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OBITUARIOS

Everett Koop, médico de una nación

Al frente de la sanidad de EE UU en la era Reagan, lideró con gran eficacia la lucha contra el sida y el tabaquismo

Carolina García
Koop en 1974, durante su etapa como cirujano infantil.
Koop en 1974, durante su etapa como cirujano infantil.W. G. INGRAM (AP)

En la década de los ochenta, con la plaga del sida recién desatada sobre EE UU, las voces más conservadoras del país intentaron imponer análisis obligatorios para la detección del sida a los homosexuales, entre otras medidas estigmatizadoras de la población gay. Pero tropezaron con Everett Koop (Nueva York, 1916), al frente entonces de la sanidad pública (surgeon general) de EE UU. Pese a haber sido nombrado sorpresivamente por Reagan a finales de 1981 por sus credenciales conservadoras (ocho meses duró el trámite de su confirmación en el cargo por el Legislativo), tuvo los arrestos de enfrentarse a sus principales valedores y alzar la voz por estos enfermos. “El silencio sobre el sida debe terminar”, declaró tajante. Este paso marcaría para siempre la figura pública de quien había empezado su carrera como pionero de la cirujía pediátrica. Koop murió el 25 de febrero a los 96 años.

Entre sus iniciativas más recordadas contra el sida están el impulso que dio desde las instancias oficiales al uso del condón y a la educación sexual. En 1988, organizó el reparto de un folleto informativo sobre la enfermedad a los 107 millones de hogares estadounidenses. Fue la campaña postal sanitaria más grande de la historia del país. Sus medidas despertaron críticas enconadas. Se le acusó de “filogay”, “de favorecer las conductas sexuales aberrantes” y de “enseñar la práctica segura de la sodomía en las escuelas públicas”. Koop no se inmutó: “Podréis odiar al mensajero, pero no el mensaje. Estamos luchando contra una enfermedad, no contra personas”, declaró. La información, no la exclusión social, era para Koop la principal arma de combate contra la epidemia.

La cruzada antisida no fue la única que libró. En 1982 publicó un informe sobre los efectos devastadores del tabaco. En él aseguraba que la adicción a la nicotina, con los riesgos asociados de cáncer y otras enfermedades, era tan peligrosa como la de la heroína. Con casi una década de adelanto sobre medidas similares tomadas en Europa, logró que se incluyeran mensajes de advertencia en los paquetes de cigarrillos. “El tabaco es el problema más importante de la sanidad estadounidense”, aseguró Koop, para alegría de un lobby que invertía cantidades ingentes de dinero en promover la carrera de los políticos que le habían aupado al cargo. Sus actuaciones fuera de todo guion convirtieron a Koop en el rostro inconfundible de la sanidad estadounidense, haciendo de él el auténtico “doctor de la nación”.

Antes de marcar un antes y un después en la política sanitaria, Koop se dedicó a la pediatría. Apenas en la treintena, se hizo cargo de la dirección del servicio de cirugía infantil del Hospital Infantil de Filadelfia. Prácticamente fundaba una especialidad: solo otros seis médicos en el país la ejercían en aquella época. Koop fue uno de los primeros médicos que se atrevió a operar a recién nacidos; sus colegas no asumían el riesgo de la anestesia, y durante sus primeros 18 meses de práctica Koop se dedicó en cuerpo y alma a controlarlo. En 1962, tras décadas de trabajo e investigación, creó la primera unidad de cuidados intensivos para neonatos, y llegó a ser famoso mundialmente por sus operaciones de separación de recién nacidos siameses.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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