Premio a los descubridores de la hormona que regula el apetito
La Fundación BBVA reconoce la revolución que supuso la leptina en los estudios sobre obesidad
La Fundación BBVA ha galardonado hoy a Douglas Coleman y Jeffrey Friedman con el premio Fronteras del Conocimiento 2012 en la categoría de Biomedicina. El químico y el médico, respectivamente, han sido premiados por su descubrimiento de la leptina, la hormona que regula el apetito, fundamental para la investigación de la obesidad.
Su hallazgo provocó, en los años noventa, un cambio en la percepción de la obesidad, que dejó de ser concebida como un fracaso personal de los que la padecían para ser considerada un desequilibrio de un proceso regulado hormonalmente. "Pasaron de ser vistos como glotones a personas con un problema genético", ha declarado Robin Lovell-Badge, investigador de Instituto Nacional para la Investigación Médica de Reino Unido y secretario del Jurado durante la presentación del fallo.
Coleman, profesor emérito del Jackson Laboratoy de Maine (EE UU), descubrió en 1969 que el apetito no era un fenómeno simplemente psicológico, sino que existía un factor fisiológico que lo regulaba y sospechó que podía ser una hormona. Demostró con ratones portadores de una mutación que les hacía engordar y los convertía en obesos. A través de los cruces genéticos sabía que se trataba de un único gen. Friedman, catedrático de la Universidad de Rockefeller de Nueva York, retomó la investigación en los años 80 para intentar concretar de qué gen se trataba. Después de ocho años consiguió aislar el gen previsto por Douglas, al que bautizó como leptina.
No es la primera vez que un jurado internacional galardona la colaboración entre los dos científicos. "Coleman estudiaba ratones obesos y diabéticos. Era un trabajo maravilloso que yo quise desarrollar cuando la tecnología, a partir de los años setenta, empezó a hacerlo posible", ha expresado Friedman en una llamada telefónica en directo durante la presentación.
Friedman ha declarado que el descubrimiento de la leptina obligó a valorar a los individuos independientemente de su peso, de la misma forma que se valora a las personas sin tener en cuenta su altura. "Hay debate a la hora de si hay que tratar o no la obesidad, pero las razones son, en muchos casos, estéticas. Hay que tratarla cuando conlleva diabetes o enfermedades cardiacas, pero haríamos más mal que bien intentando que una persona con sobrepeso pero saludable adelgace", ha explicado
La leptina da información sobre el nivel de grasa que hay en el cuerpo y, a su falta, estimula el apetito. "Cuanta más grasa corporal hay, más leptina se produce y menos apetito se siente. El objetivo final es que un individuo con mucha grasa acabe comiendo menos para que no siga engordando. Y viceversa", ha aclarado el científico, que niega, sin embargo, que se esté cerca de encontrar la píldora mágica que combata la obesidad.
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