Cuando la economía sumergida también ‘pincha’
Baja el tiempo y los ingresos de la actividad informal a la que recurren las personas excluidas Cruz Roja hace un llamamiento ante "la emergencia social" que se registra en España.
Peores expectativas, menos apoyos, menor esperanza y hasta menos posibilidad de ingerir proteínas. Una encuesta de Cruz Roja realizada a un millar de las personas que atiende en sus programas anticrisis (1,1 millones) revela un panorama de dificultades crecientes en muchos terrenos. La pesada factura de la crisis llega incluso a la economía sumergida: el 15,2% de los encuestados trabaja informalmente, pero cada vez menos. De las 20,8 horas semanales que dedicaban a esas tareas, por las que cobraban de media 283,20 euros al mes en diciembre de 2010 (según el sondeo realizado entonces), han bajado a 18,36 horas y 250 euros. Según el coordinador general de Cruz Roja, Antoni Bruel, la situación general "está agravándose". "Nos preocupa que no haya más apoyos para los grupos más vulnerables", asegura al tiempo que lanza un llamamiento de ayuda a ciudadanos, empresarios y organizaciones ante "la emergencia social" en España. El objetivo es atender a 300.000 personas más hasta el año que viene.
La encuesta refleja un descenso de los ingresos que perciben los ciudadanos que acuden a la institución. La media en diciembre pasado era de 496 euros al mes, frente a 528 a finales de 2010. Aumenta del 15% al 25% la proporción de quienes dicen no tener ingreso alguno y la de quienes piden ayuda para gastos de alimentación, aseo y transporte. Más de seis de cada diez encuestados (64%) está en desempleo, pero solo el 21,5% percibe prestación. Otro porcentaje similar recibe algún tipo de pensión no contributiva. De cada decena de desempleados, más de siete buscan trabajo muy activamente. Pero también solicitan ayuda en Cruz Roja personas con empleo, precario en la mayoría de los casos, a tenor de la encuesta.
La falta de ingresos repercute en los problemas de vivienda. De entrada, porque el 9,8% de los encuestados la ha perdido (el año pasado era el 6,8% de los encuestados). Más de uno de cada cinco no ha podido hacer frente a facturas domésticas, como las de la luz, el gas, el teléfono, la comunidad o la hipoteca. No obstante, la proporción de los que no llegan a fin de mes baja del 54,8% al 45,5%.
Las privaciones son notables: aumenta la proporción de quienes no pueden poner la calefacción (el 43,2%) o no pueden comer alimentos con proteínas al menos tres veces por semana (pasan del 24,8 al 26,2% ). "Esto último pone la piel de gallina y demuestra que empeora la situación de quienes ya lo están pasando mal", dice Bruel. El 17,5% no logra pagar plazos o hipoteca. Más de tres de cada cuatro se ven incapaces de hacer frente a un gasto imprevisto de 600 euros con sus propios recursos.
El estudio de Cruz Roja detecta una precarización del capital social, esto es, la red de apoyos personales. La mitad de los encuestados no tienen con quien hablar de sus problemas y solo uno de cada cinco puede contar con alguien para una ayuda económica importante. Tampoco el ocio es una alternativa: más del 90% no pisa cines, teatros o cafeterías.
El estado de ánimo empeora: aumenta la proporción de intranquilidad (la siente el 31%) y la falta de ilusión por las cosas (el 58% carece de ella). Tres de cada siete sienten angustia y uno de cada cinco ha perdido interés por su aspecto personal. También decae la atención que los afectados dan a sus problemas de salud. "Consideran más importantes los problemas de supervivencia", zanja Bruel.
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