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La muerte de un joven gay reabre el debate sobre la homofobia en Chile

Una pandilla golpeó brutalmente a Daniel Zamudio y marcó su cuerpo con símbolos neonazis El agredido ha permanecido grave desde el 3 de marzo Las agresiones contra homosexuales han aumentado un 34% en un año

Rocío Montes
Un hombre enciende una vela frente al hospital donde ingresaron a Daniel Zamudio.
Un hombre enciende una vela frente al hospital donde ingresaron a Daniel Zamudio.ARIEL MARINKOVIC (EFE)

“Cuídese, tengo miedo de que le pase algo”, le dijo Jacqueline Vera a su hijo el 29 de febrero. Daniel Zamudio, de 24 años, había recibido amenazas por ser homosexual y, a la salida de la discoteca que frecuentaba, había visto que pandillas neonazi esperaban a jóvenes gais para golpearlos. Las advertencias de la madre tenían fundamento: cuatro veinteañeros homofóbicos lo atacaron brutalmente tres días después en un parque del centro de Santiago. La paliza fue tan feroz que, después de tres semanas de agonía en el principal hospital de urgencias de la capital, el muchacho falleció la noche del martes, después de que se le diagnosticara la muerte cerebral.

El asesinato de Zamudio ha causado gran impacto en la sociedad chilena, que lo ha erigido como un mártir ciudadano. Durante las tres semanas en que se debatió entre la vida y la muerte, el caso despertó la indignación de las autoridades y de la gente, que a diario llegó hasta el servicio de salud con carteles y velas para apoyar a la familia del joven. En el país, el 42% de los jóvenes homosexuales reconoce haber sufrido acoso de manera frecuente, según los datos difundidos por la organización Todo Mejor, pero pocas veces han adquirido tanta notoriedad pública. De hecho, un sacerdote jesuita, Marcos Cárdenas, a través de una carta abierta que ha generado gran interés de la ciudadanía, criticó al catolicismo por la postura histórica que ha mantenido respecto de los homosexuales: “Sectores de la Iglesia poseen una posición intolerante que no comparto”.

El padre de la víctima dice que había sufrido acoso con anterioridad

Tras conocerse la noticia del fallecimiento, producto de un trauma neuroquirúrgico, trescientas personas llegaron hasta la Posta Central para expresar su rabia y tristeza. También lo hizo el vicepresidente, Rodrigo Hinzpeter, y el ministro de Salud, Jaime Mañalich. El presidente del Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), Rolando Jiménez, resumió el sentimiento del país: "No tenemos odio, tenemos sed de justicia".

Daniel Zamudio, de origen humilde, era hijo de un trabajador de la construcción y de una vendedora. Vivía en San Bernardo, una localidad sencilla del sur de Santiago que todavía conserva cierto aspecto de pueblo campesino. El joven, que terminaba sus estudios secundarios, y trabajaba como dependiente en una tienda, fue atacado por cuatro delincuentes en la madrugada del sábado 3 de marzo regresaba a su hogar después de una fiesta. En medio de la calle le dieron puñetazos y patadas en la cabeza, le fracturaron varios huesos, le golpearon con piedras, le quemaron con cigarrillos, le cortaron una oreja y con el gollete de una botella le marcaron el símbolo de la esvástica en la espalda y pecho. “A Daniel lo torturaron durante cinco a seis horas”, aseguró Jaime Silva, abogado de la familia Zamudio. Horas más tarde, por casualidad, un guardia del parque San Borja, en el centro de Santiago, lo encontró inconsciente y gravemente herido. Cinco días después de ser ingresado en el hospital logró abrir los ojos y hasta mover las manos.

El pasado 19 de marzo, sin embargo, sufrió una parada cardiorrespiratoria a causa del grave daño cerebral. Desde entonces, la familia de Daniel Zamudio ya se preparaba para su muerte.

Fotografía de Daniel Zamudio sin fechar cedida por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual.
Fotografía de Daniel Zamudio sin fechar cedida por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual.

El fiscal Ernesto Vásquez ha acusado a los cuatro sospechosos por homicidio consumado. La pena establecida para este delito es de un mínimo de 40 años de cárcel, aunque la familia de la víctima ha anunciado que pedirá la cadena perpetua. Alejandro Angulo (de 26 ños), Raúl López (25), Patricio Ahumada (25) y Fabián Mora (20) fueron identificados encarcelados pocos días después de ataque. Los tres mayores tenían antecedentes penales por hurtos, robos, ataques homófobos y xenófobos. Además se investiga su conexión con otras bandas neonazis que actúan en diferentes ciudades.

El caso de Zamudio ha reabierto el debate sobre la homofobia en Chile, donde la discriminación hacia los gais, lesbianas, bisexuales y transexuales aumentó un 34% en 2011, según la información del Movilh. La discusión se ha centrado en las responsabilidades que les cabe a los políticos, la Justicia, los legisladores, las iglesias y la ciudadanía en la formación de una sociedad que se reconoce poco tolerante hacia quienes son diferentes. De hecho, con el propósito de regular los actos discriminatorios, hace siete años el Congreso discute una ley que pretende penalizar la segregación por origen étnico, religión, creencia, estado civil, género y orientación sexual.

Sin embargo, la iniciativa ha debido enfrentar múltiples trabas, entre ellas el rechazo de algunos sectores del centro derecha que considera que abre la puerta al matrimonio homosexual. El Gobierno, tras el ataque a Zamudio, pidió que el proyecto se discutiera con urgencia. Diversos grupos de defensa de las minorías sexuales piden que se le bautice como Ley Zamudio. El Presidente Sebastián Piñera, que se encuentra de gira en Asia, apenas falleció el joven envío un mensaje a través de Twitter: “Su muerte no quedará impune y refuerza el compromiso total del gobierno contra toda discriminación arbitraria y con un país más tolerante”.

El Congreso debate
desde hace 7 años una ley contra la discriminación

La polémica por el asesinato llega en un momento en que Chile ha recibido una severa advertencia sobre el reconocimiento de derechos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en un fallo inédito para la región, condenó por discriminación hace nueve días al Estado chileno tras establecer que la justicia local discriminó a la juez Karen Atala al quitarle la custodia de sus tres hijas en mayo de 2004 por ser homosexual y vivir con su pareja.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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