El sector pesquero y Sanidad aseguran que se puede consumir atún rojo sin riesgos
Las raciones recomendadas por la Comisión Europea quedan por debajo de lo que come el español medio
El sector pesquero ha reaccionado con irritación a la recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) que desaconseja el consumo de pez espada, tiburón y atún rojo en embarazadas, mujeres en periodo de lactancia y niños menores de 3 años por su alto contenido en mercurio. La ministra de Sanidad, Leire Pajín, intentó quitarle hierro al asunto y defendió que los ciudadanos pueden "consumir estos alimentos con plenas garantías", ya que la advertencia de la AESAN es "sólo un consejo para que determinadas poblaciones sean más cuidadosos en su alimentación y eviten riesgos".
Esta afirmación no ha contentado del todo a los conserveros, que se han apresurado a aclarar por medio de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas que la recomendación se refiere exclusivamente al atún rojo, que se captura en el Mediterráneo y se consume fresco. Las conservas se elaboran con atún claro, atún blanco y bonito del Norte, tres especies de túnidos tropicales fuera de sospecha, ya que proceden del Océano Pacifico, Indico y Atlántico. Juan M. Vieites, el secretario general de los conserveros defiende que el atún enlatado cumple escrupulosamente la normativa vigente sobre los niveles de mercurio tolerables y añade que los beneficios del pescado son indudables: "Nuestros productos no sólo son saludables sino que tienen importantes propiedades nutricionales. El atún claro contiene proteínas y omega 3, el gran protector del sistema cardiovascular".
Los fabricantes de potitos temen que el asunto les afecte y han especificado que la composición de sus papillas excluye atún de cualquier tipo, las acelgas y las espinacas. "Utilizamos patatas, puerros, zanahorias, judías verdes, merluza y lenguado", explican las responsables de marketing de Nestlé y Nutribén.
Álvaro Fernández, exdirector general del Instituto Español de Oceanografía, opina que no hay razón para alarmarse, ya que las raciones recomendadas por la Comisión Europea en 2008 para carne de predadores grandes quedan muy por debajo de lo que consume el español medio. Fernández se remire también a un artículo de Gerhard N. SCHrauzer publicado en la revista científica Biological Trace Element Research donde se explica que el metilmercurio de los peces tiene una bioaccesibilidad muy baja en la digestión gástrica e intestinal.
Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), no está de acuerdo con que haya que restarle importancia al asunto y aconseja extender la recomendación de AESAN a la perca y la panga, el segundo pescado más vendido en España y uno de los más utilizados para menús infantiles, porque no tiene espinas. "El año pasado analizamos 17 marcas de filetes de panga congelados y 6 de perca. Nos encontramos aportan pocas proteínas y escasos ácidos omega-3, además algunas piezas contenían pesticidas y restos de mercurio. Los contaminantes no alcanzan niveles tóxicos pero, por precaución, recomendamos limitar el consumo: para los adultos una vez a la semana y para los niños, cada quince días", declara García. El mismo estudio refleja que algunos fabricantes superan los límites permitidos de polifosfatos para mantener la jugosidad propia del pescado fresco en los congelados.
El portavoz de la FACUA, Rubén Sánchez, considera que es necesario imponer controles férreos sobre la incineración de residuos sólidos y el uso de combustibles fósiles porque aportan grandes cantidades de mercurio al medioambiente que pasan Los después a los pescados a través de su alimentación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.