“Puede haber riesgo para la vida de las personas”
El presidente del Colegio de Médicos de Castilla-La Mancha cree que los políticos serán responsables si ocurre una desgracia
“A las urgencias nocturnas te vienen los catarros, pero también los infartos”. Francisco Parra, presidente del Consejo Autonómico de Colegios de Médicos de Castilla-La Mancha, alerta de que el cierre de 21 centros de atención continuada en la comunidad pone en “riesgo” la vida de los vecinos de los municipios afectados. “Siempre lo hay, pero si no pones medios para que los tiempos de respuesta sean igual de rápidos que ahora, aumenta el riesgo”, explica. “Y no creo que el tiempo de respuesta vaya a mejorar”, asegura. ¿Quién será responsable ahora si ocurre una desgracia en alguno de los municipios afectados? Parra lo tiene claro: “Los políticos que han tomado esta medida. Indudablemente”.
El organismo que preside Parra pide que la financiación para la sanidad sea finalista. “Que los Presupuestos Generales de Estado establezcan las cantidades que se deben destinar a la salud y no se puedan utilizar para otras cosas”, explica. “La Sanidad tenía superávit hasta que han metido mano para financiar otras políticas. Se podría ahorrar de otras partidas que no hagan tanto daño”, denuncia.
Parra no tiene constancia de que se vayan a reforzar con más personal y medios los centros que ahora asumirán la atención de los vecinos que se quedan sin su servicio de urgencias nocturnas de referencia. “Si se contratara más gente no habría ahorro”, opina. Por lo que no cree que el Gobierno de María Dolores de Cospedal, que ha justificado el cierre alegando que es necesario reducir el gasto para la viabilidad del sistema sanitario castellanomanchego, vaya a tomar esta medida. “Pero si no se refuerza habrá sobrecarga”, alerta.
Pese a la gravedad de la medida, los colegios de médicos de la comunidad no han sido informados ni consultados sobre la decisión de cerrar desde las 15.00 y las 20.00 horas 21 puntos de atención continuada (PAC). El médico, que pasa consulta en un centro que atiende en torno a 8.000 habitantes, según dice, asegura que “es raro que en una noche no te lleguen 15 o 20 urgencias”. Su experiencia le hace desconfiar de las cifras aportadas por la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha, que ha asegurado que casi el 80 por ciento de estos servicios no atendían a más de un paciente en esos tramos horarios.
Tampoco convence a los médicos que ahora la asistencia se haga en un primer momento por teléfono. “Cada persona tiene una percepción del dolor. Un profesional tiene que ver al paciente y decidir qué hace con él. Por teléfono no es posible”, explica. “Los recursos tienen que estar ‘a pie de obra”, esgrime.
“Es verdad que la atención de una población dispersa es más cara, pero tenemos que ser solidarios”, afirma. “Por lo menos dejarles lo más básico. No es bueno quitar asistencia y además se quedan compañeros sin trabajo”, añade.
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