La corte muestra dudas sobre el fallo que dividió en dos a Microsoft
Microsoft parece estar ganando su batalla judicial más decisiva. El Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia se muestra escéptico ante las conclusiones del juez Thomas Penfield Jackson, que en junio pasado ordenó, tras dos años de juicio, la ruptura del gigante informático en dos compañías independientes. Las prácticas monopolísticas de Microsoft están bien documentadas, pero los abogados del Gobierno federal y de 19 Estados tienen serias dificultades para convencer al tribunal de que el único remedio para acabar con ellas sea trocear la empresa.
Si Microsoft logra mantenerse entera, se considerará victoriosa. Todas las demás sanciones resultan asumibles comparadas con ésa. Uno de los siete miembros del tribunal de Washington, el juez Douglas Ginsburg, sugirió ayer que la resolución sobre el recurso de Microsoft podría limitarse a confirmar o rechazar la parte de la sentencia anterior en que el juez Jackson consideró probado que la corporación utilizó métodos ilegales para preservar su práctico monopolio sobre los sistemas operativos de los ordenadores.
El otro aspecto de la sentencia recurrida, el referido a la partición, sería devuelto al juez Jackson para que justificara la necesidad de un castigo tan severo. Otros jueces expresaron su temor a que la ruptura de Microsoft tuviera como resultado la creación de un nuevo monopolio, por parte de una de las dos babymicrosofts; o de cualquier otra compañía.
La vista del recurso terminó ayer, tras dos jornadas en que los siete magistrados escucharon todo tipo de argumentos. Algunos, muy áridos, como el dedicado a establecer qué es exactamente un mercado en términos jurídicos. Los abogados de Microsoft se concentraron en atacar la partición, y en atribuir la dura sentencia del juez Jackson a un supuesto prejuicio contra la compañía. 'La partición supone un castigo desproporcionado y punitivo', dijo Steven Holley, uno de los miembros del equipo jurídico de la empresa. 'El aspecto más draconiano de la sentencia (la partición) fue motivado por un ilegítimo deseo de castigar a Microsoft', añadió. Para probar que el juez Jackson no fue imparcial, Holley aportó algunas declaraciones posteriores del magistrado en las que criticaba la actitud 'napoleónica' de Bill Gates y su empresa, y afirmaba que los ejecutivos de Microsoft 'se negaban a comportarse como adultos'. Se espera que el Tribunal de Apelaciones resuelva el recurso en cuestión de semanas, un par de meses como máximo.
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