Interior suspende a mitad de año los cursos de FP del penal de Ocaña
El ministerio argumenta que el recorte de fondos les impide asumir ciclos con poca demanda 20 estudiantes se han quedado colgados y siete docentes interinos, en el paro
Cuando se enteraron de que el Ministerio del Interior había decidido eliminar a mitad de año los dos cursos de Formación Profesional que se impartían en el centro penitenciario de Ocaña I (Toledo), los alumnos se ofrecieron a renunciar a la beca mensual de 50 euros que percibían a cambio de poder terminar el año escolar. Pero no hubo manera. El ministerio aduce los recortes presupuestarios y que había muy pocos estudiantes en esos ciclos formativos —eran 20— que se ofrecían hasta ahora, a través de un convenio con la Consejería de Educación castellano manchega, en esa cárcel.
Aparte de esos 20 alumnos —a los de 1º les quedaban cuatro meses de clase y a los 2º, dos meses para terminar y, después, las prácticas—, también se han quedado colgados a mitad de curso siete profesores sin plaza fija, que han vuelto a engrosar la bolsa de interinos, es decir, al paro. Unos, porque trabajaban directamente en la cárcel, y otros, porque ya no tenían sitio en su instituto cuando regresaron los profesores funcionarios que ejercían en el penal en los ciclos de Acabados de Construcción e Instalaciones Electrotécnicas y Automáticas.
A los docentes les avisaron el día 30 de enero de la decisión y, cuando fueron a los institutos públicos de Ocaña a los que estaban adscritos (el Miguel Hernández y el Alonso de Ercilla) allí no sabían nada, relata uno de los profesores. El día 31, en una reunión entre el director de la cárcel, los profesores y los alumnos, estos propusieron no cobrar la beca de 50 euros mensuales (que en realidad aún les deben de los primeros meses) para poder terminar. “Su mosqueo era enorme”, dice el mismo docente.
Los presos se ofrecieron a no cobrar su beca a cambio de terminar el curso, cuenta un profesor
Pero la decisión estaba tomada: se intentaría que los de 2º pudieran hacer los exámenes finales y los de primero serían trasladados; de hecho algunos de ellos habían recalado en Ocaña I expresamente para hacer los cursos. “El número de alumnos es solo una excusa. Si un centro tiene durante un curso una oferta formativa no la deja a medias, se replantea para el curso siguiente. Ha pasado en alguna ocasión. Si les parecían pocos alumnos, ¿por qué pusieron en marcha los ciclos?, ¿por qué contrataron a los profesores y por qué trasladaron a presos?”, se queja uno de los profesores.
Los últimos recortes en el presupuesto de los ministerios son el motivo de que se hayan cancelado estos cursos de forma tan abrupta, a tres meses de su conclusión, impidiendo que los reclusos acaben al menos la formación ya iniciada, explica Interior. Con ese último tijeretazo, continúan, no pueden mantener cursos que son caros y a los que acuden muy pocos presos. “La capacidad es de unos 80 alumnos para los dos cursos de formación y solo había 20 acudiendo a los mismos", indica un portavoz. A los que, según su grado penitenciario, puedan salir de prisión, se estudiará la posibilidad de encontrarles plaza en algún instituto externo, aseguran desde el ministerio. Los demás no podrán seguir.
Un portavoz de la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha asegura que el programa dependía íntegramente de Interior (incluso se hacían cargo de los sueldos de los docentes), aunque ellos tramitaran el proceso y eligieran a los profesores.
La formación es un pilar básico para la reinserción, se queja el sindicato STES
El Ministerio del Interior asegura que por ahora se trata de algo excepcional que solo afecta a la prisión de Ocaña, y que no ha habido cancelación de este tipo de formación en otras prisiones.
“Es totalmente inadmisible que a estas alturas del curso se alegue falta de presupuesto”, dice el sindicato STES en un comunicado. El cierre de estos cursos, que llevaban impartiéndose en el penal de Ocaña tres años uno, y siete el otro, es “un despropósito que se ha impuesto unilateralmente sin ningún tipo negociación y sin previo aviso, llevado a cabo de un día para otro sin mostrar ningún respeto por los docentes (que dependen de la Consejería de Educación); pero sobre todo, por los presos, olvidando que la formación es, además de una fuente fundamental de enriquecimiento personal, un pilar básico para su reinserción”.
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