‘Eyes Wide Shut’: sexo por Navidad
Stanley Kubrick buscó a un matrimonio real para ‘Eyes Wide Shut’, una pareja que abre la caja de Pandora del deseo fuera de la cama común.
Eyes Wide Shut es una extraña película navideña. La trama ocurre en Nueva York y su fotografía refleja la luz de esos días del año y sus extraordinarios matices. Un ambiente rojo y dorado champán en el que la euforia festiva suele dar pie a imprevistas tormentas emocionales. En el caso de este filme, sexuales. Las entregas recientes del fantástico ‘podcast’ You Must Remember This, dedicado a los entresijos de Hollywood, han girado alrededor de la última película de Stanley Kubrick como parte de una larga serie, cuya autora, Karina Longworth, lleva dedicando al cine erótico de Hollywood de los años ochenta y noventa. Eyes Wide Shut representa el colofón perfecto. Estrenada en 1999, todos los que escribíamos de cine en aquellos años recordamos, como recordamos el efecto 2000, el bombardeo de rumores que rodearon a la película desde el momento en que se anunció que el matrimonio protagonista estaba formado por la pareja de moda de la época, Tom Cruise y Nicole Kidman.
Kubrick llevaba tiempo buscando a un matrimonio real para interpretar los dos papeles principales, una pareja perfecta que abre la caja de Pandora del deseo fuera de la cama común. Como cuenta You Must Remember This, Cruise era entonces una estrella planetaria que, decían los chismosos, se había casado con la emergente actriz australiana para ocultar su homosexualidad. También se hablaba de la bisexualidad de ella. Todo perfecto para apuntalar el morbo de una película que catapultó la carrera de Kidman y dejó a Cruise con un amargo balance.
La secuencia central de la película es una orgía cuyo estilizado erotismo de pechos perfectos a lo Helmut Newton dividió a los espectadores. Con los años se ha sabido que la voz de la misteriosa enmascarada desnuda es la de Cate Blanchett. Algo que conecta Eyes Wide Shut con otra película sobre sexo y poder, la reciente Tár. Su director, Todd Field, interpreta en la película de Kubrick al pianista que introduce a Cruise en la secreta orgía, una fantasía erótica crepuscular que rozaba el ridículo y que casi se puede leer como el fin del sexo para la generación de la liberación sexual.
La sensación de vergüenza ajena que provocaba esta bacanal no parecía, con todo, casual; formaba parte de todo lo que rodea al personaje de Tom Cruise y, como dice un amigo mío, tal vez lo que Kubrick quería decir en Eyes Wide Shut es que en la vida, como en la película, el marido siempre es un mal actor.
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