EE UU afronta el fin del estigma de los trastornos mentales
Cerca de uno de cada cinco estadounidenses padece un desorden mental. Más del 60% no reciben tratamiento
Según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos, aproximadamente uno de cada cinco estadounidenses padece un desorden mental y uno de cada cinco menores, entre los 3 y los 17 años, ha sufrido o sufre en este país algún tipo de estos trastornos. Y, lo más importante, es que no parece que este diagnóstico vaya mejorar en las generaciones futuras. Con estos datos en la mano y a pesar de los intentos de la Administración de Barack Obama por ofrecer una mayor cobertura en los seguros sanitarios, estipulado en la Reforma Sanitaria de 2010, la situación actual de recesión en el país ha llevado a que se recorte en unos 4.500 millones de dólares el presupuesto para estos tratamientos.
Si a todo esto se le añade que algunos de los ejecutores de las mayores matanzas en EE UU presentaban algún tipo de patología psiquiátrica, a pesar de que la mayoría de los enfermos mentales suelen ser más víctimas que agresores, la situación es alarmante. Una situación que ayer lunes llevó a Obama a hacer un llamamiento para acabar con la estigmatización de estos trastornos durante un evento organizado como respuesta a las masacres acontecidas en los últimos meses en el país; como el ocurrido el pasado 14 de diciembre, cuando Adam Lanza acabó con la vida de 20 niños en una escuela de Newtown (Connecticut).
“Si se acaba con el estigma, la gente se animará a tratarse. Más del 60% de estos enfermos no acude a terapia ni se somete a ninguna intervención clínica, frente a un 38% que sí que está consultando con especialistas. Algo que es fundamental para la prevención”, expresó el presidente. Según el CDC, cerca de 45 millones de estadounidenses experimenta anualmente alguna enfermedad mental como depresión, trastornos de la alimentación, estrés postraumático o abuso drogas.
“Por el contrario, no aceptaríamos que tan solo el 40% de los pacientes con cáncer se sometiera a tratamiento. ¿Por qué tiene que ser distinto con los trastornos mentales? Hay que rescatar a estos enfermos de las sombras”, añadió. Tan solo la mitad de los niños con alguna enfermedad mental recibe tratamiento en EE UU, “cuando se ha demostrado que este es más efectivo cuando se recibe a tiempo”, añadió el mandatario.
Sin el tratamiento adecuado, las consecuencias de las enfermedades mentales pueden ser graves. Pueden llevar a la incapacidad, al desempleo, al abuso de sustancias, a la falta de vivienda, al encarcelamiento o, incluso, al suicidio. “El coste económico de las enfermedades mentales en EE UU no tratadas es de más de 100.000 millones de dólares anuales”, explica en un comunicado la National Alliance of Mental Illness.
Las enfermedades mentales pueden afectar a cualquier persona, sin importar su edad, su raza, su religión o su clase social. “Dichos trastornos no son el resultado de alguna debilidad personal, de la falta de carácter o de la indisciplina. Lo más importante es saber que estas enfermedades son tratables”, continúa el organismo.
A pesar de la inclusión del tratamiento de algunos trastornos mentales en los seguros sanitarios -es necesario que estén en el Manual de Diagnóstico y de Evaluación de Enfermedades Mentales de Sociedad Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés)-, muchos opinan que no es suficiente. “A menos que contemos con recursos adicionales para atender a estas personas, no podremos cumplir el objetivo de acabar con el estigma, de acabar con lo que reclama el presidente”, dijo Wayne Lindstrom, presidente de Mental Health America en Virginia, presente en la conferencia en la que también participaron funcionarios del Gobierno y proveedores sanitarios, según Reuters. “Y más con el duro golpe que hemos recibido tras los recortes. El presupuesto ha descendido en 4.500 millones de dólares”, añadió.
Gran parte del problema también se debe a la Ley sobre la Paridad de la Salud Mental y la Igualdad de la Adicción firmada en 2008. En esta regulación, las especificaciones del tratamiento de los trastornos mentales son muy difusas en comparación con las indicaciones para los problemas físicos, lo que provoca que los seguros sanitarios no indiquen bien qué enfermedades mentales necesitan tratamiento. "Los trastornos mentales son un problema patente que está acaparando mucha atención últimamente en EE UU. El llamamiento del presidente es el mejor ejemplo”, añadió Lindstrom.
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