La Viagra adelgaza ratones
Un trabajo asocia el sildenafilo con un cambio de la grasa blanca a parda El estudio no considera otros factores de riesgo, como el cardiovascular
El sildenafilo tiene –a través de una complicada cadena de señales- un efecto no descrito hasta ahora: en ratones, acelera el cambio de grasa blanca a grasa parda. O, lo que es lo mismo, dicho en lenguaje común: la Viagra adelgaza. Es el descubrimiento hecho en ratones por un equipo de la Universidad de Bonn, y que publica The FASEB Journal, la revista de la Federación Americana de Sociedades de Biología Experimental (FASEB por sus siglas en inglés).
Ante la epidemia mundial de obesidad, la búsqueda de alternativas terapéuticas es constante. Y si se trata de medicamentos ya conocidos, es aún mejor: ya se sabe qué efectos adversos tienen y qué precauciones hay que tomar. En el caso de este y otros medicamentos contra la disfunción eréctil. Según el Vademécum (el libro resumen de las especialidades farmacéuticas autorizadas), está contraindicado en caso de hipersensibilidad al principio activo; uso concomitante con nitratos o dadores de óxido nítrico; disfunciones cardiovasculares graves, angina inestable o insuficiencia cardiaca grave; insuficiencia hepática grave; hipotensión e historia reciente de accidente cardiovascular o infarto agudo de miocardio.
La causa de este efecto no es la quema de calorías asociada a un mayor vigor sexual. Está en el factor del sildenafilo como inhibidor del metabolismo del monofosfato cíclico de gliosina (cGMP en inglés), un mensajero molecular que transforma la grasa blanca (la mala) en parda (la buena, porque solo da energía). El proceso es toda una cadena de reacciones, según describe Alexander Pfeifer, del Insituto de Farmacología y Toxicología de la universidad alemana. El cGMP reduce la secreción de hormonas proinflamatorias que, a su vez, cambia “el semáforo de las grasas, de blancas a pardas”.
Curiosamente, los investigadores han seguido un proceso poco habitual. Según relatan, tras probar el medicamento en ratones, lo hicieron con cultivos de tejido, y vieron un proceso similar. Falta por ver si los resultados son iguales en humanos y, sobre todo, ajustar las dosis y discernir los riesgos para ver si llegará un día en que a un obeso le receten Viagra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.