jueces deben reconocer el amor, el amor entre los seres humanos, sin importar la raza o el sexo. El amor es lo que mueve el planeta y debe existir para todos”, añadió Wagner.

Las inmediaciones del Alto Tribunal se llenaban de canciones y reclamos proderechos. “No, no, nos moverán [en español]”, cantaba un grupo religioso del Estado de Maryland. “Estoy aquí porque soy parte de la Lutheran Campus Ministry. Hasta llegar aquí hemos luchado mucho. Vivo en Annapolis (Maryland) y allí organizamos un movimiento para que se aprobara el matrimonio gay. Tras una larga lucha lo conseguimos. Esta aprobación demuestra que el matrimonio entre cualquier ser humano es justicia”, decía emocionado Michael Benefiel.

“Creemos que la persona enamorada tiene derecho a hacer que su relación sea permanente”, continuaba. En el último año, muchos grupos religiosos han apoyado los matrimonios homosexuales. “La religión y los gais deberían ir de la mano porque, al final, todo es lo mismo, es amor”, terminaba Benefiel.

La primera decisión llegaba a las 10.02, hora local, cuando se conocía que parte de la DOMA (Ley de Defensa del Matrimonio) se declaraba inconstitucional. La euforia era palpable en los alrededores del Supremo. A partir de ahora, los Estados que quieran aprobar o hayan aprobado leyes para ratificar los matrimonios gais no dependerán del Gobierno Federal.

“Estoy feliz de que los gais tengan los mismos derechos que los demás aunque sea a nivel de Estados. Es una pieza del puzle, es un pequeño paso, ya que para que algo más grande ocurra va a pasar tiempo. Pero es un paso”, sostenía con una gran sonrisa Sarah Woollie, de Texas. “Esperemos a ver qué pasa con la proposición 8”. La decisión del Tribunal Supremo a este respecto decide si legalizar o no los matrimonios homosexuales a nivel federal, tras la presentación de dos casos de California.

La llegada de esta última decisión se hizo esperar, hasta que varios periodistas salieron del edificio del Alto Tribunal con la sentencia en la mano, mostrándola a los allí congregados. La decisión no fue la esperada, pero era positiva.

El tribunal alegó no tener jurisprudencia para decidir sobre el caso y remitió su decisión a la sentencia efectuada hace cuatro años en California, que permitía los matrimonios en ese Estado. A partir de este miércoles, y tras esta resolución, ya son 13 los Estados, más el distrito de Columbia, que aprueban las uniones entre miembros del mismo sexo.

“Me siento super contenta de las decisiones tomadas hoy por el Supremo, a pesar de que hubiera deseado que estas fueran más amplias, porque creo que cada persona en América merece casarse con la persona que quiere y que esta unión sea reconocida. Aun así, el paso de hoy es enorme. Estamos hablando de decenas de miles de personas en California”, explicaba a las puertas del Tribunal Candance Gringish.

“En cuanto a DOMA, la decisión tomada va a proporcionar que las parejas homosexuales tengan derechos que ni siquiera soñaban. Y lo más importante, que los Estados no tienen que reconocer el matrimonio ejecutado en otro Estado. Y eso es increíble”, añadía Gringish.

“Estoy feliz, no siento una alegría desmesurada pero definitivamente es grandioso. Lo demás, solo es cuestión de tiempo”, concluía esta mujer mientras los abogados defensores de ambos casos abandonaban el edificio tras la lectura de las sentencias.

“Para que la gente entienda lo que ha pasado hoy solo tienes que mirar a tu alrededor, la gente quiere expresar su amor y no debería haber ninguna prohibición que impidiera esto. No hay nada más necesario que el amor para la supervivencia de los seres humanos”, decía nervioso Joan Miller, de 50 años, mientras abrazado a su perro no podía contener la emoción.

“Lo que ha ocurrido hoy es un paso más para los derechos de todos los norteamericanos. Y para las personas de California que llevan años luchando”, añadía Dan Wohlfelier. “Recuerdo que tras meses de lucha, decidí ir de vacaciones a Madrid y, por casualidad,  llegué el mismo día que aprobasteis el matrimonio homosexual en tu país, toda aquella situación me pareció una película de ciencia ficción, y mira lo que ha ocurrido hoy, estamos un paso más cerca”, concluía este hombre feliz mientras, cogiendo de la mano a su pareja, abandonaba las inmediaciones del Tribunal.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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