Renate Reinsve: “Pasar por un periodo de oscuridad es algo universal”
Renate Reinsve, que se curtió en el teatro, iba a dejar la interpretación antes de protagonizar ‘La peor persona del mundo’. Esa película cambió el rumbo de su vida y ahora acumula nueve estrenos
A Renate Reinsve le gusta nadar en el mar gélido. No siempre ha sido así. De niña competía en natación, pero siempre en piscinas. “Se ha puesto de moda en Oslo nadar en aguas heladas y en cuanto puedo voy con mis amigos”, explica, “han abierto muchas saunas en la orilla y la gente va allí al empezar el día, a la hora de la comida o cuando acaba de trabajar”. Razona que es una forma de activar el organismo y ganar en optimismo: “En Noruega en invierno hay mucha oscuridad, solo tenemos una o dos horas de luz diurna, y esta es una forma de enfrentarse a eso: el agua helada desencadena reacciones en tu organismo, nos ayuda a mantenernos felices”. Tampoco estaba acostumbrada a ser una actriz popular. Cuando le llegó el papel que cambió su carrera, y su vida, Julie en La peor persona del mundo, iba a dejar la interpretación; pensaba dedicarse a las reformas, hacerse carpintera. De pronto obtuvo un éxito inesperado: en 2021 fue reconocida como mejor actriz en el Festival de Cannes, comenzó a ser embajadora de Louis Vuitton, fue invitada a los Oscar celebrados en 2022…
Desde entonces no ha dejado de trabajar. Ahora suma nueve proyectos pendientes de estreno en Hollywood y Europa. Va a compartir reparto con Jake Gyllenhaal (en la serie Presunto inocente); Pedro Pascal (Weapons); Lily-Rose Depp y la estrella coreana HoYeon (The Governesses), pero también va a participar en pequeñas producciones noruegas y a trabajar de nuevo con el director Joachim Trier y el guionista Eskil Vogt, la dupla creativa de La peor persona del mundo, en Sentimental Value. “Joachim tiene una forma de trabajar única, su integridad está intacta, es artístico, tiene intuición y sabe el espacio que cada uno necesita en la producción, eso hace que sus sets sean los mejores en los que he trabajado”, asegura. Comparten la visión de su medio como arte y la necesidad de contar historias pegadas a lo real, que remuevan. Porque ella viene de un mundo muy alejado del glamur asociado al cine y a las alfombras rojas. Nació hace 36 años en Solbergelva, una pequeña localidad de cerca de 6.000 habitantes a 50 minutos en coche al sureste de la capital noruega. Renate se sentía diferente allí. De niña, a través del teatro, descubrió su pulsión artística y en cuanto pudo lo dejó todo atrás para seguir su instinto.
Ha contado que el teatro fue un refugio para usted durante su infancia, que fue complicada.
Sí, lo fue. Para mí fue una forma de entender cosas de mi vida que pensaba que eran muy duras y oscuras. Una manera de entender la vida que ocurría a mi alrededor y mi reacción al encontrarme con ese entorno. Significó mucho, sigo sintiendo ese mismo amor, sigo dedicándome a lo que empecé a hacer cuando tenía nueve años y todavía lo amo tanto como entonces. Además, siento que la conexión con otras personas puede ser muy fuerte cuando llegas a ellas a través de una película o una obra de teatro. A veces no encontramos las palabras para algunas cosas que suceden en la vida, pero podemos entender algo profundamente, juntos, a través del arte. Así es para mí.
¿Por qué habla de oscuridad?, ¿tuvo problemas por ser una persona creativa, diferente?
No hablo nunca exactamente de esa parte oscura porque también involucra a otras personas. Pero creo que pasar por un periodo de oscuridad o que te sucedan cosas oscuras es algo universal.
Su abuela fue su gran apoyo, ella le descubrió el teatro. ¿Era actriz? ¿Alguien en su familia se dedicaba a un trabajo creativo?
No, toda mi familia trabajaba en el ámbito industrial, y yo sentía que era muy distinta a todos los demás. Pero mi abuela me cuidó mucho cuando era pequeña y fue ella quien me mostró el teatro, la que me llevaba a clases de piano… Quizá era la única de mi familia que amaba el arte. Ella me hizo ver que había otro mundo, fuera de ese tan práctico en el que vivía el resto de mi familia. Y eso fue muy muy importante. Hoy sigue siendo mi crítica más dura y mi mayor fan. Está presente en cada cosa que hago, siempre ha viajado para verme actuar. Si trabajaba en un teatro en el norte de Noruega, cogía un tren para ir a verme. Es una gran persona.
Dejó su casa a los 16, quería empezar de cero en Costa Rica, pero acabó en Edimburgo. ¿Por qué?
Tenía el sueño de irme a vivir fuera, a algún lugar muy lejano. Y quería trabajar con animales en Costa Rica, pero todo pasó muy rápido, tenía que irme y no tenía dinero, encontré un billete de avión por una libra y me fui a Edimburgo. En el hostel al que llegué les di pena y me dieron trabajo, estuve allí un año antes de volver a Noruega para solicitar el acceso a la escuela de teatro en Oslo. Hice muchos cursos y mientras trabajaba de niñera. Me hubiera encantado ser profesora o trabajar con niños si no hubiera sido actriz.
Pero lo logró, aunque casi tira la toalla: el día antes de que Trier la llamara había decidido dejar la actuación…
Me ofrecían películas y series con las que no me sentía bien. Supongo que soy un poco idealista en mi manera de entender la interpretación, en cómo creo que deben ser hechas las películas y cómo quiero actuar. En teatro sí que tenía mucho trabajo, y de calidad. La escena teatral en Noruega es muy progresista, busca traspasar muchos límites. Pero trabajas muchísimo y casi no ganas dinero, los salarios no han subido en 40 años. Decidí dejarlo por estos motivos y como había renovado mi casa el año anterior y me había gustado ese trabajo, tomé una decisión práctica: dejar el mundo de los pensamientos y la filosofía en el que había vivido y hacer algo muy concreto. Pero me llamó Joachim y vi que era mi proyecto soñado, porque pensamos igual.
Ahora va a trabajar de nuevo con él en Sentimental Value. ¿Sienten una presión añadida después del éxito de su última colaboración?
Joachim y Eskil sintieron un poco de presión al empezar a escribir esta nueva película justo tras los Oscar, y yo también. Pero hay que dejarse llevar, cuando tienes un éxito tienes que aprender a dejarlo ir y empezar de cero, sumergirte en el nuevo proyecto con el mismo amor y curiosidad y aceptar que, por supuesto, puedes fracasar. Pero lo que realmente importa es por qué lo haces, lo fascinante del proceso y su carácter colectivo.
¿Le costó lidiar con esa fama repentina que le llegó en 2021?
Yo recibí amabilidad y cariño. Oyes historias sobre gente famosa que es perseguida, o de la que dicen algo malo. Pero conmigo todo el mundo ha sido amable. En Noruega hablamos del Tall Poppy Syndrome [síndrome de alta exposición], si sobresales sobre el resto te cortan y te dicen baja con nosotros. Aquí no importa la fama, y estoy feliz de que sea así. Sigo viviendo en Oslo porque quiero mantener los pies en la tierra, aquí están mis amigos, que son mi familia. Tienes que saber separar. Porque un día te maquillan y estás increíble, pero en mi trabajo yo quiero explorar la fealdad del ser humano, el desorden de cómo nos relacionamos con los otros, la realidad. Y luego está este otro espectro en el que te muestras increíble y parece que tu vida es perfecta. Entiendo que viene con el trabajo, pero tienes que saber separar bien esas cosas. No tienes que dejarte engañar por tus propias fotografías en una revista.
Pese a ese afán por mantenerse pegada a lo cotidiano y a que siguen gustándole las reparaciones (en verano se compró una casa y dice que le encanta pasar tiempo cuidando el jardín y arreglando desperfectos), Reinsve ha captado la atención de la industria de la moda. Su primer contacto con Louis Vuitton fue fruto de la casualidad. “Me dijeron que Léa Seydoux les había dicho: ‘Tenéis que llamar a esta chica noruega’ y yo me eché a llorar, soy una gran admiradora suya. No podía creerme que hubiera hablado de mí, que conociera mi nombre. Me reuní con ellos y me encantó, siento que quieren construir una familia, que sea un lugar seguro, donde puedas ser tú misma y estar orgullosa de lo que haces”, explica. Seydoux no es la única actriz conocida que se ha fijado en sus dotes interpretativas: Isabelle Huppert, tras verla en una obra de teatro de Robert Wilson en 2017 en Oslo, le dijo a Joachim Trier que tenía que darle un papel en una de sus películas, y él le contó que ya le estaba escribiendo uno, el de Julie en La peor persona del mundo.
¿Ha encontrado más apoyos que rivalidades dentro de la industria?
Sí, siento que en los últimos 10 años todo ha cambiado, no te ven como una amenaza, sino que la gente se siente feliz cuando ve que alguien tiene éxito. Y quieren hablar con esa gente, escuchar sus pensamientos y conocer sus procesos. Acabo de ver May December, con Julianne Moore y Natalie Portman, que es increíble, sientes la oscuridad de la película, pero también que ellas se divirtieron trabajando juntas esa oscuridad. Te alegras de que eso exista, de que la gente se siga divirtiendo y haciendo cosas raras.
¿Es importante utilizar las películas para abrir nuevas conversaciones? Julie, por ejemplo, no quería ser madre, y se habló mucho de ese tema.
Esa película cambió mi forma de ver las cosas en muchos sentidos. Me hizo reflexionar sobre mí misma y moví muchas piezas de mi vida después de hacerla. Yo siempre había querido tener hijos y tuve al mío mientras la rodaba, pero tuve muchas conversaciones y entiendo a la gente que está en esa posición de no querer tener hijos y siento mucha empatía.
¿Qué tipo de proyectos quiere hacer en el futuro? Ahora muchas actrices están explorando la producción o la dirección.
Es algo a lo que le estoy dando vueltas y conforme voy conociendo mejor la industria y cómo funciona la producción voy teniendo más y más ideas y quiero hacerlo. Pero se necesita mucho tiempo para ser bueno en algo. Soy humilde y lo respeto mucho, así que lo haré con cuidado. Pero no dejo de pensar en ello.
¿Le gustaría trabajar en España?
Desde luego, me encantaría, porque me gustan sus películas, su arquitectura, el arte… Siento que es crudo y salvaje, y me encantaría trabajar allí. Sé que suena muy dramático, pero cuando fui a Barcelona y vi la Sagrada Familia me puse a llorar ante la idea de que alguien hubiera creado un edificio público tan salvaje, lleno de imaginación y tan loco y tan diferente de todo lo que había visto.
¿Ha tenido en algún momento miedo de ser una actriz de un solo éxito?
No, porque aunque solo hubiera tenido un éxito estaría agradecida. Nunca esperé que me ocurriera algo así. Hubiera estado bien si solo se hubiera tratado de suerte, lo habría aceptado, pero estoy feliz de haber podido trabajar en más proyectos y cruzo los dedos para que salgan muchos más.
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