La dispensación hospitalaria de heroína es más eficaz que la de metadona
Un estudio en Canadá demuestra que dar la droga reduce la delincuencia y los efectos sanitarios
La dispensación hospitalaria de heroína en lugar de la de metadona resulta coste-efectiva. El último estudio que lo ha demostrado se ha realizado en Canadá, y lo publica la revista de la Asociación Médica del país. El ahorro se consigue por el precio de la sustancia, menores ingresos hospitalarios (sobre todo, urgencias) y menores costes por procesos judiciales y actividades delictivas.
Pero no es solo una cuestión de dinero. El estudio detecta una supervivencia un año mayor entre quienes recibieron la droga en los hospitales que quienes recibieron el sustituto.
El de Canadá es junto al de Suiza, Holanda, Reino Unido, Alemania y España (Granada) uno de los programas pioneros que han ensayado el efecto de dispensar directamente la droga a los afectados en lugar de tratarlos con un sustitutivo (la metadona).
El médico Joan Carles March, director del ensayo español, destaca que en todos los emplazamientos los resultados van en la misma línea, y apuntan a un ahorro económico (en Canadá de cerca de 50.000 dólares, unos 380.000 euros), pero también a una mejor calidad de vida y una menor delincuencia. “Durante el año del ensayo de Granada, entre 2003 y 2004, se pasó de 11 incidentes delictivos al año a menos de uno”, indica March.
“Como los usuarios de opioides comenten menos crímenes y tienen menos tasa de uso de los sistemas sanitarios y de mortandad cuando están en tratamiento, los beneficios en coste y en salud atribuibles a la acetilmorfina [la heroína sintética de uso hospitalario] se deben sobre todo a su capacidad para retener a los pacientes en el ensayo durante más tiempo que la metadona”, ha dicho Aslam Anis, codirector del trabajo.
El profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública recuerda que en estos proyectos no se da heroína a todo el mundo, sino solo a voluntarios muy escogidos, que han tenido que fracasar previamente al menos dos veces en el uso de terapias sustitutorias.
Por eso, Martch cree que “no tiene sentido que este programa solo se haya hecho en Granada”. “Otras ciudades, como Barcelona, tienen una mayor tasa de usuarios de heroína inyectada y los datos de la Agencia de Salud Pública son que también hay más muertes”, afirma.
De hecho, el trabajo andaluz terminó oficialmente en 2004, y solo se mantiene con 26 personas, sin que los intentos por ampliarlo, a la luz de sus beneficios, fructificaran. March dice que se mantuvieron contactos con las autoridades de Cataluña, País Vasco, Extremadura y Baleares y con los gestores de la sala de venopunción segura (narcosala) de Madrid, pero sin resultado. “Lo lógico sería que se ofreciera un tratamiento en red, como en Alemania”, opina March. Eso sí, en Granada, quien reúne los requisitos, puede seguirse apuntando.
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