“La energía nuclear es igual de popular en mi país tras el accidente Fukushima”

A las 17.00 de un día perfectamente británico —está nublado y chispea—, el físico Robin Grimes, de 51 años, se sienta, por fin, a tomar un té. ¿Cómo se pide en español con leche?, pregunta a una asesora de la Embajada británica en España. Tras oírlo, Grimes se entretiene arrastrando la ch, de leche. Después de haber bebido un sorbo, asegura que no tiene facilidades para los idiomas, y que, en su infancia, los profesores llegaron a decirle a sus padres que era poco inteligente. “Creo que tengo un poco de dislexia”, confiesa.

Esta circunstancia no le ha impedido especializarse en energía nuclear y convertirse en asesor científico jefe del Ministerio de Exteriores del Gobierno británico. “La física me eligió a mí; siempre encontré fáciles las matemáticas”, explica.

El profesor Grimes ha visitado España por primera vez para acudir a tres citas de su Embajada: una reunión en Valencia y dos actos en Madrid. El trayecto que une las dos ciudades lo ha hecho en tren. “Es una tecnología maravillosa, es para estar orgulloso”, destaca. Se ha encargado de dar a conocer los planes de su primer ministro, David Cameron, de apoyo cerrado a la energía nuclear, y de convertir a Reino Unido en un líder en el tratamiento del alzhéimer. Se trata de avanzar en la concienciación, atención de calidad e investigación, algo para lo que cuentan con el apoyo de España.

El secreto de que esta energía tan temida esté bien considerada radica, según Grimes, en que se ha explicado muy bien lo que la rodea.

Si la física lo escogió a él, Grimes decidió saltar a la asesoría tras la crisis desatada por el accidente nuclear de Fukushima (Japón). “En Reino Unido la energía nuclear es popular y desde esta catástrofe la imagen es la misma, realmente es un 1% mejor, así que no ha cambiado sustancialmente”, matiza. El secreto de que esta energía tan temida esté bien considerada entre los ingleses radica, según Grimes, en que se ha sabido explicar muy bien todo lo que la rodea. Se ha hecho pedagogía. Con las grabadoras en marcha, una de su Embajada y otra de la periodista, insiste en que la tecnología nuclear es segura y que hay que hacerla más eficiente. ¿Pero es rentable? “Los costes se han incrementado”, reconoce.

El Gobierno que asesora confía en un mix de energías en el que las nucleares supongan entre un 30% y un 40% del suministro, actualmente supone el 17% de la electricidad de Reino Unido, y otro 30% lo asuman las renovables. “Todas las formas de obtener energía tienen impactos en el medio ambiente”, argumenta, “creo que se debería desarrollar más la capacidad de compartir energía entre países”.

El té de esta tarde no es típicamente británico. Su apretada agenda lo acelera. “Podemos pasar tiempos muy largos tomándolo. Esto es un té rápido”, comenta. Como científico, Grimes ha participado activamente en la reactivación de la energía nuclear en la última década. Su esposa, médico, y sus tres hijos han aprendido bien la lección. “Mi hija mayor, que estudia Historia en la Universidad, se encarga de explicar a los alumnos anti-nucleares cómo funciona exactamente”, cuenta con un punto de orgullo mientras simula cómo la joven explica en la pizarra todos los detalles de la fusión de átomos. Robin Grimes también ejerce como profesor de Física Nuclear en el Imperial College de Londres.