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DON DE GENTES
Columna
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Nostalgia de Gila

Qué falta nos haría la mirada del humorista para afrontar la realidad

Elvira Lindo

Visto lo visto estoy optando por tener de periódico de cabecera a El Mundo Today. Al menos, enfocan de otra manera la información religiosa: “Se le aparece Jesús y le saca unos berberechos”; la actualidad política, “Rajoy explica los recortes en Forocoches”, o la culinaria, “la Thermomix tendrá una función de deconstruir”. Y en esa visión disparatada encuentro más realidad que en la realidad deforme que a menudo emana la prensa seria, algo de lo que sabe mucho mi exjefe (siempre jefe) José Mari Izquierdo, que tiene la santa paciencia de ofrecer a diario un nutrido crisol de barbaridades, aunque la lealtad legítima hacia los suyos le lleve a omitir los disparates que decimos nosotros a veces, que también tenemos lo nuestro, a qué negarlo.

Ironizar sobre los artistas de vanguardia se ha convertido en un sacrilegio en la prensa seriota

A mí a veces me parece que tratamos infructuosamente de imitar a El Mundo Today. Por ejemplo, el titular de la entrevista semanal a Boyero: “Antony me parece un cantante extraordinario aunque sea el ídolo de Isabel Coixet”, me hizo soltar una carcajada; la misma que me provocó leer en El Mundo (el de Pedro J.) que uno de los elementos imprescindibles esta primavera para ser tan it girl como las sobrinas de Ana Belén eran unas chanclas. El notición venía con foto de chanclas incluida, por si una despistada las confundía con las insoportable manoletinas. Por su parte, en un reportaje de fondo sobre el rechazo de los españoles a la cultura, Félix de Azúa terminaba hablando de Willy Toledo, con foto del actor incluida, imagino que para que el despistado lector supiera a un primer vistazo que allí se estaba hablando de cultura. La Razón también puso en portada estos días un acontecimiento de tremendo calado: el paso semanasantero del Cristo de la Legión, acompañado de un titular memorable, algo así como, “Recuperar el honor”, imagen que asustó mucho a mis amigos juveniles, que pensaron que esta era la consecuencia directa de la llegada al poder de un Gobierno de derechas. Pobres. No saben lo que les ha gustado siempre a los modernos entonar el “soy el novio de la muerte” en esa procesión malagueña y cómo alcaldes y concejales socialistas (también comunistas) se han dado codazos por tener un sitio de honor en tales acontecimientos. Pero no crean que es fácil ser El Mundo Today. Por ejemplo, estoy convencida de que será el único diario capaz de encarar con un poquito de humor esa desaforada pasión que le ha entrado a la pequeña y alta burguesía madrileña hacia Marina Abramovic. No hay nada que le pueda gustar más a un público conservador que el hecho de que le hagan sentirse (por un rato) a la vanguardia, ni nada que le halague más a una artista de vanguardia que ser considerada como tal ejerciendo su radicalidad sobre las tablas de un teatro burgués. Tiene su chiste. Pero ironizar sobre los artistas de vanguardia se ha convertido en un sacrilegio en la prensa seriota y hay que tener cuidado con los creyentes en el arte de vanguardia: ejercen su puritanismo alternativo con una tremenda agresividad.

El sin par Beteta ha advertido a los funcionarios que, a partir de ahora, pasó a la historia el cafelete

Nos queda, al menos, El Mundo Today. Lo hacen, creo, entre dos chalados, pero tengo la esperanza de que hayan considerado que santa Marina de Abramovic se merece una de sus crónicas. Como también les sugiero que le dediquen un espacio de honor al inefable Beteta. Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones Públicas. Es ese tipo de político que habla sin filtro y que resulta tan agradecido a la hora de entrecomillar declaraciones. Beteta es una mina. Si no existiera Beteta, como dirían en el Hola, habría que inventarlo. Beteta ya dio lo suyo en la Asamblea de Madrid. Si yo hubiera dirigido entonces la sección de local habría reservado una columna solo para sus perlas. Perlas Beteta. Ahora lo haría en la sección de política nacional, si no fuera, como soy, un cero a la izquierda. La perla del sin par Beteta en esta última semana ha consistido en advertirles a los funcionarios que, a partir de ahora, no solo van a tener que trabajar más y mejor, sino que lo del cafelete y el periódico pasó a la historia. Que no están los tiempos para imágenes galdosianas. Lo de perseguir la ingestión de cafelete lo veo anti natura, porque no existe en la naturaleza un funcionario sin su cafelete. Ni en Madrid ni en Nueva York. Que prohíba las comilonas de consejeros, asesores de los consejeros o asesores de los asesores. Pero, ¿el humilde cafelete? ¿De verdad la economía española va a recuperarse si suprimimos ese estimulante que fomenta la sociabilidad? En cuanto a lo de perseguir la lectura de periódicos. Esta sí que es una idea de El Mundo Today: en un país en el que ya solo se ve a la gente leyendo los gratuitos en el metro, en el que los directores de los periódicos se pasan el día alertando sobre el inevitable hundimiento del papel y en el que los padres de los columnistas ya solo van al quiosco el día que escribe la hija, va Beteta y arremete contra una imagen que resulta a estas alturas de una anacronía casi poética. Ay, ese funcionario acodado en la barra, un cafelete en una mano, el periódico en la otra. Tres troncos (barra, periódico y cafelete) a los que aferrarse cuando es muy posible que te vuelvan a recortar el sueldo en lo que dura la ingestión de un cortado. Qué falta nos haría un Gila que le pusiera humor al infortunio.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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