El albatros de cola corta resistió al tsunami
El terremoto de Japón dejó 25.000 víctimas mortales. Realmente fueron muchas más, si contabilizamos a todos los seres vivos que perdieron la vida. Entre ellos están decenas de miles de albatros, que sin embargo protagonizan una historia única de supervivencia.
Al albatros de cola corta se le dio casi por extinguido durante la década de los años cuarenta del pasado siglo. En menos de medio siglo (entre 1885 y 1930) cinco millones de ejemplares sucumbieron tras una concatenación de desgracias. Su persecución para obtener plumas, carnes y huevos y la erupción de un volcán en la isla de Torishima (al sur de Tokio), su última y principal colonia de cría mundial, llevaron a pensar que había desaparecido como especie. Como las cosas no podían ir a peor, en 1950 comenzaron a llegar buenas noticias para esta ave marina, que han culminado tras el reciente terremoto que azotó Japón el pasado mes de marzo.
A mediados del siglo pasado se empezaron a avistar de nuevo ejemplares aislados en Torishima. Según estimaciones del Agreement to Conserve Albatross and Petrels, en 2008 esta isla albergaba el 80% de las 470 parejas que sobreviven de una especie catalogada como vulnerable y que hasta la última temporada solo nidificaba en dos islas japonesas, la ya citada de Torishima y la de Minami Kojima. Ninguna de las dos fue afectada por el terremoto, pero sí las islas Midway, auténtico paraíso para la avifauna, en la que llegan a concentrarse un millón de parejas de aves marinas durante la nidificación.
Por primera vez una pareja había salido de sus cuarteles de reproducción japoneses instalándose en Hawai
Decenas de miles de ejemplares de aves marinas murieron en plena época de reproducción por la gran ola tras el terremoto
Desde noviembre de 2010, una pareja de albatros de cola corta tenía en vilo a ornitólogos de todo del mundo, especialmente a los de la asociación BirdLife International, muy implicados en su conservación. Por primera vez, una pareja había salido de sus cuarteles de reproducción japoneses y se había asentado en las islas Midway, pertenecientes a Hawai (Estados Unidos). Todo un hito para la expansión y conservación de la especie. La pareja nidificó y puso un huevo, del que salió el primer pollo nacido fuera del país asiático. De repente, llegó la gran ola provocada por el terremoto. Decenas de miles de ejemplares de aves marinas, entre ellas las de otro albatros, el de Laysan, murieron en plena época de reproducción. Los científicos se temieron lo peor con la única pareja del albatros de cola corta y, sobre todo, con su descendiente.
"No podrá sobrevivir sin, al menos, uno de sus progenitores", afirmó entonces Barry Stieglitz, director de la Reserva Nacional de Vida Salvaje de Hawai y las Islas del Pacífico. Se equivocó. BirdLife International ha confirmado que el polluelo sobrevivió al tsunami y a la desaparición de sus padres y ya ha emprendido el vuelo. Quién sabe si dentro de cinco o seis años, ya en edad de procrear, vuelva con otra pareja a Midway, el lugar que le vio nacer.
La historia feliz del tsunami relacionada con el mundo animal se podría completar con la de la foca monje de Hawai, uno de los mamíferos más amenazados del mundo, que afortunadamente tampoco se vio afectado. Sin embargo, además de albatros, petreles y otra aves marinas que en esos momentos nidificaban en varias islas del Pacífico, el tsunami también arrastró a tortugas marinas, iguanas, peces y, ya en Japón, a miles de animales domésticos, desde perros y gatos a vacas, cerdos y gallinas, que quedaron atrapados en granjas o abandonados a su suerte (mala) tras la evacuación de la zona afectada por la consecuente catástrofe nuclear de los reactores de Fukushima.
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