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La presión de las autonomías obliga a Wert a revisar las becas

El ministro de Educación se aviene a modificar la nota para lograr las ayudas en bachillerato y FP El borrador del decreto exige un seis y un 5,5 respectivamente

Elisa Silió
José Ignacio Wert, a su llegada a la Conferencia Sectorial de Educación celebrada el miércoles.
José Ignacio Wert, a su llegada a la Conferencia Sectorial de Educación celebrada el miércoles.ULY MARTÍN

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, va a reconsiderar el núcleo central del nuevo reglamento de becas. Exactamente dijo que lo va a “estudiar”. Los consejeros de Educación de las comunidades gobernadas por el PP se sumaron ayer a las quejas de los demás y el ministro se quedó solo en su idea de elevar la nota en bachillerato para obtener una beca. El nuevo sistema exige una media de al menos un seis (ahora es un 5,5), un 5,5 en Formación Profesional (hoy un 5) y un 6,5 para el acceso a la universidad (5,5). El informe sobre recortes de los vicerrectores de las universidades, que presentarán hoy, irá también en esa línea. No les parece sensato endurecer unos requisitos que piensan que dejarán fuera de los campus a muchos estudiantes. Hoy por la tarde, Wert, que vive una consecución de malos tragos, se verá las caras con los responsables universitarios, que ya han puesto el grito en el cielo.

En palabras del ministro, en la reunión de ayer con los consejeros, se produjo una “discusión muy viva, profunda y con puntos de vista dispares en los que entendían que algunas de las condiciones [del sistema de becas] eran demasiado exigentes”. Y en ella no contó con aliados como reconoció a la salida: “Una parte significativa (de los consejeros) al margen del color político” han mostrado sus discrepancias… Pero el ministro dejó claro que aunque haya cambios en su decreto seguirá premiándose de alguna manera la “cultura del esfuerzo” que en su opinión se estimula subiendo la nota media mínima exigida. “Es necesario alinear las ayudas con los principios de reforma y de equidad. No queremos que nadie tenga que abandonar los estudios por razones socioeconómicas”.

Las comunidades de su partido, sin ganas de avivar la polémica, incidían en la necesidad de buscar esta “excelencia”, pero apostaron por que esta sea gradual en sus exigencias. Desde el plante de la consejera catalana, Irene Rigau, el pasado diciembre, todas las partes han hecho un esfuerzo por suavizar el enfrentamiento.

Comunidades del PP rechazan subir las exigencias por el elevado paro juvenil

Wert prefirió no hablar de los requisitos para las becas de los que van a entrar en la universidad aunque varios consejeros lo mencionaron. “Ese tema se tratará mañana en el Consejo de Universidades”, arguyó el ministro, quien pareció más proclive a rebajar la nota del bachillerato pero no la de FP, a la que no se refirió.

Hablaron las regiones socialistas de Andalucía, Asturias y las populares de Castilla-La Mancha y Castilla y León y no hizo falta más para que el ministro reculase. “Era un sentir general. No hacía falta que nos repitiéramos. Somos gente educada”, afirmó a la salida el castellanoleonés Juan José Mateos. Ellos no quieren que las notas sean un criterio tan determinante porque podría dejar fuera a alumnos con grandes dificultades económicas.

No queda claro cómo se va a concretar esta modificación de su proyecto. “Tras los escasos apoyos y la fuerte contestación social, el ministro va a revisar los requisitos y se ha comprometido a enviar un nuevo borrador”, aseguró la consejera andaluza Mar Moreno. Juan José Mateos, de Castilla y León, no fue tan preciso al respecto: “No sabemos en qué consiste la flexibilidad de lo que nos ha dicho”. En agosto, el real reglamento tiene que estár aprobado para que puedan efectuarse las solicitudes de beca. Apenas quedan cinco semanas y el real decreto tiene que pasar aún el trámite del Consejo de Estado. “Hay tiempo”, dijo Wert tranquilo.

Los rectores de las universidades insistirán hoy sobre el mismo asunto

“Queremos volver a la casilla de salida. Que un chico sin dinero con un cinco pueda seguir estudiando, como le ocurre al de una familia adinerada”, argumentó Mar Moreno. ¿Por qué si un cinco sirve para certificar un título no va a servir para obtener una beca?, planteo la consejera andaluza al ministro. “Se ha conseguido que abuelas analfabetas abracen hoy a nietas que son abogadas o médicas y eso ha sido posible porque se ha sembrado antes con una política de becas que no puede desaparecer”, dijo Moreno. Desde Extremadura, se ahondaba en lo mismo. Trinidad Nogales, su consejera, pidió que se “rebajen las exigencias académicas de forma transitoria” para conceder una beca, teniendo en cuenta el alto nivel de paro juvenil y de abandono escolar temprano que sufre su región.

Irene Rigau, la consejera catalana, dijo que uno de cada dos alumnos catalanes puede perder la beca en bachillerato con estos requisitos. “Si queremos que el cien por cien de los jóvenes llegue a FP o Bachillerato no podemos ponerles barreras”.

Wert asegura que ningún consejero puso en duda la modalidad que propone de una beca fija (de 1.500 euros frente a los 2.004 actuales) y otra variable que depende de la renta familiar y los méritos académicos de los alumnos y que se calculará con el resto de la parte fija. Sin embargo, varios de los consejeros mostraron sus dudas sobre la forma de calcularse estas ayudas. Reprocharon su opacidad.

La revolución de las becas

E. S.

> El Gobierno prepara una revolución en el sistema de concesión de ayudas al estudio que, en la práctica, supone subordinar la cuantía de las becas a las notas y al presupuesto disponible.

> Por primera vez, divide las ayudas en una parte fija, a la que tienen derecho los alumnos si cumplen unos determinados umbrales de renta y unos requisitos académicos, y otra variable, en función de los ingresos familiares, la renta, las notas y del presupuesto disponible. La primera parte (un máximo de 1.500 euros para los estudiantes con menos recursos) se reducirá sustancialmente, entre 500 y 2.000 euros. El mínimo del monto variable será de 60 euros.

> El borrador de decreto reduce los tipos de ayudas a tres con ese máximo de 1.500 euros: las actuales becas salario o compensatorias (hoy suponen entre 2.040 y 3.500 euros); las de residencia para estudiar fuera de la comunidad autónoma (entre 2.556 euros y 6.995) y una de nuevo cuño, la básica, que en la etapa universitaria eximirá de pagar la matrícula. En bachillerato y FP no se paga la matrícula salvo excepciones, así que esa ayuda sustituye a la beca de escolaridad que actualmente llega hasta los 581 euros; esta se quedaría en 200.

> El ministro de Educación, José Ignacio Wert, proyectaba elevar las exigencias académicas en las enseñanzas posobligatorias hasta el 6 en el acceso al bachillerato, el 5,5 en FP y el 6,5 para matricularse en estudios universitarios. La presión de las comunidades le ha llevado al ministro a reconsiderarlo.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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