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Nueva York fumiga Manhattan por el brote de virus del Nilo que azota EE UU

En una semana, los casos de infectados aumentan un 40%. La ciudad no tomaba estas medidas desde el año 2000

Carolina García
Fotografía cedida por el Centro para el Control de Enfermedades
Fotografía cedida por el Centro para el Control de EnfermedadesJames Gathany (EFE)

Los últimos datos publicados por el Centro de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), en relación a la epidemia del virus del Nilo que mantiene en vilo al país en las últimas semanas, no han dejado indiferente a nadie.  En tan solo una semana, los casos de infectados en el país han aumentado un 40% . Si hace unos días el número de muertes se elevaba a 41, las últimas cifras hablan ya de 66 muertes. Más de 1.500 infectados que son la cara de un brote que de momento parece incontrolable por parte de las autoridades sanitarias.

Nueva York ha tomado medidas contra el brote. La ciudad ha programado una fumigación para mañana viernes en Manhattan, algo que no ocurría desde el 2000, justo al año siguiente de ser descubierto el primer caso estadounidense de este virus en la ciudad, según ha confirmado, vía telefónica, una portavoz del Departamento de Salud de dicha ciudad, Alexandra Waldhorn.

La mezcla se rociará en bajas concentraciones en Central Park, Clinton, Lincoln Square, el Upper West Side y sobre el valle de Manhattan"

“El Departamento de Salud lleva a cabo la vigilancia en el terreno de las poblaciones de mosquitos y del virus del Nilo Occidental, de los resultados de estos controles se determinará si es o no necesario rociar áreas específicas”, continúan desde el organismo. “Las tareas se llevarán a cabo el día 31 de agosto entre la una y las seis de la mañana, si el tiempo lo permite. La mezcla con la que hay que fumigar, compuesta de Anvil -un pesticida sintético-, se rociará en bajas concentraciones en Central Park, Clinton, Lincoln Square, el Upper West Side y sobre el valle de Manhattan”, han confirmado las autoridades en un comunicado.

Esta es la primera vez en más de una década que varias zonas de Manhattan serán tratadas contra el virus del Nilo, tan sólo Washington Heights había sido rociada en los años 2003 y 2007, según los registros de la ciudad. Normalmente otros barrios de Nueva York como Queens, el Bronx o Long Island han sido tratados en ocasiones anteriores. La última vez el pasado martes.

Esta acción por parte de las autoridades neoyorquinas tiene como finalidad matar a la población de mosquitos para prevenir la propagación del virus en la ciudad y evitar la aparición de encefalitis equina, enfermedad en la que deriva la infección en los casos más graves. A pesar de estas medidas, Nueva York no es uno de los Estados más afectados por el brote, hasta ahora13 personas han resultado infectadas y dos han fallecido.

Las personas de más de 50 años o que cuentan con un sistema inmunológico deprimido son los que tienen más probabilidades de caer enfermos.

La enfermedad del virus del Nilo Occidental normalmente se contrae por la picadura de mosquito y afecta al sistema nervioso. Sus síntomas pueden incluir fiebre alta, dolor de cabeza, rigidez en el cuello, aletargamiento, desorientación, coma, temblores, convulsiones, debilidad muscular, pérdida de la visión, entumecimiento y parálisis. La incubación del virus es de dos a 14 días y los síntomas pueden durar varias semanas o incluso puede que los efectos neurológicos lleguen a ser permanentes.

Cerca del 80% (cuatro de cada cinco) de los infectados no desarrolla síntomas y se recuperan por ellos mismos sin tratamiento. Aunque en algunos casos puede causar una patología grave o incluso la muerte. Cerca de una de cada 150 personas infectadas desarrollará síntomas graves. Las personas de más de 50 años o que cuentan con un sistema inmunológico deprimido son los que tienen más probabilidades de caer enfermos. De las 1.590 infecciones, 889 se han clasificado como patologías neuroinvasivas (meningitis, encefalitis o parálisis) mientras que el resto, 701, no registran este riesgo.

“Los datos que hemos hecho públicos hoy no son los esperados. De hecho, creemos que el número de casos seguirá creciendo hasta bien entrado octubre. No podemos predecir el total de casos en humanos que se dará este año”, informó en rueda de prensa, Lyle Petersen, directora de la división de enfermedades infecciosas del CDC. Aunque los expertos consideran que se superarán los datos anuales de 2002 y 2003, cuando se dieron 3.000 casos de infecciones en humanos y 260 muertes.

En 48 de los 50 Estados que conforman el país se han reportado casos en humanos y aves. Tan sólo Hawaii y Alaska están libres de infecciones. En 43 de ellos, por lo menos, se ha contabilizado un caso en humanos”, continúo Petersen. Este es el mayor número de casos recogido en la última semana de agosto desde la detección del virus del Nilo en 1999. Alrededor del 70% de los casos se han dado en seis Estados: Tejas, con 783 casos -el más afectado, ha doblado el número de infectados en tan solo dos semanas-; Misisipi, con 98; Dakota del Sur, con 98; Oklahoma, con 80; Luisiana, con 73, y Michigan, con 71.

El CDC y el Departamento de Salud de Nueva York recomiendan a los ciudadanos que usen cremas repelentes cuando salgan a la calle; que reparen ventanas y puertas para evitar que entren los mosquitos; que se vistan con camisas de manga larga o pantalones largos, y utilicen el aire acondicionado siempre que puedan. “Pequeñas cosas que pueden ayudar mucho. Además, no deberían beber agua del grifo en los Estados más afectados e, incluso, es recomendable tapar cualquier fuente de agua externa como mangueras, piscinas o canalizaciones de riego”, sostuvo Petersen. “También se han detectado casos en donantes de sangre, exactamente 303 casos -61 más que la semana pasada-, por lo que en las zonas donde el virus es más virulento estamos recomendando no donar, para así asegurar y proteger nuestros bancos de sangre”, finaliza.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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