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ALMUERZO CON... KERWIN PILGRIM

“Mi padre contestaba a todas las preguntas: ‘Coge un libro”

Kerwin Pilgrim impulsó un plan para buscar empleo desde una biblioteca pública

Tereixa Constenla
Pilgrim llegó a EE UU con 11 años desde Guyana.
Pilgrim llegó a EE UU con 11 años desde Guyana.kike para

Kerwin Pilgrim ha venido a España a hacer proselitismo, a ondear las banderas de revoluciones diminutas: convencer de que las bibliotecas cambian vidas y que las vidas tienen que cambiar a las bibliotecas. Su entrega a la causa alcanza el almuerzo: con ademán amable desestima una aventura por la Spanish food que probablemente ambicionaría otro americano con alma de guiri y despacha el trámite pidiendo verduras hervidas y pescado. Lo importante es hablar.

Se explaya sobre su trabajo, se reprime sobre su vida. Quizás más vinculadas de lo que parece. La familia de Pilgrim, que nació en Guyana en 1977, se instaló en Estados Unidos cuando él tenía 11 años. Poco después murió su padre, alguien que tenía una respuesta para todo: “Coge un libro”. Kerwin siguió tan a rajatabla su petición que se ha convertido en bibliotecario. “He tenido la oportunidad de hacer mi carrera de una pasión. Cuando cambias a una persona, cambias a una familia. Y las bibliotecas pueden hacerlo. Es tu mente la que puede ayudar a cambiarte”.

La primera tarea inusual que Pilgrim alentó desde la Biblioteca Pública de Brooklyn, en Nueva York, tal vez está enraizada en su propia biografía de adolescente huérfano y sin demasiados recursos. Consistía en programar iniciativas para atraer a jóvenes durante el verano —un tiempo que puede ir de lo baldío a lo peligroso si alguien dispone de mucho ocio y pocas opciones— y acercarles a la biblioteca con el anzuelo de las nuevas tecnologías.

En los últimos años ha ido más allá y ha ampliado la oferta de su institución con un programa (PowerUp!) dirigido a facilitar el acceso al mercado laboral en el que, tras vencer alguna inicial reticencia, ha implicado a todo el personal de la biblioteca de Brooklyn. Más de 3.000 personas han participado en la iniciativa, que ha permitido crear 32 empresas. “Es más fácil ir a una biblioteca a buscar trabajo que a una oficina de empleo porque no está estigmatizado. Pero no somos una oficina de empleo ni somos consejeros laborales, somos proveedores de información y de recursos útiles para la búsqueda. Tener buena información es crucial para tomar decisiones sobre tu vida”, expone. La buena sintonía entre los servicios de empleo y la biblioteca es clara. Ellos le envían a desempleados y los bibliotecarios invitan a los orientadores a dar charlas. “No somos competidores”, subraya Pilgrim.

Habla con convicción, con la fe del creyente. “Las bibliotecas tienen que cambiar de modelo, ofrecer un servicio más personalizado, one to one”, afirma. Es de suponer que la misma pasión ha invertido en las conferencias que ha impartido ante bibliotecarios en Madrid y Barcelona. Cree que una biblioteca es algo más que un gigantesco almacén de conocimiento. Que contribuyen a hacer “más competitivo” el entorno y, sobre todo, que “ayudan a construir ciudadanos”. Pero no ve a los políticos muy conscientes de ello, cuando agujerean sus presupuestos. “Hasta que la gente protesta, entonces los devuelven y aparecen como héroes”, lamenta. Tal vez si Pilgrim tuviese eco entre los gestores públicos españoles, los presupuestos culturales serían otra cosa. “Es irónico”, sentencia, “recortar fondos ahora porque la gente utiliza las bibliotecas más que nunca”.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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