Un tribunal federal anula la sentencia que obligaba a Microsoft a dividirse en dos
El expediente del 'gigante' informático se enviará a un tribunal de primera instancia para que imponga a la compañía una sanción menos gravosa
El tribunal de apelaciones ha ratificado la conclusión del magistrado según la cual el gigante de los programas informáticos usó prácticas monopólisticas.
El tribunal, de siete jueces, ha ordenado nuevas audiencias que determinarán las medidas que deben tomarse para impedir que Microsoft abuse de su hegemonía en los sistemas de operación de ordenadores.
Asimismo, el tribunal ha descalificado al juez federal Thomas Penfield Jackson para la continuación de este caso. Jackson ordenó que Microsoft se dividiera en dos compañías independientes para impedir sus prácticas monopolísticas. El Gobierno federal y 19 Estados siguen exigiendo que la compañía de Bill Gates sea troceada.
El tribunal descalifica a Jackson y obliga a que sea otro magistrado quien juzgue este caso, lo que supone una importante victoria para la empresa de Bill Gates. Según el tribunal de apelaciones, Jackson se ha comportado de manera incorrecta durante el juicio y se ha expuesto a que se considere que tiene prejuicios contra Microsoft.
"Anulamos el fallo sobre los remedios (la división de la empresa) porque el juez ha mantenido contactos no permisibles con partes ajenas, sosteniendo entrevistas secretas con miembros de los medios, y ha hecho comentarios ofensivos acerca de ejecutivos de Microsoft en declaraciones públicas, fuera del tribunal", ha indicado el dictamen del tribunal de apelaciones.
Subida en Bolsa
El valor de las acciones de Microsoft ha subido en la Bolsa de Nueva York apenas se ha conocido la decisión del tribunal de apelación, con un avance del 5,4% hasta que se ha suspendido su cotización.
El juicio contra Microsoft se inició en 1999, durante la Administración de Bill Clinton, cuando el Gobierno federal y los gobiernos de 19 estados acusaron a la empresa de prácticas monopolísticas.
El juez Jackson, encargado del caso, dictaminó el año pasado que Microsoft empleó tácticas desleales para mantener y aumentar su dominio en el mercado de programas de ordenador y para arruinar a los posibles competidores de su sistema operativo, Windows.
Como remedio para ese abuso, Jackson ordenó que Microsoft se dividiera en dos empresas: una que continuaría con la producción de Windows y otra dedicada a otras aplicaciones.
Una larga batalla judicial
The Wall Street Journal
La batalla judicial que enfrenta al Departamento de Justicia estadounidense y a Microsoft se remonta a finales de octubre de 1997. Pero a lo largo de los cuatro años de litigio los protagonistas han ido cambiando: la presidencia de Estados Unidos ha mudado de signo político, el fiscal general no es el mismo ahora que entonces y la firma más beneficiada por una hipotética condena - Netscape Communications- ya no existe como compañía independiente.
El caso Microsoft se ha dirimido en diferentes tribunales del país y con diferentes cargos contra la compañía de Bill Gates. Pero el contenido de las acusaciones del gobierno sigue siendo el mismo: que Microsoft usó su posición de dominio en el mercado de sistemas operativos para penetrar y expandirse en otras tecnologías. Y también los argumentos de la defensa de Microsoft permanecen inalterables: que no puede sobrevivir en la industria tecnológica si no tiene libertad para añadir nuevas posibilidades, como un navegador que posibilite el acceso a Internet, a sus sistemas operativos.
En 1994, Microsoft aceptó los cargos del gobierno federal que decían que había usado prácticas monopolísticas en la expansión de su sistema operativo y modificó sus contratos con los fabricantes de compatibles y eliminó algunas restricciones que pesaban sobre los productores de software. Pero entonces irrumpieron en el mercado los navegadores. Ésta nueva utilidad permitía remplazar los complicados códigos de acceso a la Red por un sistema que permitía una navegación mucho más sencilla e intuitiva. Microsoft creo su propio navegador -Intenet Explorer- y fue entonces cuando el Departamento de Justicia actúo contra el imperio de Gates.
En 1997 llegaron las acusaciones en firme contra el gigante informático: el gobierno culpaba a la marca de forzar a los fabricantes de ordenadores a utilizar su propio navegador si querían ofrecer el sistema operativo Windows 95 en sus equipos. La reacción de Microsoft no se hizo esperar y argumentó que no podía mantener su dominio en el mercado de los sistemas operativos si no era capaz de ofrecer nuevos contenidos en los mismos.
Pero el camino elegido por Microsoft sentó un desafortunado precedente para la compañía. En diciembre de 1997 el juez de distrito, Thomas Penfield Jackson ordenó a la empresa informática que dejase de imponer a los fabricantes de hardware la instalación, junto a Windows, del conflicto navegador Internet Explorer. Microsoft optó por distribuir dos sistemas operativos: el primero incluiría Explorer y el segundo no, bajo la advertencia de que "no funcionaría correctamente".
Otro importante paso en la escalada judicial protagonizada por la compañía de Gates fue la decisión tomada por el mismo tribunal de apelaciones que hoy ha decidido anular la separación de la firma. En resumen el Tribunal de Apelaciones daba la razón a Gates al considerar que la combinación de Windows y Explorer forma parte de un producto integral que Microsoft puede ofrecer siempre que haya consentimiento por la otra parte.
De todas maneras, en mayo de 1998, el panorama cambio bruscamente. El Departamento de Justicia y 20 estados (uno de ellos, Carolina del Sur, se desvinculó más tarde) demandaron de nuevo a la firma informática, pero ésta vez, fueron mucho más allá del supuesto uso abusivo de los navegadores. La acusación tenía mucho más fuerza: se denunciaba a Microsoft por el uso de practicas monopolísticas. La demanda acusaba a Microsoft de ahogar a la competencia y obligarla a modificar sus prácticas comerciales. Aparte de culparle de la guerra con Netscape, el gobierno acusó a Microsoft de boicotear el lenguaje de programación Java de Sun Microsystems y de obtener acuerdos exclusivos con proveedores de servicios y contenidos on line.
Dos nombres en un largo proceso
El proceso arroja dos nombres a tener en cuenta. David Boies, el fiscal jefe del Departamento de Justicia, que se mostró notablemente acertado en los interrogatorios a los trabajadores de la compañía. Boies enfrentó a los testigos con sus propios correos electrónicos provocando que los mismos cayesen en múltiples contradicciones . En los mismos, se hablaba de la estrategia comercial de Microsoft. Los abogados trataron de rebatir los argumentos de Boies con un resultado estéril.
El otro nombre propio es el de Bill Gates. El cofundador de Microsoft nunca acudió a declarar pero Boies hizo uso de una declaración grabada del mismo para reforzar sus argumentos. Gates dijo no recordar los mensajes electrónicos que comprometían la estrategia comercial de su empresa. La imagen de un Gates confundido y poco cooperativo con las indagaciones de Boies recorrieron todas las cadenas de televisión estadounidenses y su crédito quedo más en entredicho que nunca.
El último testigo acudió a declarar en junio de 1999 y en noviembre el juez Jackson ya estaba en disposición de determinar que Microsoft practicó "un monopolio depredador" en el mercado de los sistemas operativos.
Acuerdo frustrado
La investigación ofreció a Microsoft el aviso de que tenía que enfrentarse a más problemas: el juez Jackson hizo lo posible para que las dos partes pactaran, nombrando a un mediador, el juez del Tribunal de Apelaciones de Chicago, el conservador Richard Posner. Estos esfuerzos mediadores fallaron y el 1 de abril de 2000, el juez Posner puso fin a sus esfuerzos de mediación. Dos días después, el juez Jackson hizo públicas sus investigaciones, que establecían que Microsoft mantuvo su monopolio de los sistemas operativos a través de prácticas anticompetencia y que intentó monopolizar el mercado de los navegadores "atando" su navegador Explorer al sistema operativo Windows. En total, el juez aceptaba 23 de las 26 argumentaciones del Gobierno.
En junio de 2000, el juez Jackson ordenaba (como había solicitado el Departamento de Justicia) que Microsoft fuera dividida en dos compañías -una para los sistemas operativos y otra para los programas. Además, el juez ordenó una serie de restricciones a las prácticas comerciales de Microsoft, describiendo la conducta de la compañía como "no de fiar". Preguntado por qué aceptó el remedio propuesto por el Departamento de Justicia, Jackson contestó: "los demandantes ganaron el caso".
Una apelación, por fin
Antes de que el caso fuese apelado, las partes se vieron ante otra disyuntiva legal. Consciente de su anterior derrota en la corte de apelaciones, el Gobierno invocó una oscura provisión de la Ley Antimonopolio e intentó que el caso fuera directamente al Tribunal Supremo, cosa que Jackson apoyaba. El Alto Tribunal no aceptó el caso, asegurando que el tribunal de apelación tendría algo que decir sobre el tema. Antes de eso, el juez Jackson dio una victoria parcial a Microsoft, accediendo a suspender las restricciones comerciales impuestas a la empresa mientras el caso estuviera pendiente de apelación.
El Tribunal Federal de Apelación empezó a ocuparse del caso en febrero y desde el principio se vio que el caso se volvía a favor de Microsoft. El juez Harry Edwards cogió el toro por los cuernos diciendo que consideraba "altamente cuestionable" que existiera mercado para sistemas operativos sin navegador. Además, advertía de que no se sentía ligado a las conclusiones de la investigación del juez Jackson en ese aspecto del caso.
El tribunal también daba lo suyo al juez Jackson, considerando que sus declaraciones a la prensa tras las primeras conclusiones del juicio constituían un serio quebranto de la conducta judicial debida. Más problemático para el Gobierno fue que varios de los miembros del Tribunal atacaron el principal argumento del Departamento de Justicia, diciendo que el juez Jackson no había definido correctamente el mercado de los navegadores, algo imprescindible para un caso antimonopolio. Los jueces tenían sin embargo preguntas para los abogados de Microsoft sobre la acusación de prácticas monopolísticas para proteger el monopolio de la empresa con Windows.
La vista oral acabó después de dos días, dejando a las dos partes en situación de revisar cuatro años de batalla legal y esperando la decisión de hoy.
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