Una foto convertida en símbolo de la esperanza

Hace casi un año, en la mañana del 20 de mayo de 2011, a dos días de las elecciones municipales y autonómicas, Jacobo Méndez salió de su casa de Valencia con la cámara de fotos preparado para todo. Era casi mediodía cuando vio gente correr con carteles hacia Correos. Salió tras ellos y comprobó cómo un grupo de jóvenes se disponía a superponer una placa con el nombre del Movimiento 15-M sobre la que indica el nombre de la plaza del Ayuntamiento. Se separó un poco y, tras conseguir un buen ángulo, disparó.

La fotografía, colgada casi inmediatamente en Twitter y descubierta a las pocas horas por EL PAÍS que la publicó al día siguiente en la portada del diario, con el título La llama prende en Valencia, se ha convertido en la primera instantánea periodística de Méndez, nacido en Madrid hace 45 años y que pasó su infancia en El Salvador.

“Me gustó ver la fotografía publicada, pero lo que más me impresionó fue la reacción de la gente, cómo esta imagen se convirtió en un símbolo de la esperanza”, asegura Méndez, cuyos trabajos hasta ahora estaban enfocados hacia la fotografía artística, aunque tuvo un buen maestro para saber mirar a su alrededor. Su padre, fotógrafo y publicista en El Salvador, salía a diario con la cámara cuando en plena contienda la guerrilla tomaba la catedral y era desalojada violentamente por la policía. De esa admiración nació su voluntad de coger la cámara y tirarse a la calle.

Para Jacobo Méndez, el Premio Ortega es una motivación para intentar iniciar un camino profesional que de momento le ha llevado a Nepal, donde tiene programado un proyecto fotográfico para difundir la labor de varias ONG en orfanatos de aquel país.